Viernes, 24 de enero de 2014 | Hoy
Al calor de enero se hizo la sexta edición del Festival por la Diversidad en El Bolsón, evento autogestivo que hermana movimientos queer, feministas y de DD.HH. Mochilerxs, locales y visitantes de todos los puntos del mapa se sumaron a un fogón repleto de consignas reveladoras del presente y que son prueba de que la periferia amplía los límites.
Por Simón Mas
Nochecita post-Navidad en céntrico videoclub. De fondo suena la radio donde diariamente pone la voz un conductor local abiertamente gay. Un amigo cinéfilo entre los clientes, todavía más gay, nacido acá pero que lleva viviendo en Europa 20 años, escucha decir: “Este (con nombre y apellido) se la come”. Y levanta la vista. Me cuenta que los que hablan, para su sorpresa, son pibes. Nuevas generaciones repitiendo un patrón, micromachismos nuestros de cada día. Y antes de volar a su residencia primermundista reconoce que nuestra acción es necesaria y la alienta.
Pocos días después, con la ciudad repleta de turistas, este festival pequeño toma las calles, armado en forma independiente desde espacios de derechos humanos, feministas y queer. Sin un mango del gobierno rionegrino, que a través de la “Ley de turismo gay” insiste en colocar a Bariloche y Las Grutas como “las ciudades friendly”. Alejado de los grandes centros urbanos a donde muchas veces emigramos para poder ser, pero que viene marcando su impronta desde hace 6 años con la riqueza de la diversidad y la cultura que caracterizan a la sociedad de la comarca andina, nuestro lugar es elegido para vivir o veranear por una gran familia Lgbtiq a la que año a año se suman amigues que llegan desde todos los puntos de la Patagonia y algunos de los muchos nortes, mochileando por la zona a dedo o en autos repletos.
Un fogón de bienvenida sirve como ronda para reconocernos en un primer brindis. La radio abierta en la puerta del hospital desde donde se hace la presentación pública de las actividades. El abrazo amigo de Susy Shock en el Poemario Transpirado conmueve a una sala repleta y atenta. Un picnic donde nos repensamos una vez más y punteamos el documento que será leído en el escenario de cierre y que se transcribe en esta misma nota. La muestra Espejos. La esclavitud de Veroka Velázquez como antesala del programa especial de Conjuros a viva voz, donde se luce la dulce voz abrecorazones de Marlene Wayar y compañeres activistas queer de Capicúa presentan la guía de salud trans en la que estuvieron trabajando.
El sábado amanece con sol pleno, brilla la cordillera de fondo para la marcha por las calles, donde cada vez somos más. Primero Julián y Marcos, la pareja de guardaparques, abriendo paso con las banderas del arco iris, enseguida la carroza con les organizadores, después la columna de gente cantando “¿Dónde están, cuáles son las travestis del Bolsón?”, insistiendo y denunciando la presencia del travestismo local en el closet. Ya entrada la noche, un escenario en la plaza principal con la calle cortada y repleta, hace del cierre un evento populoso y festivo para toda la comunidad.
Red amorosa si las hay, El Bolsón grita libertad y sueña con hacer posibles nuevos rumbos para todes les que deseen caminar un lugar donde se pueda ser quien cada une es sin dar demasiadas explicaciones.
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