Viernes, 11 de julio de 2008 | Hoy
PD
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Leyendo el artículo del 20 de junio sobre los osos, creímos conveniente realizar algunas aclaraciones para no formar en los lectores una idea
errónea de nuestra cultura o ideología. Cabe aclarar que la identidad oso no se “creó” de la forma que Dios creó al hombre sino que fue una necesidad que decantó en la aparición de un grupo de afinidad sexual solamente en un principio, pero que hoy en día es una filosofía de vida para la mayoría de las personas que somos parte de esto. El nacimiento de la identidad oso surgió de la búsqueda del espacio propio, en principio para tomar distancia de la permanente segregación por parte de gays temerosos de los cuerpos con pelos en exceso o grasa, y por otro lado estaba la necesidad del contacto con pares varones a los cuales no les interesara la ropa de moda o las estrategias para tener un cuerpo escultural. Desde 1997, en la Argentina, la Asociación Civil Club de Osos de Buenos Aires asumió este estilo de vida o identidad, tomando las características principales de la masculinidad, la barba y el vello corporal como rasgos fundamentales de esta cultura, adaptándola y/o agregándole desde nuestra idiosincrasia latinoamericana otras cualidades que un oso, como persona, debe tener. Ser amigable está dentro de nuestros genes latinos, por lo que el grupo de osos en esta latitud resulta ser ideológicamente más abierto que otras agrupaciones de osos en sociedades más avanzadas, por eso es –por lo menos– injusto clasificarnos como grupo misógino, les o transfóbico y hasta machista, basado todo esto en las opiniones de unos pocos. Nuestro club es miembro de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, lo que deja en claro nuestra integración con todos los grupos Glbtt, además de otros grupos. El club no sólo está creando un espacio de afinidad sino que también se ubica dentro de la sociedad en general y desde ese lugar colabora tanto en la comunidad Glbtt, como en las asociaciones barriales de San Cristóbal (barrio donde se encuentra la sede social de Osos de Buenos Aires) y algunos comedores infantiles cercanos. Sea “especialista” en osos o un improvisado, es ofensivo que aún se piense que alguien con exceso de peso sólo puede ser de clase baja o de cultura suburbana. Tenemos nuestra filosofía, nuestros colores, nuestras insignias, nuestras películas, nuestra cultura, porque tenemos la capacidad de generar todo eso y lo disfrutamos a pleno. Cuando alguien necesite saber algo sobre los osos, lo invitamos a que nos conozca. Somos osos, aunque no vivimos en una cueva.
Max Heredia
Coordinador Comisión Prensa y Difusión
Guillermo Otero
Presidente
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