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Las lágrimas que por amor derramaron Tita Merello y Billie Holiday se convierten en el libreto de Llórame un río, obra recientemente estrenada en Córdoba con la que Camila Sosa Villada y María Palacios —actriz y directora— retornan al escenario a dos años de aquella revolución del teatro independiente que se llamó Carnes Tolendas. En ese unipersonal, Camila Sosa Villada era su propia Camila, personaje con el que ficcionalizaba el retrato y testimonio de una travesti, su vida misma, cruzando textos de Federico García Lorca. “En Carnes (Tolendas) había mucha carga personal, era tan autorreferencial que no me ponía a pensar en esto de la actuación”, sostiene la actriz. “En esta nueva obra puedo sentir al teatro, trabajar y profundizar sobre el tema de las entidades, la manera en que un actor se deja habitar por un personaje para contar una historia.”

Aunque en un comienzo pensaron en una puesta inspirada solamente en Tita Merello, fue el ingenioso y germinador de talentos Paco Giménez quien aconsejó la incorporación de la figura de Billie Holiday. Aquí lo importante no es la copia ni la imitación de voces ni ademanes, lo que se busca (también) con el género del biodrama es hablar de dos mujeres con vidas similares, que fueron marginadas y maltratadas; Tita porque “decían” era fea, Billie porque era negra; ambas sufrieron el abandono, enfrentaron el hambre, llegaron a conocer el éxito y murieron casi pobres internadas en una clínica. Y las dos lloraron mucho por amor, hasta ser fieles a la pasión por un hombre; la Merello por Luis Sandrini, la Holiday por Lester Young. Justamente la idea del río, surge aquí por todo lo que ellas lloraron. Pero también emerge por referirse a una geografía originaria semejante: Tita nació y vivió a orillas del Río de la Plata, Billie a orillas del Mississippi, de donde brotan el tango y el jazz, respectivamente.

Una puerta se abre, por ella sale la protagonista cargando sus dos musas y empieza a caminar por un río, una tela azul tirada en el suelo, la continuación simbólica de ese género que en Carnes Tolendas se caía y dejaba al descubierto el cuerpo desnudo de Camila para un final casi trágico, en aquel descargo que, de alguna manera, ya venía verbalizando en su blog (www.lanoviadesandro.blogspot.com).

La música ayuda a la actriz a mostrar su costado hasta ahora oculto, su gusto por el blues y el jazz. Basta con la interpretación de muy pocas canciones, como la profunda “Cry me a river” (de allí el título de la obra), para descubrir su veneración del género. “Es la música que más me gusta. Y a Billie Holiday la admiro y la escucho desde hace mucho tiempo, desde que vine a estudiar a Córdoba en el año 2000”, confiesa Camila Sosa Villada. Una música que nació cerca del agua como estas artistas emblemáticas, como la Camila mujer, en la serrana Mina Clavero, y la Camila actriz, en el teatro La Cochera, a dos cuadras de La Cañada.

Pero en Llórame un río, lo importante no es la copia ni la imitación de voces ni ademanes de estas divas. Aquella figura arrabalera de la Tita tanguera y su bataclana del teatro y el cine desaparecen en la representación de Camila Sosa Villada, ofreciendo una Merello fuerte, segura y a la vez doliente por no ser correspondida. Un cambio de sombrero y quitarse un vestido sobrepuesto sobre otro le basta a la actriz para hacer un salto de personalidades, quedando parada ante el espectador una Billie igualmente angustiada, ebria hasta la vulgaridad, pero sin dejar de ser mujer. Para nada se puede pensar en una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Al contrario, hay dos mujeres semejantes dentro de una que, a través de la canción desesperada, evoca un amor imposible de materializar.

Llórame un río (Evocaciones dramáticas sobre
Tita Merello y Billie Holiday).
Viernes a las 21.30 hasta fines de julio.
Teatro La Cochera, Fructuoso Rivera 541.