Viernes, 11 de julio de 2008 | Hoy
LUX VA > AL CINE ABC
Perdidx en una semana con un feriado de sanguchito, Lux hace el ídem en un cine donde en las butacas se lucen trajes de cuero y la oscuridad saca lustre a las partes encueradas.
¿Día de la Independencia? ¿Cuándo? ¿Mañana, pasado? ¿Ayer, antes de ayer? No me vengan ahora con fechas patrias, con eso de las rotas cadenas, libertad, libertad, libertad, que de noche un fuego me encadena, una pasión de abolición me envenena. No pude esperar hasta el feriado del miércoles para calmar mi pena lúbrica, soy un pucho encendido que humea histérico en un balcón de San Telmo, Lux de lunes en la madrugada, los tapones de punta, esperando al príncipe, la princesa, el principito, lo que fuera que me despierte de la rutina fría y húmeda de julio y me quite este aspecto de sapo. La Gastón se revuelca en la alfombra de vaca, esa piba no tiene consuelo desde que la dejó su chiquito flautista. ¿Y si nos fuéramos al ABC?, se me ocurre decirle, quizá consigas novio nuevo y yo, quién sabe, por ahí conozco el cuerpo que colme mi deseo, que a esta altura de la soirée puede ser un cuerpo envuelto en armiño, en cuero o en látex, y ofrecerme al paladar suaves moluscos o peces espadas.
“Hoy hay reunión del Club Leather” me informa una voz masculina profunda detrás del vidrio oscuro de la boletería del ABC. Por qué será que en los cines porno hay siempre voces en off que te reciben, ojos escondidos, que no dejan que le devuelvas la mirada. “¿Entonces no tendrás alguna cosita de cuero para prestarme?”, le pregunto, un poco en broma, y creo que le caigo bien a la voz, porque junto con los tickets me desliza una gorrita, ida y vuelta, me aclara, sos tan lindx que te lo merecés. Me enciendo como una tea frente a la boletería, esa especie de Glory Hole por donde sale el vozarrón del chongo, pero ni tiempo tengo de seguirle la coquetería por culpa de la Gastón, que me tironea escaleras abajo, sin acordarse ya de sus penas, y a medida que nos metemos en el inframundo del cine va apareciendo entre las sombras un redil de machos vestidos de cuero, copa en mano contra una barra, culos brillosos con un cierre que se abre a la promesa de un puño, gorras marciales corte Querelle de Brest, borceguíes y tachas. Toda una acuarela de Tom de Finlandia: Estos son mis héroes de la independencia, mis fray Mamerto Esquiú leathers; bombardeemos con napalm la casita de Tucumán.
Pero otras voces, otros ámbitos me llaman, y birra en mano me dejo perder en una trama de pasadizos donde la vista es menos importante que el tacto, y los dolientes quejidos de los otros no dan miedo sino envidia. Quiera el dios del cuero que este papi que me pone en posición de ruego, como hace el actor en la pantalla con el partenaire, sea al final tan dulce como ahora bruta es su mano, para que Lux encuentre el punto G de la esclavitud. Quién diría que mis tetillas atenazadas iban a enseñarme que puede haber tanto placer en el dolor, pero ojo, mi Amo, que hasta acá llego. Sigo mi camino hacia donde se oye la melodía de un sufrimiento, un grito de dolor y después como un reposo. ¿Es la Gastón? No quieran que les cuente todo. Sólo les diré que mi amiga, boca abajo, se armó su altarcito en un camastro, y que en medio de tres Tom de Finlandia enguantados, se ve su culo reluciente como dos hostias que esperan ser devoradas.
Antes de alcanzar la puerta de salida del cine, me detiene la voz masculina de la boletería. “¡El gorro, bebé!” Ay, me había olvidado de devolverlo. Pero, digo yo, ¿y si, doloridx y todo, me dejo conquistar por esa voz inquietante? No hay que desperdiciar el momento. Me acerco y le sonrío al vidrio. Exijo una respuesta romántica. Cuando se vuelve de la guerra, alguien tiene que lamerte las heridas.
Cine ABC
Esmeralda 506
Lunes a partir 23 hs
Club Leather
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