Vie 05.11.2010
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ENTREVISTA

Cantando los ’40

Cantan de mujer a mujer recuperando canciones de tiempos de ñaupa, se autodenominan Taradas y se sienten orgullosas de demostrar que lo son en el escenario. Paula Maffía, Lucy Patené, Meli Muñiz y Lucía Martínez tratan de explicar la filosofía de la taradez mientras le dan voz a la pasión de nuestras abuelas y tatarabuelas.

› Por Paula Jiménez

–¿Cuándo y cómo se formó esta banda?

Paula Maffía: –Nos juntamos a partir de una idea que tuvimos con Lucía Patané de armar una banda de covers de una música que nos gusta mucho, que es todo un repertorio más que de género, de época, que es quizá la particularidad de Las Taradas. La banda empezó en febrero de este año y se fue armando en capas. La formación todavía está mutante. Carla Nicastro, por ejemplo, se va de viaje y volverá la percusionista anterior, después las tendremos a las dos. La intención es que seamos 5 o 6. Fuimos sumando a Lu en el contrabajo, a Carla en el clarinete, a Mel en la percusión y desde febrero no paramos.

–¿Un género en particular?

–En vez de abarcar tal género, abarcamos tal y tal época, todo lo que entra entre fines de los ’30 hasta comienzos de los ’60. Tratamos de preservar esa sonoridad original y la intención de esa época.

No paran de ensayar y no paran de tocar...

P. M.: –En realidad fue una banda que iba a ser casi en broma y salió una fecha y decidimos aceptarla sin haber ensayado el repertorio demasiado.

–¿Por qué Las Taradas?, ¿es una ironía?

Lucy Patané: –No es una ironía.

Paula Maffía: –O lo es, quizá. Tenemos un sustento filosófico detrás. Sentimos que todas las personas en el mundo tienen una tarada adentro. Y que está en todos nosotros, varones, mujeres, intersexuales, abrazar esa taradez que tenemos adentro. Creo que tarada no se hace, se nace.

Lucía Martínez: –La taradez es algo que emana, una forma de ser, algo que uno no controla. Si yo quiero estar relajada, o pensar cómo no hacer el ridículo y no lo puedo evitar, parezco más tarada.

P. M.: –Tenés que presenciar vos misma la taradez. ¿Sentís esta taradez? (a la periodista).

–Bueno, siento la mía... con eso me alcanza. O sea, que más que una ironía para ustedes es como una especie de coming out: sacar afuera a las taradas que tienen adentro...

P. M.: –Exactamente. El nombre sale puntualmente de una situación. Estábamos con Lucy mirando unos videos de un trío que se llamaba The Boswell Sisters de fines de los ’30 y ellas en todas las fotos posaban con las tres cabezas juntas, una al lado de la otra, y yo dije: algún día quiero tener dos taradas más para cantar cabeza con cabeza. Entonces Lucy me dijo: si hacés esa banda ponele Las Taradas.

Lucy Patané: –Armamos el dream team después y fuimos convocando a las chicas, una por una, para esto. La condición es que fueran taradas.

P. M.: –Creo que en esas épocas que abarcamos había mucha taradez. Cada época tiene su forma de ser correcta. En los ’50 estaba esa cosa pantomímica de la rebeldía exagerada, en los ’40 estaban las hombreras enormes y algo de hacerse la tontita o la picarona. Hoy no hay ningún ícono de la música que busque la picardía. Son estilos de época. Y también una puesta en común con nuestras madres que se definen ellas mismas o a sus propias madres como taradas: ¡qué taradas éramos en esa época!, dicen.

–Canciones como “Ufemia”, que dice algo así como que cuando recibas esta carta verás que todo “entre nosotras” terminó, y que es una de las que ustedes interpretan, en aquella época no eran cantadas sólo por hombres...

P. M.: –En esa época era muy común en la música de la frontera texana y mexicana que las mujeres cantaran canciones muy cargadas de sexualidad. No había muchas mujeres letristas. Los varones, por ejemplo Agustín Lara, escribían letras cargadas de pasión que eran cantadas por señoras de 60 años. Como una canción de las hermanas Aguila que decía “Solo tú saboreaste mis mieles de amor, solo tú misteriosa y divina mujer calmarás este intenso fulgor”. Muy hot. En nuestro caso a “Ufemia” preferimos darle un poco de background verídico, yo le podría cantar esa canción a una chica, si estuviera en esa situación, así que no quisimos ponernos en el rol de varones porque somos taradas y vamos a hacernos cargo de cantarles a otras taradas.

–Sienten que la propuesta de ustedes se emparenta con otras como las de Tumbamores o Kumbia Queers, por ejemplo: ellas resignifican géneros y ustedes épocas.

Lucy Patané: –Con Tumbamores sí, por una cuestión de instrumentación, y es bastante parecido a nivel formación. Ellos son un poco más ortodoxos, creo.

P. M.: –Ellos respetan el repertorio latinoamericano con la misma intención, no sé si resignifican sino que reinterpretan en esta época. Son muy puristas y es muy bello verlos tocar. Hay una cuestión exquisita de instrumentación. La formación nuestra es con lo que tenemos a mano, y buscamos una sonoridad afín pero con mucho cariño e ingenuidad. En cuanto a las Kumbia Queers, creo que tienen una mezcla muy puntual, un repertorio propio que mezcla canciones de los Ramones, por ejemplo, con cadencia cumbia.

Lucy Patané: –Se puede identificar que nuestros shows y los de ellas son divertidos.

P. M.: –Y después, bueno, quizá tengamos en común la cuestión queer. Pero creo que yo, sinceramente, no cantaría una canción como si fuese el varón. Porque no tengo ganas. Me pongo en el lugar de la persona que lo canta y me vuelvo yo intérprete de mis propios sentimientos de mujer. La mujer cantando una canción a otra mujer es algo queer obviamente, pero queer es un término de los ’80 y nosotras estamos apelando a los años ’30, algo mucho más romántico. No hay una intención queer, con todo lo que significa ser queer, no sé si es justo la idea de Las Taradas. Queer en términos de Buttler, como la sexualidad mutante, cambiante. Acá es sencillamente una mujer despechada que le canta a otra mujer, un romance entre mujeres que podría haber ocurrido perfectamente en los años ’40. Dista de la cosa queer mucho más fiestera, armada, caracterizada. Lo vinculo más a esa cosa rara de Chavela Vargas, vestida de varón cantándole a otra mujer, pero como mujer...

–Vos decías que “sencillamente” es una mujer cantándole a otra mujer, pero convengamos que no era tan sencilla la expresión pública de este amor en los años ’30 o ’40.

P. M.: –En la puesta en escena no nos hubiéramos imaginado que una mujer podría subir a un escenario a cantar esa canción en aquellos años, pero estamos recreando la situación en que una mujer de entonces le pudo haber escrito una carta a otra en el plano de la intimidad.

–En la página de MySpace se presentan como el elenco de una telenovela: “Lu Martínez como Encarnación de los Males” o “Lucy Patané como Lucía de Paco”, ¿actúan esos roles en los shows?

P. M.: –Hay caracterización, ropa, hay también como una puesta en escena. De ahí que buscáramos personajes. En los shows no es que actuamos estos roles, pero nosotras sabemos que están y disfrutamos de esta dualidad. De hecho, alguna vez haremos algo con teatro, no nosotras porque nos da escozor actuar, pero con actrices que representen esos personajes y que son personajes que tienen una historia dramática y pasional detrás. Lo que armamos está inspirando en el formato telenovela.

–¿La idea es seguir haciendo covers?

P. M.: –La idea es representar una época, pero si mantenemos esa estética podemos sumar temas nuestros.

Lucía Martínez: –De hecho, ya surgió la idea de hacer covers de nuestras mismas bandas.

Meli Muñiz: –Pensados para esa época, claro.

P. M.: –Todas tenemos bandas paralelas. Somos todas cantautoras. Y hay mucha diferencia: una cosa es tocar mis propias canciones, que las siento de una manera, y otra es ponerme en el personaje de otra persona que cantaría esa canción. Es muy distinto también lo que genera en el público. Quizá yo no haría canciones de fiesta de mi autoría, pero sí me gusta tocar canciones de fiesta de otras personas. Es una banda donde no tenés que estar con el corazón en la mano, simplemente divertirte mucho.

–No son solo ustedes las que se divierten. El público la pasa también muy bien. ¿Las sigue un público variado?

Meli Muñiz: –Muy variado.

Lucy Patané: –La mayoría son mujeres.

Lucía Martínez: –Sí, la mayoría son mujeres, pero nos tocó una vez hacer un show donde la primera fila era como la barra de estudiantes, todos hombres prendidos fuego, queriendo ser nuestros fans. Estaban encantados. En la Casa Polaca eran todas señoras de 60 años.

Meli Muñiz: –El Día de la Madre tocamos y vinieron nuestras mamás. Creo que es una banda que le puede gustar a todo el mundo.

–¿Quién se encargó de hacer la investigación musical y la selección de temas?

Lucía Martínez: –Cada una tiene un terreno que conoce más. Al principio Paula, que es la más entendida con esos géneros, era la que iba eligiendo.

P. M.: –Armé un núcleo de canciones al que después todas fuimos aportando.

Lucy Patané: –Más que nada canciones medio olvidadas, no caer en standard, temas conocidos, sino canciones que quedaron en el inconsciente de la gente.

P. M.: –Fuimos buscando en baúles antiguos de canciones viejas. Nos gusta mucho investigar canciones de esas épocas. Creo que todas tenemos géneros que nos interesan particularmente.

Foto: Sebastián Freire

Las Taradas tocan el 6 de noviembre en el Café del Lector en los jardines de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502) a las 21. Myspace.com/lastaradas

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