Viernes, 24 de septiembre de 2010 | Hoy
LUX VA AL II ENCUENTRO DE COMUNICACIONES, GENERO Y SEXUALIDADES
Tan activx, nuestrx cronista, que parece una activista. En busca de aventuras, atravesó calles cortadas por estudiantes en Capital y se trasladó en auto robado a La Plata, donde se encontró con ambientes caldeados. Fue todo oídos a las voces trans que, sin prisa pero sin pausa, se están haciendo oír ahora que la ley de identidad de género parece estar primera en la agenda de las políticas Glttbi.
El novio de la tía Enriqueta se quedó dormido en el sofá después de la panzada de ravioles caseros, y dejó las llaves del auto sobre la mesa. Craso error, diría él mismo, pero tarde. Calzas, tacos, pupera, anteojos, todo y mucho más, me lo tiré encima no sin antes llamar a Mía, mi amiga cross, para que me ayudara un poco a hacer de Telma y Louise. Agarré la calle por mi cuenta. Bueno, es una forma de decir, porque los chongos adolescentes más lindos y combativos que estos ojos vieron en toda su vida útil (ahora incluyen bifocales por presbicia o prepucio, según como se mire) estaban cortando la calle, puteando a Macri, ausente. Y exigiendo una educación digna, ausente también. Con tanto ausente, yo me pregunto: ¿será que por fin nos vamos a quedar libres? Bueno, los pendejos, en todo sentido, me hicieron desviar. Luego de un poco de marcha agarramos la 9 de Julio, subimos la autopista y hasta la Facultad de Periodismo de La Plata no paramos. “¡Ahí está la Marlene!”, gritó Mía, fanática de la directora de El Teje. El aula donde se dictaba el taller al que por lo visto estábamos asistiendo estaba llena de estudiantes. Diana Sacayán, primera fila, esperando atenta la intervención de Mauro Cabral. En los pasillos contiguos, el Centro Cultural Néstor Perlongher brillaba con una muestra de arte, con trabajos de Lisa Kerner, Martín Galle, Celina Carelli, Sebastián Fraisse y otros artistas muy queer ellxs. Entramos justo cuando Mauro explicaba a los presentes el rol normalizador del Estado y concientizó a los jóvenes periodistas de que el género es una variable que nos atraviesa a todxs, no sólo nosotrxs lxs trans que lo construimos, a diferencia del resto que se adapta a lo que les es dado. “¿Qué hacemos acá?”, le pregunté a Mía. “Se suponía que mi rol en este suplemento era traer sexo desenfrenado y obturar el ingreso en ella de ninguna reflexión inteligente”, lancé al mejor estilo Telma. Mía me escupió. Un gargajo en cada lente. Resulta que la Mía está perdida de amor por Mauro y yo, que puse mi otra mejilla para más gargajos, ahora me tomo revancha y la mando al frente. Que se sepa. “¿Cómo que esto no es sexo?”, me seguía escupiendo al pronunciar la x. Justo Marlene salió a fumar, y yo atrás. La diosa se quedó mirando el altar para Mimicha, obra de Gonzalo Giacchino que recuerda a la trava amiga, compañera de lucha que se fue hace poco. Aproveché para acercarme tímidamente, enamoradx yo ahora y de su fina estampa. Me ofreció un cigarrillo, un chicle, y cuando empecé a hablar me ofreció una torta frita. Se quedó mirando el atardecer. “¿Vamos a Mamichula?”, me preguntó después del cuarto cigarrillo en silencio a lo que yo no me quedé atrás con un “Ogvio”. “Es un lugar de encuentro que los chicos de periodismo inauguraron hace poco. Te invito a ir, pero no te creas que me conquistaste, tesorx, yo tengo novio, que si bien es súper abierto y tenemos una pareja moderna, no significa que no esté satisfecha.” “¿Y mañana?”, pregunté yo, dispuestx a rebotar como pelotita lanzada por Navratilova. “Mañana este encuentro sigue y vas a ver lo que es bueno”, me dijo. Dicho y hecho, si con la alocución de Mauro se habían abierto las cachas mentales sobre de qué hablamos cuando hablamos de identidad, transexualidad y género, al día siguiente se cumplió con creces aquello que Marlene me había adelantado en esta reunión de expertos: “Va a ser pesada, me temo, porque lograr que se escuche la voz trans en una mesa triunfalista después de la ley de matrimonio igualitario va a costarme un par de parchazos”. Me le puse adelante como un soldado heroico. Convoco ahora a patriotxs voluntarios que quieran sacarme las flechas que tengo clavadas.
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