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Viernes, 28 de mayo de 2010

A LA VISTA

Peor que la cárcel

Emilce Lobo tiene 32 años y está detenida en el Instituto Correccional de Mujeres Unidad 3 de Ezeiza desde hace tres meses (lleva más de un año sin condena firme). Emilce se comunicó con este suplemento para denunciar la situación que ella y sus nueve compañeras del pabellón trans están atravesando y que las llevó a empezar una huelga de hambre la semana pasada. Vale la pena atender a su testimonio, que sin duda representa el de muchxs condenadxs en todo el país.

“Quiero denunciar públicamente al Director General de Penitenciarios a nivel nacional, Alejandro Marambio, por discriminación. Mi caso, y el de nueve chicas transgénero que estábamos en el penal de Marcos Paz y nos trasladaron a Ezeiza, llegó a un límite insostenible y desesperante. Estamos apartadas por género en condiciones inhumanas, cuando lo que sucede en Marcos Paz y en el penal de Florencia Varela es que existe un Pabellón de homosexuales, donde la convivencia es armónica. Eso es lo que estamos pidiendo desde el mes de febrero, pero contamos con la indiferencia de las autoridades. Pedimos estar todos los homosexuales en el mismo pabellón, más allá de quien sea transgénero, tenga prótesis, sea homosexual travestido, o lo que quiera ser.

En el Pabellón de homosexuales están de acuerdo con este pedido, y más allá de que no nos permiten el contacto, tenemos conocimiento de su apoyo.

Cada semana, se acerca una persona de parte de la Dirección Nacional, el Sr. Carlos Marchesi, para solucionar nuestros ‘problemas de convivencia’, que por supuesto no son eso sino un reclamo justo. Marchesi nunca trajo una solución, escucha las penurias que estamos viviendo y se va sin ofrecernos nada.

Todas somos portadoras de HIV y si bien recibimos la medicación, vivimos en condiciones de higiene y salubridad pésimas, convivimos diez personas en celdas de castigo, de manera que son muy pequeñas, contamos con un solo baño y las paredes están llenas de humedad, lo que promueve un foco infeccioso permanente. No sólo recibimos torturas verbales por parte del servicio penitenciario, solo por ser diferentes, sino que somos ‘estudiadas y evaluadas’ según los dichos del Sr. Marchesi. Yo me pregunto qué es lo que evalúan, nosotras no tenemos nada que ocultar ni representamos un peligro para otros internos. Por otra parte, no contamos con ninguna actividad recreativa, solamente tenemos un patio de 6 x 6 y las horas de estudio que nos corresponden, que son 4 por día, fueron reducidas a media hora, solamente tres veces por semana. Cuando intentamos denunciar nuestra situación, hacer una denuncia formal ante el Inadi y la Procuración Penitenciaria, no permitieron que ellos ingresen para constatar lo que contamos.

¿Por qué tanta discriminación? ¿Por qué cuando llamamos a nuestros juzgados nos ignoran? ¿No debería la Justicia ocuparse de velar por nuestro cuidado mientras cumplimos la condena, además de juzgarnos?

Acá se nos trata por trans cuando les conviene: si nos mandan una encomienda con tintura y maquillaje, no me la entregan ‘porque sos un hombre’. Pero cuando pedimos este cambio de alojamiento, nos dicen ‘no, porque son transgénero’.

Por todo esto es que empezamos una huelga de hambre el día miércoles 19 de mayo y la vamos a sostener hasta que la situación se revierta. Todo el Pabellón de homosexuales entró en esta huelga. Personalmente prefiero exponerme al riesgo de empeorar mi salud que seguir en esta situación inhumana.”

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