Viernes, 13 de noviembre de 2009 | Hoy
PD
cartas a [email protected]
No me convence el argumento de que no hay nada natural en la naturaleza. En realidad, cuando así razonamos suponemos un determinado concepto de la naturaleza, de la cultura, y de la relación entre ambas. Me explico. Suponemos que “naturaleza” implica “destino”, fijeza, determinación. Es una concepción “tradicional”, antigua, decimonónica de la naturaleza. Esto por un lado. Por otro, suponemos una oposición entre naturaleza y cultura, que es hija directa del dualismo cartesiano-moderno entre lo pensante y lo extenso, lo indeterminado y libre del “pensar” y lo absolutamente determinado y causal de lo “extenso” (sujeto a la ley de la inercia). Hoy sabemos que la “naturaleza” es flexible, creadora, caótica tanto como organizada, mutagénica, múltiple, exploratoria, juguetona, variable, histórica. Pero hay más: decir que nada es natural en la sexualidad, ni en el género, es dejarles la naturaleza a quienes creen que lo “natural” es la diferencia evidente en los aparatos genitales femenino y masculino. ¿Y por qué el pensar, el querer, el fantasear, el amar, el imaginar, el desear no serían igualmente “naturales”, aunque sólo humanos? ¿Por qué la enorme, inapresable variabilidad de las posibles conductas, orientaciones, preferencias, exploraciones, variaciones humanas, no serían nuestra “forma natural de ser”? ¿Por qué identificar naturaleza con determinación? Por último: decir que “todo es cultura” viene a ser lo mismo que decir que “todo es naturaleza”. Desde un extremo o desde el otro en lo que se cae es en la oposición de ambas. Ni siquiera sé si hoy sigue teniendo sentido, ya no la oposición sino la diferencia entre una cosa y la otra. ¿Es el cambio climático algo “natural” o “cultural”? Ambas cosas y ninguna en especial. Quizá tengamos que dejar de aceptar que se discutan estos temas según ese par categorial, en esos términos. En todo caso: prefiero pensar, sentir y decir que todo lo que SOY expresa es natural. Jugoso, fresco, fecundo, y también, claro, mortal, transitorio. ¿Por qué no dar la pelea por la “naturalidad” de todo esto? Lo último: muchas veces escribí a Página/12 y jamás, jamás recibí siquiera una respuesta (no hablemos ya de que lo escrito salga a la luz pública, no pretendo tanto esta vez). ¡Y uno escribe para dialogar! ¿Alguien leerá estas pocas líneas y me contestará? Muy cordiales saludos y ¡celebro el Soy! Como “heterosexual” que —hasta ahora— vengo siendo.
Me pregunto...
¿No había MUJERES en la marcha del Orgullo Gay?
¿No había MAMAS LESBIANAS con sus hijxs en la Marcha del Orgullo Gay?
¿No había chicxs que NO respondieran al modelo “LINDXS Y DIVERTIDXS” en la Marcha del Orgullo Gay?
¿No había travestis que NO quisieran parecer una vedette en la Marcha del Orgullo Gay?
¿Por qué Página/12 ilustra la nota del domingo 8 de noviembre sobre la Marcha del Orgullo Gay sólo con fotos de travestis desinhibidos y chicos gay cool y lindos?
¿Las fotos muestran la diversidad de la que habla el texto?
Lástima que las imágenes y las palabras vayan por caminos tan separados.
Las mujeres siguen invisibles; lo peor de todo, en el lugar menos esperado.
Me dispongo a escribir este mail con un solo objetivo: felicitar a la comunidad homosexual a la cual pertenezco por los avances logrados en todos estos años de luchas y encierros injustos. Y me propongo no polemizar sino tan sólo advertir lo que a mi parecer es un error: recordaba las largas luchas por derechos civiles de la comunidad negra en Estados Unidos, de la comunidad kurda en Turquía, de la comunidad palestina en los territorios ocupados. Y aunque todas esas causas distan mucho de ser correspondidas en igualdad a la nuestra, siento que hay una sutil diferencia de la que deberíamos aprender para no alarmar a la “chusma”. Pienso que no hay que mostrar tanta “teta y culo” o “tanta pluma” para defender nuestros derechos. Entiendo que muchos de nosotros, sobre todo los que tienen mayor edad, estuvieron muchísimos años condicionados por la sociedad que con un dedo acusador marcaba la “desviación” de la cual éramos víctimas. Y comprendo que hay que mostrar lo que somos. Hay que mostrar el orgulloso orgullo de ser como somos. Pero de este modo sólo le damos una nota de color a la prensa amarilla o a la “gente bien” de los barrios acomodados de la Capital Federal. Homosexuales son todos los que están ahí y también los que no están. Homosexual es aquel que trabaja ocultando su condición sexual por miedo a que lo echen de su trabajo. Homosexual es también aquel que tiene miedo de contarle a su familia que es gay o lesbiana porque sabe que puede ser el detonante para el caos. Homosexual es también aquel que trabaja con su cuerpo porque no encuentra la manera de que se respete su propia identidad de género que, me permito insistir, no es necesariamente la adquirida con el sexo al nacer. Homosexuales hay muchos. Pero me parece que tenemos que cambiar el método. Así, actuando como actuamos, pienso que sólo vamos a salir en algún bloque en algún programa bizarro de la tarde donde, entre risas, lo interesante de la nota no va a ser el pedido por el matrimonio homosexual, la igualdad de condiciones para la adopción, la posibilidad de asistir a nuestras parejas en su lecho de muerto, la obra social, la herencia, etc., sino todo lo contrario, lo interesante para la sociedad de hoy no es el debate amplio que se está dando en el Congreso de la Nación (y que ningún medio masivo de comunicación muestra) por el matrimonio homosexual. O si no hagan y acompáñenme en un simple ejercicio: imagínense a la “Reina Madre de la Televisión”, Mirtha Legrand, hablando de la marcha, escandalizada. ¿Hay que seguir dándole motivos a esta mujer para que ella y su séquito de ignorantes que nos ven como una desviación de lo normal nos nieguen nuestros derechos? Yo espero que no. Celebro la diversidad. Celebro que me gusten los hombres. Celebro la Marcha del Orgullo. Sólo pido no darle otro motivo a la derecha fascistoide para que nos sigan negando con el derecho lo que ganamos con los hechos.
Gracias.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.