Viernes, 30 de noviembre de 2012 | Hoy
Entre machos. Fotografía y amistades viriles en el siglo XIX y XX (Ediciones El Olmo, Buenos Aires, 2012) repone las imágenes de lo que en algún momento no tuvo nombre.
Por Pietro Salemme
Miguel Rodríguez Ayçaguer es escritor, librero virtual, coleccionista y por sobre todo un recolector de vidas ajenas. En ferias y en álbumes fragmentados estaba oculto el material que conforma Entre machos..., un tipo de material documental bastante común en Estados Unidos o en Europa (el male bonding), raro por estas pampas. Por alguna razón la intimidad se entrega a la cámara y por otra luego gana las calles, las ferias, los remates. Los familiares incluyen fotos aparentemente sin importancia en el lote con las cosas del recién fallecido. El recolector muchas veces es un puente entre una persona y otra, es también el encargado de conservar. Y en este caso, de organizar, un “poner el ojo y sembrar la duda”.
“La atracción que ejercían sobre mí las fotos ajenas –cuenta el autor– se refería, en principio, al hallazgo de imágenes ‘bizarras’, lo extraño de la pose o de los sujetos. En mis andanzas por ferias y anticuarios, fui descubriendo el rol que muchas de esas fotos tuvieron para los inmigrantes que llegaron al Río de la Plata, como forma de comunicación con los parientes. En forma paulatina fui incorporando otra ‘lectura’ sobre acontecimientos y relaciones personales que las fotos me revelaban. A medida que crecía la colección, iban apareciendo ‘grupos’ por forma o por contenido. Muchas de esas fotos marcan una época en las costumbres y en los cambios sociales. Así, las fotos de los muertos (ancianos y ‘angelitos’) que llevaban la mala noticia al otro lado del océano; las imágenes de los recién casados y su evolución en el tiempo, con la incorporación de una notable refinamiento en las poses; las curiosas tomas de los esposos posando junto a los regalos de casamiento recibidos; las fotos de grupos en despedidas de solteros o fiestas estudiantiles, donde percibo el deseo de destacarse de algunos de los integrantes de esos grupos.”
En el caso de los grupos masculinos a que hace referencia el título, el trabajo consiste en hurgar y leer lo sugerido o no pensado: es frecuente la pareja que se une en un abrazo o simula un beso, en las despedidas de soltero aparece el travestismo y, en no pocas ocasiones, aparecen objetos usados como símbolos fálicos evidentes. “Estas fotos me conducen a vincular el desarrollo que adquiere entre nosotros la fotografía desde fines del siglo XIX y en especial luego de la aparición de las cámaras individuales, en el XX, con la mostración de las amistades masculinas y su proceso de visibilidad. Muchas de esas fotos fueron tomadas sin ánimo de épater le bourgeois (otras en cambio sí, parecen indicarlo) pero hoy parecen portar un claro contenido ‘gay’, a pesar de que la mayoría de los sujetos fotografiados no hayan sido homosexuales.”
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