Viernes, 12 de octubre de 2012 | Hoy
TEATRO
¿Los hermanos deben indefectiblemente ser unidos? La puesta de la obra Mala fama inquieta con esa pregunta y otras más, mientras esconde las razones de un pacto amoroso y criminal.
Por Facundo Soto
La puesta de Mala fama incluye, con naturalidad y no tanto, a un actor sordo en el centro de la trama. Dos hermanos, condicionados por el barrio y un delito (haber participado de una violación), tratan temas como la culpa, los autorreproches, el deseo, el lugar que ocupa en nuestra vida un amigo de la infancia... Una de las preguntas que atraviesa el texto es si nos podemos desprender de lo que fuimos. Marcelo Iglesias, que se hizo famoso por formar parte de Caviar y desde allí no paró de actuar y protagonizar obras como Loco afán y Tengo miedo torero, Matame de nuevo y Diva, con Mala fama debuta en la dirección.
La obra no habla de la inclusión, pero la contiene en su estructura incorporando a escena a una persona sorda y sus dificultades para moverse en un mundo diferente...
–La obra habla de la sordera; el autor eligió esta discapacidad para trazar una línea argumental determinada, pero podría haber sido cualquier otra. El conflicto se sirve de una discapacidad física para advertirnos que la discapacidad emocional puede ser mucho más nociva.
¿El delito que condiciona a los hermanos también es la metáfora de un deseo?
–Sin duda. La historia es tan compleja y atrapante que uno de los protagonistas termina deseando aquello que nadie desearía jamás... La carencia afectiva es tan determinante que podría, como en este caso, hacer que encontremos el placer solamente en aquello que nos fue negado...
No es común ver en formato la producción de un thriller...
–Bueno, cuando hablamos de thriller nos referimos sobre todo a un final inesperado. Esta es una historia que podría terminar cinco minutos antes, y nadie lo notaria. Sin embargo, esos últimos cinco minutos son otra vuelta de tuerca que te cambia la trama. Es una de las cosas que hizo que me enamorara de este texto tan moderno.
¿Por qué decís moderno?
–Nosotros venimos de escuelas transgresoras y, sin embargo, enseguida nos dimos cuenta de que ése no era el camino para contar esta historia. El texto pedía a gritos la manera en que debía ser mostrado. Decidimos perder el pudor... ese miedo de que nos tildara de clásicos, de tradicionales. Recorrimos ese camino, reconociendo que hoy por hoy ser “clásicos” en el off es ser transgresor, y estamos felices con el resultado.
Mala fama, de Fabian Saad, dirigida por Marcelo Iglesias. Domingos a las 20.30. Teatro El Piccolino, Fitz Roy 2056.
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