Vie 28.09.2012
soy

TEATRO

Donde hubo fuego, quemaduras quedan

Gerardo Begérez y Marcelo Iglesias: humor negro para llorar de amor.

› Por Ariel Alvarez

Seguramente todos tenemos un ex que no podemos olvidar, generalmente no por motivos muy agradables, de lo contrario no sería un “ex”. Muchas veces se fantasea con un encuentro que nos permita pasar alguna factura que nos haya quedado en el talonario del “amor que fracasó”. Pero ni en el terreno más oscuro de nuestras mentes podemos imaginar que ese encuentro podría llegar a ser como éste: una actriz, única desde todo punto de vista, recibe después de una función a Ladislao, su ex marido, un hombre al que ella dejó prácticamente mudo cuando, años atrás, provocó un incendio en un teatro con él adentro.

Entramos a una sala recientemente estrenada del Teatro La Comedia, una especie de salón señorial del siglo XIX, desde allí vemos a través de una puerta ubicada a la derecha cómo la Diva se despide de su público, escuchamos los aplausos. La acción transcurre dentro del camerino de la actriz. Sentado a la derecha un hombre elegante espera en silencio a su ex mujer.

Ella es Marcelo Iglesias. Su postura gélida, casi tirana, nos recuerda a la Marlene Dietrich de la película Testigo de cargo: una diva perfecta de más de 50 años a la que no se le movía un músculo cuando decía: “Yo nunca me desmayo porque no sé si voy a caer con gracia”. Esa es la primera impresión que produce Iglesias: envuelta en una magnífica bata blanca, mezcla de heroína de cuentos y madrastra de Blancanieves (el diseño de vestuario es de Martín Sal), nos hace creer que si hay jerarquías, ella es la reina. Y es que ella también se lo cree. Pero el engaño dura poco. Esta diva del teatro off es algo particular: vieja, gastada por una vida dura, psicótica, bipolar, desopilante y encantadora. La actuación de Iglesias está llena de matices y climas que puede crear con tan solo un gesto, cambios en el tono de voz y hasta en la forma que gesticula cuando hace play-back, algo que nos recuerda a sus épocas en el grupo Caviar.

Isaac Eisen interpreta al ex marido en una actuación por demás jugada e intensa: prácticamente sin diálogo es el que más evidencia las heridas (en algunos casos físicas) que a veces deja el amor. La puesta que Gerardo Begérez lleva adelante en esta obra, basada en un texto de Patricia Suárez, maneja el humor ácido de una manera tan sutil que a veces nos inquieta.

Viernes a las 21.15
Teatro La Comedia
Rodríguez Peña 1062

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