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Viernes, 4 de febrero de 2011

Limpieza de face

Un acto de resistencia en pleno Facebook intenta borrar a los antisociales de la red social.

 Por Paula Jiménez

“Porque siempre habrá alguien para quien seremos el otro, el extraño, el pobre, la víctima...”, comienza diciendo su descripción. La página se llama Yo también soy y actúo contra la discriminación y la intolerancia, y en ella una cantidad importante de administradores trabajan dentro del Facebook, la red social a la que este sitio pertenece, rastreando, denunciando y eliminando toda agrupación homófoba, xenófoba, sexista y discriminatoria que ande reproduciendo su violenta ideología por los muros. Parece que no, o una quiere vivir pensando que no, pero todavía hay gente que piensa en estos términos, conjuntos humanos que se congregan alrededor del odio a la diferencia y que pretenden hacer de ese odio, de esa destrucción, un derecho. Una vez expulsados de la red protestan y escriben con su hálito final palabras que pretenden reivindicar su libertad de expresión, acusando a los discriminados denunciantes de censuradores y totalitarios. Entre los ya eliminados por las acciones de “Yo también soy...”, hay páginas que se denominan Por tu culpa me volví homofóbico, Soy homofóbico, ¿y qué? o No a la heterofobia, por nombrar sólo algunos. Lo único que faltaba. O quizá falte mucho más, porque el trabajo de Yo también soy y actúo... parece no acabar nunca: cuantos más sites se encuentran y se denuncian, más aparecen, porque los amigos, como los caminos, son infinitos. Hay gente que se abruma de sólo pensar en una sociedad compuesta de familias diversas, dicen, a las que imaginar ciertas cosas les quita el sueño. Estos quizá sean los más difíciles de erradicar, ya que la discriminación que ejercen es solapada. Lo que Yo también soy y actúo... busca es que más personas apoyen su trabajo y, siguiendo una serie de pasos especificados en la “información” de la página, realicen las debidas denuncias en el directorio de FB. No será fácil, pero tampoco imposible ya que, según las palabras de la mismísima Libertad, la amiga de Mafalda, citadas en esta página, “una pulga no puede detener una locomotora... ¡pero puede llenar de ronchas al maquinista!”.

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