¿Cómo le va, lector, cómo anda? Sí, ya sé, todos los sábados le hago la misma pregunta. Bueno, pero eso tiene sentido, ya que no espero que usted siempre dé la misma respuesta. Supongo que algunos sábados usted andará magnífico, y otros, no tanto.
Sabemos que eso depende de una serie de factores que podríamos explicar o no, pero mejor que no, porque, en el fondo de nuestros corazoncitos y cabecitas, está claro que “lo único certero es la incertidumbre, que es un modo de decir, en tono lacaniano, que “la única verdad es la realidad”.
¿Será el lacanismo el equivalente psicoanalítico del peronismo? ¿Podrían decir los lacanianos “para un neurótico no hay nada mejor que Otro (con mayúsculas)”? ¿O “primero la patria, después el movimiento, y por último los sujetos o “el año 2000 nos encontrará simbióticos o liberados”?
Vaya uno a saberlo, o a “supuesto saberlo”, como dicen, nuevamente, los lacanianos. Pero disculpe el lector esta digresión... quizá se trate de que estamos esta semana un poco resistentes, nos falta un poco de análisis, o es posible que, en términos lacanianos otra vez, hayamos vivido el domingo pasado un “acontecimiento”, y en términos de mi vecina de enfrente, también.
Quiero decir, el domingo pasado votamos, y eso, bueno, nos provoca cosas..., no somos lo mismos después de haber introducido nuestro sobre en la urna (“Plis, no se entienda esta imagen como un ‘doble sentido’, nosotros no estamos en ésa.,.. ahora si lo quieren entender como un triple, quíntuple o múltiple sentido, siéntase el lector totalmente libre de hacerlo.)
Uno vota, y ya no es el mismo.
Porque, luego de “un largo y sinuoso escrutinio”, uno se entera de que el candidato más votado a gobernador en la provincia de BS. AS. es del PRO. O sea, un partido que, al decir del teleprompter de su propio fundador, sostiene las ideas liberales. O sea, el mercado.
O sea, “arréglenselas como puedan”, o sea “una lucha militante y consecuente, por una desigualdad más justa”.
Uno se los imagina gobernando, al son de “cambiemos para que todo siga igual, o peor”, con un estilo que le daría envidia al propio Lampedusa (el autor de El gatopardo, aquel de “cambiar algo para que nada cambie”).
Se imagina los planes “Conectar desigualdad” (cada uno tiene el derecho de acceder a la computadora que pueda comprarse); PRO.GRES.AR. (o sea, que los progres se ocupen de los pobres, nosotros de los ricos); PRO.CRE.AR. (o sea, estimular que cada uno tenga todos los hijos que pueda, así hay más mano de obra barata o, si quieren darle un tono más humano, más posibles consumidores), y finalmente, como alguna vez dijimos en el chiste de tapa de este mismo diario, la Asignación Universal por Garca, que seguramente será aumentada una o dos veces por año, según lo decida el juez Griesa, futuro Presidente Honorario de la Corte Suprema, o algo así.
Nadie dice que estas cosas vayan realmente a suceder, ni siquiera nos imaginamos que este partido vaya a gobernar el país, pero lograron cerca del 30% de los votos en la provincia de Buenos Aires. Asusta.
Porque además, en el medio, están las inundaciones. Y uno escucha por ahí que algo tiene que ver el mercado, y esa costumbre de “construir donde se nos canta” y si el río pasaba por ahí, bueno, ahora que pase por donde pueda”, una especie de “economia fluvial de mercado” .
Entonces, después escucha que “los que sostienen la teoría de mercado” ofrecen su solidaridad
a los inundados Y uno no puede dejar de acordarse del 2001, cuando después de, en nombre del mercado, llevarse todo lo que pudieron, en España crearon la consigna “Argentina nos duele”.
Y sin embargo, los votan.
Y después, se preocupan. Es como decía mi amigo José, allá en España: “Con esta crisis se ha demostrado la declinación final, irremediable, irreversible y definitiva del neoliberalismo”.
Y yo le pregunto: ¿Y entonces qué van a hacer?” y él: “Bueno, le vamos a dar otra oportunidad”.
Luego, como lo vi mal, le dije: “José, ánimo, que ustedes ya tuvieron crisis iguales o peores..., fíjense cómo hicieron otra vez, y simplemente hagan lo mismo” y él: “Mira, Rudy,
la última vez lo que hicimos fue mandar tres carabelas a Occidente. ¿Te parece que volverá a funcionar?”.
Porque así funciona el mercado, necesita descubrir nuevos continentes a cada rato, para poder rapiñarlos primero, y luego venderles todo lo que no necesitaban. Esa es también la diferencia entre los países dependientes y los independientes. Los países independientes venden lo que les sobra y compran lo que les falta; los dependientes venden lo que les falta y compran lo que les sobra. Aunque hoy en día hablar de “países independientes” puede ser una utopía.
Volviendo a la pregunta con la que iniciamos esta nota, por ahí la pregunta de estos tiempos no sea “¿Cómo anda?”. Quizás eso sea vintage, y lo fashion sea “¿A cuánto estás?”.
La moda, el último grito, es preguntarles a los amigos por su cotización, si andan en alza o en baja.
Y las nuevas terapias no deberían valorar lo que uno siente, ni lo que uno piensa, sino lo que uno hace, las acciones: Tus acciones suben, valés más, bajan, valés menos. Un amigo me falló, lo vendo; Una mujer/hombre me gusta más que antes, lo/a compro, antes de que se dé cuenta, y suba.
Ese mismo terapeuta me diría a mí que, por ser hijo único, sufrí un “trauma infantil de mercado”, ya que mis padres no me introdujeron al saludable mundo de la competencia, al no tener hermanos.
¿Horrible, verdad? Lector, la palabra horrible, poco tiene que ver con el mercado.
Y hay quienes hablan de que “la economía debería manejar la política”. Pero ¿de qué economía hablan? Porque así como el psicoanálisis, cuando dice cualquier palabra, se refiere a eso mismo, “pero inconsciente”, estos “Gurúes” se olvidan de agregarle, a lo que dicen, “el circunstancial de mercado” que tienen presente más o menos conscientemente cada vez que abren la boca.
Cuando dicen “economía” quieren decir “mercado” y cuando dicen “sexo”, también.
¿Por qué no lo dicen abiertamente? Ellos mismos lo explican cuando aclaran que se trata de “la mano invisible” del mercado, que, dicho sea de paso, trata de volvernos invisibles a nosotros, las personas, para que seamos “numeritos que consumen” a los que cariñosamente llaman “clientes”.
De eso, lector, trata de este suplemento, por supuesto, en el estilo SátiraI12, o sea, con chistes. Y no se confunda, sigue siendo “Sátira/12”, si alguien trata de vendérselo a “/15”, o sea “Sátira/blue”, rechácelo.
Hasta el próximo sábado.