Viernes, 2 de diciembre de 2011 | Hoy
ENTREVISTA
Gray define su estilo como pop electrónico audiovisual, lo cierto es que su show es un espectáculo unipersonal, teatral, donde aparecen las canciones de su disco Rarito (2010). Un disco que es gay pero no tan gay, que les gusta a los gays, pero no se sabe bien por qué. Rubén Gauna es el padre de todos los osos que ilustran ese disco y esta nota.
Por Pablo Pérez
—Bueno, es uno solo pero no, para mí es como un trabajo artesanal, cada vez le voy metiendo más cosas y me divierte cambiarle la tapa. Rubén Gauna siempre me hace los dibujos. El disco ya tiene cuatro versiones, es como una obra que nunca se termina. Cuando salió en el 2005 lo llamé Rarezas, inéditos y remixes. Hace dos años cambié los temas, algunos siguen estando, otros los voy mejorando. Capaz estaría bueno terminarlo como hace la mayoría, y pasar a otra etapa. En este disco están metidos el pasado, el presente y el futuro. Por un lado están mis temas y por otro hay covers de Lady Gaga, Kylie, Fangoria, Lía Crucet, Pimpinela, Sandra y Celeste, Abba, Palito Ortega, Britney, t.A.T.u, Valeria Lynch, Yury, Mecano. Y seguirá cambiando.
—Todas son canciones, me acuerdo que en algún momento me decían: “Lo tuyo es muy melódico”. ¿Qué es melódico? Melódico es una canción. Y en estos últimos años me empezó a gustar Silvina Garré, Lisandro Aristimuño, todo eso que volvió a inspirarme. Porque en el 2006 fui a Chile, me sacaron una nota en el Sí de Clarín y cuando volví no supe qué hacer, como si me hubiera olvidado de andar en bicicleta, me olvidé de tocar. Así hasta el 2009, cuando empecé a escuchar a Silvina Garré. Cuando la descubrí me dije: “Necesito hacer otra cosa”.
—Me reencontré con mis compañeros de la secundaria con los que hacía mucho tiempo había empezado a cantar. Entonces armamos una banda folk que se llamaba Alicia. Y era otra cosa. Para mí era dejar el ego de lado, empecé a flashear con eso, tuve que bajarme los pantalones para que la banda siguiera, porque yo nunca había tenido banda.
—Me demandaban muchas cosas: “¿Esta es la banda de Gray o es la banda de todos?”, “¿Por qué no nos avisaste que ibas a hacer el video?”, “¿Por qué no nos dijiste que ibas a hacer el flyer?”. Para ellos era un hobby, el que estaba encargado de todo era yo. También han llegado a decirme: “Gray, para el recital, masculino, ¿eh?”. Porque me decían que cuando hablaba era muy gay. Entonces también tuve que dejar un montón de cosas. Para mí, en esa banda fue jugar de hétero. Porque era otra cosa: camisa, una cosa muy seria, de músico. Ahí me demostré que soy músico también, que toco la guitarra, que toco el charango, que canto. Hacíamos música folklórica y estuvo bueno hasta que me empecé a aburrir. Miraba las fotos y no me reconocía, parecía un evangelista. No hablaba, no decía nada, era un muerto. Ahí se empezó a pudrir un poco el rancho hasta que dije “¡Basta!”. Gracias a todo eso volví a hacer lo mío pero desde otro punto de vista, sin tanto prejuicio: me subía a la mesa, hacía el show, tocaba la armónica, me tiraba al piso. Aprendí a ser más auténtico, me animé a jugar más y creo que haber tomado clases de clown tuvo mucho que ver en esto.
—Claro, en ese sentido soy como un nene.
—Es que ahora que lo pienso, todo es tan oscuro, todo tan expuesto...
—Bueno, será que está todo tan claro, tan a la vista, que a mí no me gusta. Entonces trato de ser más naïf. No me interesa mostrarme como el guacho sexy, nunca me vas a ver apareciendo así, o en cueros. Mi divertimento pasa por otro lado, más infantil.
—Yo juntaba todo, figuritas de nene y de nena. Imaginate, teniendo siete años, ¿vos qué sabés si es de nena o de nene, si te tiene que gustar esto o esto otro? A mí me gustaban los dibujos, me gustaba el colorido. Empecé yo y todos en mi grado se pusieron a coleccionar Frutillitas, todos los nenes con el álbum. Hasta que un día se ve que un padre o alguien se dio cuenta y dijo: “¡Basta! ¡Cómo estás juntando esto!”. Entonces ahí, todos los mismos que antes juntaban Frutillitas, se me empezaban a cagar de la risa a mí.
—Depende del lugar. Hay lugares donde la gente no quiere ir. Espacios físicos donde capaz que no hay onda y la gente no va. Por eso a mí no me gusta cuando me encasillan y me dicen que mi música es gay. Nunca toco en un boliche gay. En San Juan toqué en un lugar, en un boliche donde había todo tipo de gente. Y no era under tampoco, era medio caretón. Y aparecí ahí y la gente se copó.
—Mirá, no sé. Será porque estoy tan encerrado y hago todas las cosas solo, que no sé hasta qué punto todo es taaaaan gay.
—”Todos son gays” habla de una mina a la que le gusta un pibe, entonces yo le digo: “Mirá que es gay. ¿No ves que todos son gays?”. Pero ya es un tema como universal. Y por eso creo que también mi público son las chicas, no los chicos. Las chicas se copan conmigo y traen a sus novios. En San Juan las chicas venían y me decían: “Me encantó lo que hacés, pero a mi novio no”. Las minas van, se enfiestan, bailan. Pero el gay típico no me va a escuchar, al gay le tiene que cantar una mina. Creo que los gays me ven como a una competencia, porque ellos quisieran estar en mi lugar. No sé si estoy bien, es algo que yo interpreto. “Ay, ¡y éste qué hace acá cantando! ¡Si yo canto mejor!””¡Ay, ¿y esta monstra quién es?!” Entonces yo trato de no encasillarme en el boliche o en espacios netamente gays. El gay típico a mí no me va a escuchar. ¡Dale algo básico!
—Yo no sé si los osos van conmigo o si yo voy con ellos. Es lo que se dio, porque tengo un grupo de amigos ahí que empezó a venir a mis recitales, y después salió lo de la canción “El es (c) el oso”. Para mí es un juego de palabras. En el video salgo con un oso de peluche, una cosa infantil, porque a mí me gustan los Ositos Cariñosos. Los osos son un público muy raro. Yo pasé música en una fiesta y, por lo que vi, les cuesta disfrutar. Buscan el igual. Si vamos a hacer ghettos hagamos 20.000 ghettos, hagamos el grupo de los enanos gays, los rubios gays, los morochos gays... Discriminemos todo. ¡Ay, no! Yo soy rubio de ojos celestes y solamente salgo con rubios de ojos celestes, así que vos, ¡chau! No entiendo las parejas que son iguales, ¿viste? El morocho con el morocho, que son copia, fotocopia.
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