Viernes, 8 de marzo de 2013 | Hoy
Cómo hacer para ser felices, reconocidxs y libres sin convertirse en funcionales al sistema: no hay respuestas, hay preguntas.
Por Marlene Wayar
Nos encontramos después de algún tiempo de vacaciones con La Berkins, en la entrega del “Laurel de los Derechos Humanos” donde descolló al recibir su premio (felicitaciones amiga) contando historias travas como solo ella sabe hacerlo. El sábado recibo un mensaje privado por Facebook de M.A.F.I.A.: Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autogestionadxs. Allá por octubre de 2012, un grupo de fotógrafxs decidió juntarse. Los hechos que fomentaron este encuentro van desde la solidaridad ante las amenazas a una colega hasta las redes sociales, pero sobre todo influyó ese instante preciso donde las ganas y las diferentes miradas de cada unx hicieron click. Decidimos salir juntxs a fotografiar. Sin patrones, colectivamente y mirando entre todxs. Documentando plural e independientemente el acontecer diario de nuestra realidad: “Somos lo que queremos ser.” Más trava imposible.
¿Qué une a estas personas, hechos y comunicadxs en mi cabeza? Hace ya mucho tiempo nos interpelan a Nadia, Lohana y a mí otras travas, la enviada Belén Correa de ATTA por ese momento y la Paola, su segunda en jefa, por un tema: la elección de la “Miss travesti Argentina”. Para nosotras en plena ebullición cerebral con el activismo GLTTBI (90’s) lo más quemante fue siempre el discurso feminista contra los estereotipos de mujer: La minita que el hombre quiere para sí, sumisa, sexy, dispuesta hasta la humillación a ser esposa y luego madre. Formateadas para la prostitución y solo para ella, ¿qué se espera del culto al cuerpo perfecto para los ojos de él por parte de las travas? Impregnadas además del discurso marica sobre “la Reina”, “la Miss”, “Diosa”, ¿có-mo oponernos a algo que, salvo nosotras tres, todas ven con ojos ilusos? Aceptamos. Las condiciones que nos tranquilizarían: el jurado está integrado por personalidades del arco activista por los derechos humanos, no solo se evaluaría belleza física y (lo que más me sorprendió) cada participante tendría una pasada con una vestimenta que se confeccionaría en el trascurso del evento. Les dimos a cada una dos metros de tela y con eso debieron confeccionar “el modelito” con que harían la próxima pasada. Todas lo hicieron y no solo eso: Todos se veían bien. Lo más sorprendente fue que todos eran únicos, ninguno se repetía visiblemente. Hoy el Grupo Transparencia Marplatense cuenta con su decimotercera celebración de la Reina Trans en la ciudad de Mar del Plata. Comenzó en el 1995 y este año contó con 14 postulantes, quienes concursaron por el premio principal, la elección de dos princesas y menciones especiales. La ganadora de la edición 2013 fue Lorena Jazmín Jufré, marplatense de 21 años. Si le sumo a ello que la reina gay de la vendimia se proclama “para todos”, además de contar una vez más con Florencia de la V, figura “prime time” del espectáculo nacional, el resultado es ¡un fuego, marica! Pero cierta sensación me opaca. Es para conversar sobre estos tres hechos similares pero radicalmente contradictorios: ¿habremos de crear formas novedosas de celebrarnos y transformaremos prototipos héteros? ¿o seremos eso que otros (héteros) necesitan, desconociéndonos a nosotras mismas y olvidándonos de ser travas lucidas en el brillo, despabiladas en las sonrisas y astutas para no creernos en serio que somos coronadas?
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