SOY POSITIVO
› Por Pablo Pérez
En el marco de la 19a Conferencia Internacional sobre Sida, en Washington, asistimos al optimismo de un grupo de expertos mundiales que “afirman que estaría cerca el fin del sida”. Tomo el título (que encontramos también en el portal www.sentidog.com) del conocido matutino, cuyo uso del modo condicional es desde hace años motivo de desconfianza de los analistas de los medios: ¿se puede afirmar que algo “podría ocurrir”? Dejo de ser positivo por un rato para mostrarme pesimista, en contra de los dos “expertos” que, según el artículo, fundamentan su optimismo en la aprobación del Truvada como tratamiento preventivo: Diane Havlir, profesora de medicina de la Universidad de California y copresidenta de la conferencia, y Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos.
Según leemos, la pandemia sigue provocando un millón y medio de muertos cada año y el año pasado hubo dos millones y medio de nuevos infectados. Si el uso preventivo del Truvada en combinación con el uso del preservativo tiene una eficacia de entre el 44 y el 77 por ciento, en el caso de que este tratamiento sea accesible a toda la población de riesgo, el número de infectados por año bajaría a 825.000. Pero ¿cuántos millones de personas están en riesgo y cuántos son los estados dispuestos a desembolsar por cada una los 16.000 dólares anuales que cuesta el tratamiento? ¿A esto llaman los “expertos” el fin del sida? Parecen olvidar que todavía hay seropositivxs que no tienen acceso a la medicación que necesitan.
En respuesta a los comentarios de lectores optimistas que, sin haber entendido nada, suponen que el tratamiento preventivo del Truvada nos evitará el uso del preservativo, uno más pesimista que yo les contesta: “Ni sueñen con prescindir de preservativos, porque ‘las otras’ enfermedades están ahí a la vuelta, la gonorrea, la sífilis, etc., resistentes a tratamientos cada vez más. Y los antibióticos tienen ‘fecha de vencimiento’, la humanidad abusó de ellos y en pocas décadas no podrán nada contra enfermedades resistentes. Lamentablemente, el ser humano es tarado y pagará muy caro su error bajando la guardia. La que se viene será peor que el sida”.
A veces me pregunto qué habrá sido de la mortal gripe porcina que en 2009 paralizó al mundo por varias semanas, nos hizo entrar en pánico y andar con el frasquito de alcohol en gel siempre a mano. Mientras esperamos el fin del mundo, me permito ser un poquito optimista, “La Conferencia Mundial de Sida retorna a los Estados Unidos después de 22 años, luego del anuncio de la eliminación de restricciones de viaje a personas con VIH/sida a ese país”, leemos en Sentidog, y también hay una luz al final del camino: uno de los temas que se van a tratar allí es el del “paciente de Berlín” que recibió un trasplante de médula de un paciente inmune y ya no tiene el virus, tema al que, extrañamente, el artículo sobre el “fin del sida” no se refiere y que abordaré en el próximo Soy positivo.
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