Quiero decir te amo, la obra de Mariano Tenconi Blanco, reconstruye, a través de cartas de amor, la historia entre dos mujeres de fines del siglo XXI, una de ellas, infelizmente casada.
› Por Adrián Melo
No es novedoso señalar, como una gran ausente de la Historia, la voz de las mujeres. Y menos frecuente aún es escuchar voces femeninas que se alcen para relatar sus experiencias amorosas con seres de su mismo sexo. Las cartas personales y los diarios íntimos, al presentarse en principio como escritos relegados al campo de lo íntimo, de lo privado y de lo secreto, han sido lugar privilegiado de expresión del erotismo lésbico de épocas pretéritas. Así, unos manuscritos descubiertos en el monasterio de Tegersee de Baviera con varias cartas en verso permiten conocer los sentimientos sensuales y las penas de una monja del siglo XII por estar separada de su amada, a la sazón, otra monja. En pleno siglo XX, las 3500 cartas que se conservan de la primera dama Eleanor Roosevelt a la periodista Lorena Hickok revelan su enamoramiento (“Me has hecho crecer como persona por el solo hecho de ser merecedora de ti: je t’aime, je t’adore”) y su tristeza por no poder pasar más tiempo con ella agobiada por su actividad pública . Siguiendo esta tradición, Quiero decir te amo, la obra de teatro escrita y dirigida por Mariano Tenconi Blanco, está estructurada en torno de cartas y diarios recitados e interpretados extraordinariamente por Mariángeles Bonello y Yanina Gruden, que parecen conformar respectivamente los tipos ideales de la mujer amargada y frustrada por un matrimonio heterosexual y la de la mujer aburrida, algo histérica y ansiosa de vivir nuevas experiencias sensuales.
En un escenario despojado de una habitación de una casona de fines del siglo XIX, y en un ambiente íntimo, se nos cuenta por medio de estos recursos –bellísimo y poético texto de Tenconi Blanco– y a través de la delicada música compuesta e interpretada en vivo por Ignacio Llobera y Santiago Johnson, los albores de una historia de amor que comienza como un equívoco epistolar y que culmina con un encuentro cuerpo a cuerpo de besos, uñas, mechas y sangre. Las dos actrices vestidas a la usanza antigua (¿Belle Epoque?) relatan una historia de amor más contemporánea para dar cuenta, quizá, con este intencionado anacronismo de las continuidades victorianas de la represión, la relegación al ámbito de lo secreto y de lo prohibido cuando se trata de amores entre féminas. Hay una fuerte vindicación en el texto de Tenconi Blanco hacia las mujeres, que culmina con la triunfal y alegre cópula entre ellas y casi en un manifiesto: “Te amo tanto. Y soy mejor desde que te conozco. Vos sos mi sangre y yo la tuya. Te amo. Sólo una mujer sabe lo que esto significa”.
Quiero decir te amo, viernes a las 21 y a las 23, en La Casona Iluminada, Av. Corrientes 1979.
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