Viernes, 12 de octubre de 2012 | Hoy
ENTREVISTA
Bella y femenina como un chico, o como algunos chicos, Hannah Blilie, la baterista de la banda Gossip, aporta un contrapeso a la mole de feminidad que Beth Ditto despliega en el escenario. A punto de llegar al Pepsi Music, deja oír su voz y arrasa con su timidez.
Por Federico Sierra
Detrás de Beth Ditto, esa gema gigante que se mueve sobre el escenario, se encuentra Hannah, su baterista. Tatuajes de todos los colores que le suben por los brazos, corte de pelo mohicano y mirada recia marcando el ritmo. Los contrastes son enormes dentro de Gossip: mientras Ditto posa en las tapas de Vogue, desfila para Karl Lagerfeld o Jean Paul Gaultier y anuncia a los cuatro vientos su feminidad generosa, Hannah sonríe tímida y apenas se acomoda la gorra al hablar. “Es que generalmente soy la más tímida. Beth es la cara de Gossip, yo prefiero mantenerme al fondo con la batería.”
Hannah Blilie asume sin vueltas ese estilo marimacho y gentil que enamora a tantas seguidoras. “Beth expresa y resalta mucho su género y su cuerpo. Yo estoy de un lado más ‘marimacho’ de la cosa. Muchas veces nos preguntan si pasa algo sexual entre nosotras, pero me río. Ella es como una hermana para mí, no pasa nada. Tenemos una suerte de hermandad queer muy fuerte. Y ser tan diferentes nos hace más fuertes todavía. Funcionamos como una familia. Y sí, de alguna manera, también le cuido las espaldas a Beth en todos los shows, desde atrás en la batería (se ríe).”
¿Cómo fue crecer en una ciudad del interior de Estados Unidos siendo lesbiana?
–Crecí en Seattle, aunque también viví en Olympia, la capital del estado. Sí, fue difícil crecer ahí, sintiéndome la única, en el colegio. Ya en el secundario era una baby butch y se notaba. Y recibí mucha mierda de muchos, pero también tuve mi grupo pequeño de amigos “raros” con los que nos cuidábamos mutuamente. Pero claro que no fue fácil. Estaba muerta de miedo con salir del closet, claro. Y cuando lo hice todo fue bien, un alivio, imaginate. Sí, ¡no soy una freak!
El acoso escolar es un problema que tomó estado público en Estados Unidos en lo últimos años.
–Sin dudas, es todo un tema allá. Siempre es difícil para la juventud gay, siempre asumirse es una lucha personal, pero el acoso escolar lo ha empeorado todo. Si sos afeminado, o machona, o tenés otra manera de ser, o sos distinto, ya te convierte en un blanco. Y también existen muchos grupos religiosos de la derecha muy activos aún en Estados Unidos. Y están muy locos algunos, llenan de miedo a esos chicos en las escuelas. Con nuestra música y a través de nuestros shows tratamos de que se sientan mejor y se conozcan entre ellos. Que sepan que no son los únicos en sentirse de esa manera, que son muchísimos y no se sientan solos.
Es conocida la movida gay de Portland, una ciudad progresista de la región.
–Creo que en Portland es diferente del resto de la región. Es una ciudad increíble, llena de músicos, artistas, gente tolerante y una movida gay interesante. En ese sentido es como una burbuja dentro del noroeste de Estados Unidos. Crecer en un pueblo en el interior de Estados Unidos es aún una lucha para los chicos gays, persiste mucha discriminación pesada.
¿Estás de novia?
–Sí, ¡estoy de novia! (se ríe). Es difícil a veces mantener la pareja con tantos viajes y giras y obligaciones. Hay que mantener una comunicación muy buena, ahí está el reto. Nunca fui una chica que estuviera con muchas personas a la vez. Soy más de “una chica a la vez”, más estable. Siempre se acercan chicas, pero las aparto, claro.
¿Es algo pesado ser un modelo de referencia para chicos y chicas gays en Estados Unidos?
–Bueno, hay gente que está muy atenta a lo que decimos, a las cosas que hacemos. Tratamos de darle fuerzas a esa gente. Ser optimista. Pero pienso en todas esa mujeres que de alguna manera nos salvaron la vida a nosotras durante nuestra adolescencia: pienso en Kim Gordon de Sonic Youth, en Yoko Ono o Kathleen Hanna de Bikini Kill. Todas esas mujeres que escuchábamos en nuestras habitaciones a todo volumen. No sé si es eso un “modelo de referencia”, quizás es mucho decir, pero seguro tenían una llegada a la sensibilidad de muchos de nosotros, tenían un efecto. Y pienso mucho en eso ahora que Gossip ocupa cierto lugar en el rock actual.
¿Se sentían más cómodos cuando eran un grupo menos famoso?
–Crecimos en la escena punk, en shows chiquitos, y cuando tocás ahí todos más o menos tienen la misma actitud y el público es más homogéneo y hermanado. En un festival, o en un estadio, se mezcla de todo, tenés más oportunidades de hacerles ver cosas nuevas a personas que antes no las veían. Me gusta tocar en lugares chiquitos, sótanos y cuevas de la escena más punk, eso nos hace sentir cómodos, así fue que hicimos nuestra carrera. Pero los estadios tienen lo suyo, claro, toda esa mezcla de gente es excitante.
En el 2009, Gossip sacó Music for Men, su exitoso cuarto disco que los llevaría a girar por todo el mundo. El disco se grabó con la colaboración del Rick Rubin, uno de los productores más exitosos de las últimas décadas con el que toda gran banda anhela trabajar como un gurú hacedor de discos perfectos. En la tapa, una foto de Hannah tal como es: rasgos afilados, pelo bien corto, sonrisa tenue, aires de “chonguito”. La baterista todavía se ríe de esa foto y explica: “Esa fue idea de Beth, estábamos haciendo fotos para el álbum pero no teníamos un concepto para la tapa. Y ella me dijo de hacerme esas fotos, que le parecía muy ‘George Michael’ mi estilo y encajaba bien”. Devotos de George Michael, Gossip ha hecho covers de varios de sus temas en versión punk, marcados por esa cadencia frenética tan bailable de la batería de Hannah. “Creo que poner a una mujer que parece un hombre en la tapa de un disco que justamente se llama Música para hombres fue uno más de esos chistes que Gossip le hace a la industria mainstream, es como decirles a los productores: ‘Bueno, aquí tienen, ésta es la tapa de nuestro disco, digiéranlo’.”
¿La batería sigue siendo un instrumento “de hombres”?
–Uf, totalmente, es un mundo de hombres el de los bateristas. Mucha gente se sorprende, me encaran a veces con supuestos halagos del tipo “uh, pensé que tocabas como la mierda, pero sos muy buena, me gustó el show”. O cosas como “no conozco ninguna baterista mujer que me guste como toca y me gustó lo tuyo”. A mí no me agradan esos bateristas ególatras que cancherean con trucos y movimientos vistosos en la batería, prefiero los relajados. Y respeto a Ringo Starr, aunque muchos bateristas lo desprecien. Para mí Gossip es cuestión de llevar un groove, un buen ritmo, no de hacer trucos vistosos con la batería ni cuestiones técnicas sofisticadas, fanfarroneando con mil platillos y bombos. Esa es una manera de tocar muy masculina que a mí no me interesa.
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