Vie 08.03.2013
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Contacto en China

Desde que en 2010 las autoridades de Beijing censuraran las presentaciones de Mr. Gay China, pocas noticias han aparecido en los medios occidentales sobre la diversidad sexual en ese país. Mientras la homosexualidad sigue siendo un tabú y continúa sufriendo persecuciones, también es cierto que activistas y académicos se van organizando y abriendo espacios en el discurso público. Para Li YinHe, una de las más reconocidas especialistas chinas sobre homosexualidad, autora del libro El mundo de ellos y reconocida por haber presentado el proyecto de matrimonio igualitario en su país, no está tan lejos esa legislación ni la apertura soñada, a pesar de los malos pronósticos de aquí y de allá.

› Por Guillermo Bravo y Chenlei Zhang

Desde Beijing

La apertura hacia todo aquello que no sea heterosexualidad obligatoria tiene muy pocos años en China. Los primeros tres libros sobre homosexualidad aparecieron recién a principios de los noventa y recién a fines de esa década comienzan a aparecer noticias en la prensa, claro que asociadas con el tema sida. Datan de 2004 los primeros programas de televisión donde se toca el tema de la diversidad sexual.

La verdadera nueva era en China empezó en 1997 con el gobierno de Jiang Zemin (1997-2003), cuando el significado de la ley de “vandalismo” se acotó: ya no podía penalizarse la homosexualidad siempre que fuera una conducta privada y consensuada entre adultos. A este quiebre le siguió otro, en 2001, cuando la Asociación Psiquiátrica China tachó la homosexualidad de su lista de desórdenes mentales.

En los noventa, la escena comercial gay se expandió por las grandes ciudades, hasta el punto de que ahora podemos encontrarla en algunos pueblos de provincia con bares, discos, saunas. La primera revista abiertamente queer se llamó Homoheart (Tongxin) y empezó a salir en 2003. Pero la revolución es en la web, ahora en la China existen más de trescientos sitios web que aportan noticias queer, ficciones, chats e información para prevenir el HIV. Si bien las autoridades comunistas hoy no toleran ningún tipo de oposición política, sí han dejado de esconder debajo de la alfombra el problema del sida. Hay grupos de base para educar sobre las prácticas sexuales seguras a lxs trabajadorxs sexuales y a toda la comunidad. En la segunda mitad del 2005, se ha visto un acercamiento por parte del gobierno a la comunidad tongzhi (que es la palabra que se usa actualmente para hablar de la comunidad lgbttiq) en materia de políticas de salud. Por ahora, el gobierno chino otorga el estatus de “organizaciones populares” a grupos tongzhi. De todos modos, más allá de estas medidas, la homofobia social sigue siendo alta, se hace sentir por fuera y por dentro de la ley, construyendo un closet cerradísimo. Algunos imperativos tradicionalistas explican las decisiones ambiguas por parte del gobierno. También la creciente influencia de los cristianismos de Hong Kong, Taiwan, e incluso en el continente chino, es potencialmente peligrosa para las aspiraciones de la comunidad lgbtiq en China.

La mujer que no se calla

Li YinHe (1952), socióloga, sexóloga y activista, es la mayor referente en temas de sexualidad y homosexualidad en China, que quizá no por casualidad se formó en el extranjero (se graduó de socióloga en la Universidad de Pittsburgh), fue obligada a dejar la universidad donde trabajaba para cultivar el campo durante la Revolución Industrial, fue esposa de uno de los más grandes escritores chinos (y uno de los pocos de su tiempo que se le animó a la temática homosexual, por ejemplo los guiones de la película East Palace, West Palace, de la que ya hablaremos) y fue la primera en proponer ante el Comité del Partido Comunista el casamiento entre personas del mismo sexo. Ella introdujo en su país el discurso de la academia occidental. Perseguida y respetada, ha sido destacada en Asia Week Magazine como una de las 50 personas más influyentes de China.

La encontramos en un bar cerca de su casa en las afueras de Beijing, pide un té. Es una señora recatada y hasta tímida, dice que prefiere hacer la nota en inglés.

Habla despacio, con términos claros y gestos precisos, a veces hace el típico gesto del inhibido de doblar la servilleta en dos, en tres, cuatro. Sin embargo mira a los ojos y no duda ante ninguna pregunta.

Li YinHe ha sabido ir contra todo, cuando la cultura y la tradición alababan o exigían la virginidad femenina antes del casamiento, ella escribió: “Ya está pasada de moda. Todas sus pretensiones parecen ridículas. Los chinos debemos dejar de lamentar la desaparición de tales tradiciones milenarias, ¿no deberíamos perdonar a las nuevas corrientes y comportamientos sociales y aceptarlos con una actitud más positiva?”.

Y en la misma cuerda: “Algunas mujeres prefieren ser pajaritas y otras, seres humanos; unas quieren ser hiedra y otras, árboles. De tal manera, en la nueva era, ser femenina no sólo se trata de ser tierna, bella y obediente, sino también de ser inteligente, competente e incluso agresiva y ambiciosa”.

Estas palabras, que hasta pueden sonar naïves a un lector occidental, no lo son escritas y publicadas en China, cuya tradición machista sigue pesando duro en la mayoría de la población. Cuando escuchemos sus argumentos para defender el matrimonio igualitario, tengamos esto en cuenta.

La vida de los otros

¿Cuándo empezó a interesarse en la homosexualidad? Es bastante inusual en China.

—Sí, completamente inusual. Esa fue una de las razones por las que empecé. En 1988 estudié en Pittsburgh y al regresar a China tuve que buscar un tema para mi estudio de post doctorado para la Universidad de Beijing. La homosexualidad había sido muy poco estudiada, era un tema bastante marginal. Y no fue fácil empezar a escribir, como en realidad tampoco debe serlo para una mujer en ningún país del mundo, pero menos en China, que ha sufrido un proceso de represión tan violento como la Revolución Cultural.

¿Obstáculos?

—Muchos, la resistencia de la gente... Algunas miradas irónicas. Después, más concretamente, para realizar entrevistas es difícil encontrar pistas y personas dispuestas, porque siempre están escondidos o tienen vergüenza. Para realizar investigaciones sobre homosexualidad, sadomasoquismo es muy difícil o imposible conseguir apoyo financiero. Finalmente, para publicar los libros es difícil conseguir permisos de publicación. Por ejemplo, el libro El mundo de ellos fue prohibido en 1991, y debí publicarlo en Hong Kong a través de la editorial Cosmosbooks.

¿Cómo fue su propia educación?

—Mis padres aplicaron una educación muy democrática. Mi padre fue extremista y derechista, pero no fue machista como los hombres tradicionales chinos, al mismo tiempo mi madre fue suave, pacífica y mesurada. Pasé una infancia muy feliz. No sentí depresión ni represión. Durante la época de la Revolución Cultural China, fui criticada y desterrada al campo.

¿Cómo fueron esos años?

—Muy duros, simplemente leer o escribir ya era un delito. Hay que recordar que algunos profesores homosexuales fueron golpeados por sus alumnos hasta la muerte. Incluso en la Facultad de Ingeniería se construían cañones y barricadas.

Desde la Revolución Cultural se avanzó mucho, pero China está en el inicio de la educación sexual.

Usted ha escrito, por ejemplo: “En China, el placer sexual de las mujeres es un derecho injustificable; muchas sienten más gloria cuando tienen menos deseo y les da vergüenza cuando disfrutan”. ¿Sigue siendo así?

—Sí, para la gran mayoría de las mujeres, incluso en muchas que viven en Beijing y estudian. El placer femenino es visto como algo vergonzoso. Por ejemplo, las palabras con las que mayormente se designa la masturbación tienen desinencia masculina. La masturbación femenina es completamente negada.

Hace un año usted denunció que le censuraban los mails porque en ellos aparecía la palabra sexo. ¿Cómo fue eso?

—Usaba un correo electrónico donde cada vez que ponía la palabra “sex” en el título de los mails se prohibía el envío. Incluso se censuraban los destinatarios con palabra “sex”. Recuerdo que una vez quería enviar algo a una editorial de Taiwan, cuya dirección incluía esta palabra, y me rechazaron el envío. Denuncié a la compañía 263, pero resultó en vano, así que me cambié de correo.

¿Cómo se habla de sexo en el seno de una familia china?, ¿qué se les dice a niñas y niños en la escuela y en la televisión?

—Pienso que sigue siendo un tema discreto. Asistí a varias reuniones de educación sexual y descubrimos que sigue concentrada en las teorías y no quieren hablar de enfermedades sexuales, no mencionan la práctica de sexo ni de la anticoncepción. La educación sexual china es un fracaso.

¿Y cuándo empezó a especializarse en el sadomasoquismo?

—En 1996 fui a Cambridge como profesora invitada y allí al hablar de sexología se hablaba mucho de sadomasoquismo. Al investigarlo un poco, me di cuenta de que era algo bastante corriente en Europa, pero muy poco en China. Entonces escribí un libro casi de divulgación contando cómo se practicaba en Occidente.

¿Y en China?

—Es mucho menos corriente que en Europa o Japón. Pero hace poco se hablaba de un caso, el de las Queens que los hombres llamaban para mantener prácticas sadomasoquistas que no incluían la penetración, e imaginate, jurídicamente se hacían la pregunta de si estas chicas habían ejercido la prostitución o no.

Se habla de China como un país cerrado sin embargo caminando por Beijing se ven infinidades de sex-shops que anuncian sus productos en las vidrieras, se ven vibradores y demás sex toys en distintos tipos de tiendas, al lado de peines y jabones. Y en las principales ciudades hay muchos bares y hasta barrios gays.

—En las décadas de los ’50, ’60 y ’70 los chinos vivían una vida muy controlada por el gobierno en todos los ámbitos. Desde los años ’80 está sucediendo en el ámbito de la sexualidad una lenta y silenciosa revolución. Y algo que ha contribuido mucho es la planificación familiar, la prohibición de tener más de un hijo. Con esta prohibición le quitaron de alguna manera al sexo su pura función reproductiva (como pasaba con el sentido tradicional chino de la familia, donde había que tener una gran prole), se promulgaron los métodos anticonceptivos y se empezó a vivir una apertura.

Pero en la cultura antigua china, la homosexualidad era totalmente aceptada.

—Sí, el concepto de la sexualidad en la antigüedad en China es como en la cultura griega. El sexo era simplemente una necesidad fisiológica que debía satisfacerse. Es por eso que hombres o mujeres muchas veces daban lo mismo.

¿Hay gays en China en la farándula, en la moda? ¿Cuál es la situación de las travestis?

—Sí, existen. Podemos nombrar a Guorong Zhang y Yunshi He de Hong Kong, Xianyong Bai y Kangyong Cai de Taiwan, Zisi Cui de China. El último es maestro de la Academia de Cine de Beijing y es considerado como el Michael Fassbender de China.

Pero la mayoría de los famosos no quiere declarar su orientación sexual porque tienen mucha presión. Cabe mencionar que, entre los empleados de oficina, muchos tienen el valor de declararla, sobre todo los diseñadores de moda, los maquilladores y fotógrafos, entre los cuales se destaca el diseñador conocido como “Jimmy”.

Usted defendió al senador Cheng de la provincia de Yunan, quien fue destituido después de que fotos suyas, donde aparecía participando en una orgía, recorrieran la web.

—No defendí a Cheng en particular, sino que pedí, una vez más, que se anulara del Código Civil un delito llamado “libertinaje en grupo” con el que se sanciona este tipo de prácticas. No veo por qué adultos que deciden libremente tener sexo en grupo tienen que ser sancionados. Es ridículo que esa ley exista. Igualmente, casi nunca se aplica. Pero esta vez fue muy notorio por ser Cheng un personaje público.

Ciudad prohibida

En 1996, Xiaobo Wang, esposo de Li Yin He, fue guionista de la primera película china que abordaba abiertamente una temática homosexual, East Palace, West Palace. En ella Lan, un joven escritor homosexual, es arrestado por la policía luego de tener sexo en el parque con otro hombre. La película es su interrogatorio: Lan ante el policía contando su vida. Sus dificultades por ser homosexual, su casamiento frustrado con una mujer, sus primeros deseos adolescentes y las palizas que sufre por parte de amigos o compañeros de escuela. “El productor quería hacer una película sobre el tema y vino a verme. Durante la conversación dijo que buscaba a un guionista y yo le hablé de mi marido.

Algunos de los casos que se cuentan en la película son casos reales que yo había estudiado.”

Poco después de la salida oficial de la película, la policía arrestó a Zhang Yua, su director, y le confiscó el pasaporte. La película tuvo una enorme repercusión mundial, fue presentada en el Festival de Cannes (aunque su director, por supuesto, no pudo viajar a presentarla). Y ganó, entre otros premios, el de mejor director del Festival de Mar del Plata en su edición de ese año.

¿El patriarcado funciona igual que en Occidente?

—Para mí la mayor diferencia entre los movimientos patriarcales de China y los del Occidente es que aquí los movimientos son iniciados y dirigidos desde los altos estratos hacia la masa. Las actividades feministas siempre son organizadas por la Federación de Mujeres de China.

Tras la pérdida de su marido, usted escribió tal vez por primera vez un texto autobiográfico. ¿Nos puede contar hoy cómo está compuesta su familia? Y su marido, ¿qué opiniones tenía de su trabajo?

—Es algo personal y privado, así que ruego me perdone no contestarla. Pero le puedo comentar que me ayudó y me apoyó mucho. El mundo de ellos, mi primer libro sobre la homosexualidad masculina, es fruto del trabajo entre los dos. Hicimos investigaciones juntos y él era más aceptado por los chicos a quienes entrevistamos.

A partir de la publicación de La breve historia del movimiento del cuatro de mayo en 1987, no ha parado de publicar. ¿Cómo es su método de trabajo?

—Todos mis libros nacen de ideas muy concretas y muestran el resultado de una investigación. Por ejemplo, Las cuestiones de sexo está destinado a hablar de todos los aspectos del sexo y a expresar sus opiniones de la sexualidad, como la prostitución, la One Night Stay, etc. El feminismo es considerado como un manual de casos reales de la sociedad. La subcultura de sadomasoquismo es un informe detallado.

¿En qué está trabajando actualmente?

—Estoy escribiendo un libro de análisis sobre la lengua oficial del comité con respecto a la sexualidad .

Casamiento chino

Li argumenta que la homosexualidad no va contra las leyes chinas y que el deseo de casarse por parte de las personas del mismo sexo no va contra ninguna norma. Entre sus argumentos políticamente correctos está el consejo que da a sus gobernantes, aprobar el matrimonio podría ser visto como un avance en la protección de los derechos humanos, ganándole a Estados Unidos. Acudiendo a un punto de vista práctico, también argumenta que las personas que contraen hiv rondan un cinco por ciento de la población. Según ella, el matrimonio contribuiría a que la estabilidad redujera los riesgos.

¿Podría hacer una diferencia entre lo que conoce de China en relación con la homosexualidad y otros países occidentales que usted ha estudiado?

—La mayor diferencia, para empezar, es el matrimonio. En China, muchos homosexuales se casan con mujeres para ocultar su verdadera orientación sexual. Esos casamientos son una tragedia, sobre todo para la mujer.

Según una investigación mía, existen unos 16 millones de esposas cuyos maridos son homosexuales, la mayoría de las cuales sabe la verdad, pero siguen en el matrimonio. Pienso que la causa de este fenómeno se debe al concepto tradicional chino de mantener la sangre de la familia.

Usted ha solicitado dos veces ante el Comité Comunista que se apruebe la ley del casamiento homosexual, ¿cómo fue la reacción en esos momentos?

—Ante la primera propuesta, la reacción fue de completa indiferencia, porque ni siquiera juntamos las 30 personas necesarias para que la propuesta sea revisada. En la segunda un portavoz del comité me dijo que no era el momento, pero que terminaría por darse.

¿Y ahora lo considera cercano? ¿Va a hacer una tercera propuesta?

—Y sí, estamos preparando una nueva propuesta y creemos que se dará en los próximos años. China está cambiando mucho. El matrimonio es solamente la punta del cambio. A partir de allí hay mucho por hacer todavía.

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