El festival Pepsi Music trae de visita el mes que viene a Garbage, Gossip y Evanescence, tres bandas lideradas por mujeres alto voltaje. Revisamos aquí su vínculo con la comunidad a lo largo de las últimas dos décadas.
“Me encantaría quedarme y divertirme/Pero tengo que ir a trabajar.” Con esta intro francamente aguafiestas, extraída de un tema de A Joyful Noise (2012), Beth Ditto y sus coequipers del trío norteamericano Gossip ratifican un giro estilístico en su carrera de agitadores punk devenidos banda hypeada de alcance amplio y tono algo edulcorado.
El grupo, nacido hace más de una década, recorrió los circuitos del under local y editó sus primeros EP en sellos independientes, hasta que en 2006 fue revelación con “Standing in The Way of Control”, himno indie de referencias disco y post punk. Compuesto por Ditto a modo de crítica bailable a las políticas conservadoras del entonces presidente Bush en materia de derechos humanos y de las minorías, “Standing...” se instaló en las pistas queer entre aprietes y agites. ¿Qué mejor que ser pisoteadx en un pogo de protesta mientras alguien que te gusta te guiña un ojo (o te regala un par de empujones)?
En Music for Men (2009) apuntaron a un público decididamente masivo, con producción de Rick Rubin (Shakira, RHCP). La tapa, retrato de la masculinísima baterista del trío en escala de grises, potencia y hasta subvierte el guiño del título. Llegaron entonces las grandes giras, los galardones, la (sobre)exposición y el desaforado ascenso de Ditto al Olimpo del rock. No sólo continuó con su papel de líder del grupo, sino que también fue convocada para desfiles de Gaultier y tapas de sofisticadas publicaciones fashion. Lesbiana y feminista militante, Ditto se ha pronunciado innumerables veces en defensa de los derechos de las mujeres y las minorías, además de ser embajadora de lujo de las llamadas plus-size beauties, es decir, aquellas chicas obesas que son tan coquetas, sugerentes y abiertamente sexuales como las que responden a los standards supuestamente imperfectibles de la industria de la moda y la música pop.
Luego de un breve romance con la música electrónica, que diera como fruto el EP solista de Ditto junto al trío británico Simian Mobile Disco, Gossip compuso A Joyful Noise, editado en mayo último. Con el genial Brian Higgins (Kylie, Pet Shop Boys) como productor, el disco es un clásico instantáneo, repleto de arreglos ingeniosos, a veces sutiles, nunca exagerados. Cada estribillo es memorable; Ditto abandona, quizá transitoriamente, los alaridos de protesta que tan bien le sientan por un registro más cordial, que en ocasiones alcanza sublimes gorjeos souleros al modo de Stevie Nicks. Poco queda de aquel control estatal que intentaran desarticular años atrás ante la mirada estupefacta de tortitas y putitos punks. En 2012, los mensajes son otros: por un lado, mensajes de autoayuda con ritmo tecno pop discotequero en “Move in The Right Direction”; por otro, el ya citado dos párrafos atrás, “Get a Job”, canción dedicada a las celebrities del universo E! Entertainment cuyo talento específico radica en ser millonarias. Es decir: ¡arriba el ánimo, salgamos a trabajar, no miremos atrás! Quizás estemos frente a un ardid, un guiño más de la increíble Ditto, consagrada diva post punk y post feminista que conoce mejor que muchxs lo poco productivo de querer darle este tipo de instrucciones a sus fans... Y a la juventud en general.
Alguna vez catalogados por error como una banda de rock cristiano, de esas que abundan en Estados Unidos –y muchas veces alcanzan los rankings–, Evanescence nació a mediados de los ’90 como el proyecto de dos góticos sub-16. Amy Lee, voz del grupo, había estudiado piano y era estudiante de música clásica, mientras que Ben Moody se ocupaba de las guitarras y los arreglos. Después de años tocando y repartiendo EPs, en 2003 alcanzaron el éxito masivo gracias al tema “Bring Me to Life”, híbrido nu metal pop anticipado por el sonido de Korn y Linkin Park tiempo antes, aunque más comercial y con la interesante novedad de contar con una líder femenina.
Flashes, mareo, pánico escénico: Lee pilotea un show del grupo devenido paseo pesadillesco en el clip de “Going under”, también de 2003, en el que los rostros del público mutan en muecas provenientes del Averno. Dudosamente imaginaran que Moody abandonaría Evanescence días después. Cubierta de harapos y tiras de cuero, la cantante se interna en la masa de fans deformados hasta neutralizarlos. El nicho de consumo está a la vista: adolescentes sensibles portadorxs de corazones rotos (o rancios), darks que miran MTV mientras las lágrimas les estropean el rimel, prototipos 2003 de chicxs que un lustro más tarde se llamarían a sí mismxs emos. El atractivo glacial de Amy Lee, su semblante de médium y, sobre todo, su presencia estelar en un género musical compuesto casi exclusivamente por hombres, fueron adoptados por la adolescencia lésbica más desdichada al instante.
Sobre fines de 2011 editaron su último –y homónimo– disco, cuyo primer corte, “What You Want”, da ánimo a quienes no tienen rumbo, a quienes se sienten oprimidxs. Por otro lado, Amy Lee anunció su participación en un megarrecital benéfico organizado por Cyndi Lauper, que finalmente no pudo concretar. La fundación de Lauper, True Colors, recauda fondos y socorre a la gran cantidad de adolescentes glttbi que subsisten en situación de calle por problemas en sus hogares o con sus familias.
El blanco y negro del videoclip de Queer impedía suponer lo encendido de la cabellera escarlata. En onírica sucesión, la dueña del pelo en llamas, junto con tres secuaces, capturaba a un transeúnte y lo transformaba en improvisado hare krishna sin motivo aparente. Promediaba la década del ’90, el grunge disfrutaba de sus últimos momentos de esplendor mientras que simultáneamente se reponía de la muerte de Kurt Cobain, mente primordial del género.
Así se dio a conocer Garbage. La pelirroja Shirley Manson, voz del grupo, actuaba como comandante y femme fatale postindustrial, sus medias corridas, su esmalte de uñas ajado, su oscuro allure flamante. La acompañaban tres productores, uno de los cuales había trabajado con Nirvana, el grupo de Cobain. Garbage surgió de las entrañas del grunge, mezclando también elementos de trip hop y rock pesado con una sensibilidad pop evidente. La tapa de su disco debut, una confusión de ordinarias plumas color chicle, bien podía ser la imagen de una boa malograda después de una noche sin fin. La ilusión de que una noche como ésa podía vivirse junto a Manson y su troupe de marginales glam rock comenzaba a horadar las fantasías de quienes entonces apenas se animaban a creer en un primer homo amor.
Años más tarde, en 2001, la ígnea frontwoman se afeitó los costados de la cabeza y sólo conservó un lazo de flequillo asimétrico cubriéndole media mirada. Le cantaba a la androginia, parte hombre de traje y tiradores, parte mujer dominatrix con taco aguja. Para el video de Cherry Lips mutó en pseudo travesti invisible de jopo platinado tipo Tintín y nuca al ras. La canción hacía referencia a un personaje literario creado por el atormentado adolescente norteamericano JT Leroy, que en realidad era el nom de plume de la cantante y escritora Laura Albert. Al año siguiente, Manson protagonizó la campaña Viva Glam de la marca de maquillajes M.A.C, que destina lo recaudado en la venta de ciertos productos a la lucha contra el sida. Numerosas veces Manson se ha pronunciado a favor de los derechos de las minorías sexuales, en entrevistas y en sus shows con Garbage.
Después de un extendido receso, el cuarteto editó en mayo de este año Not Your Kind of People, un regreso a los sonidos y las texturas del clásico debut de 1995. En pleno revival de la década que vio morir al grunge, visitarán nuestro país para exponer en vivo qué quiere decir (también) la palabra “queer”.
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