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Viernes, 14 de noviembre de 2014

Franco y tirador

Sálvese quien pueda o quien se lo merezca... Contra lo bueno, lo tibio, lo malo y lo vendido, Shangay Lily estira su lengua larga. Cobra el Papa, y cobra la comunidad gay en el mostrador de este lúcido y polémico artivista español.

 Por Gustavo Pecoraro

“Lo que no acabo de entender es la epidemia de baja comprensión lectora que ha asolado las redacciones de los principales medios de todo el mundo cuanto a este Papa homófobo y misógino se refiere. Todos esos medios que cuando hablan de ‘antisistemas’, ‘radicales’ u otras manifestaciones del descontento ciudadano son de una meticulosidad buscamierdas apabullante, cuando se refieren a este Papa parecen quedarse ciegos a las siete palabras y difundir titulares más incompletos que la contabilidad del PP. ‘La Iglesia amparará a los gays’, afirman rotundos, omitiendo las condiciones que pone este Papa para proclamar su enorme amor hacia los homosexuales... que no sean homosexuales.” Esta y declaraciones más fuertes todavía escupe Shangay Lily desde su columna Palabra de Artivista en el Diario Público. Hace unos meses, la Fiscalía de Estado español la desestimaba una denuncia de la Asociación Española de Abogados Cristianos y de la Asociación Rosario por España contra Shangay Lily, al que acusaban de cometer delitos de “provocación a la discriminación, injurias, calumnias y contra la integridad”. El fiscal desestimó la petición de las asociaciones católicas amparándose en los derechos de libertad de religión, expresión y opinión: “Son opiniones dispares que podrán tildarse de expresiones soeces, pero lejos de suponer una provocación al odio o violencia”, dice la sentencia.

¿Quién es Shangay? Diríamos que es un artivista gay y español, pero Shangay no cree en nacionalidades, tribus, ni géneros: “Mi patria es el vientre de mi madre”. Amado y odiado en buenas dosis, es escritor, periodista, autor, actor, comunicador y activista: de derecha a izquierda, muchos se mosquean ante la dureza de sus ataques, que tampoco tiene clientela: desde el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardo; el ex presidente de la Felgbt, Pedro Zerolo, y actual miembro de la Ejecutiva del PSOE; Rajoy, presidente de España; o el Papa: “Siguiendo con el ingenioso juego de ‘papa bueno, papa malo’, que continúa con la entrañable tradición ‘poli bueno, poli malo’, la mayor agencia de marketing del mundo, Vaticano SA, lo ha reconvertido en un ingenioso ‘este Papa os va a salvar a todos del malvado Benedicto equis, uve, palito, y su odio ancestral’. Cuando en realidad, al igual que los policías, ambos papas son lo mismo, pero jugando a ser diferentes”.

Pío Pionero

A principios de los ‘90 fundó Shangay Tea Dance, la primera fiesta temática gay. Poco después creó Shangay Express, pionera revista gratuita exclusivamente gay. En 2006, harto de todo, decidió retirarse del medio rompiendo una foto de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (del Partido Popular), en uno de los principales programas de la cadena pública madrileña.

En noviembre de 2010 protagonizó las portadas de los principales periódicos nacionales y de los noticieros al plantarse frente al actual presidente Mariano Rajoy y decirle ante cámara: “En nombre de la comunidad homosexual y gay, quiero pedirle que recapacite sobre sus declaraciones cuestionando el matrimonio homosexual. ¡Basta ya de homofobia en el PP!”. Fue expulsado del evento por la fuerza.

Además de darle para que tenga a la Iglesia y a la derecha, también criticás por ejemplo la mercantilización de la comunidad LGTB.

–Es un fenómeno que yo denomino gaypitalismo y se remonta a principios de los ‘90. En mi venidero libro Adiós, Chueca (Memorias del gaypitalismo: construyendo la marca gay) lo analizo en profundidad, porque yo estuve en el centro de esta degeneración de la lucha gay. Básicamente ha sido una corrupción de nuestra lucha y nuestro colectivo para convertirlo en un lucrativo negocio que ha renovado y fortalecido al capitalismo. De ese negocio que ha monopolizado un reducido grupo de lo que yo denomino gaympresarios, ha surgido una verdadera oligayrquía que distorsiona nuestros objetivos y prioridades para centrarse en lo más vendible y amable para el heteropatriarcado. De este modo se ha esquivado la lucha de clases o el feminismo como componentes esenciales de nuestra lucha para desactivar la amenaza que el movimiento gay significó para el capitalismo y se le convirtió en un colorido sector comercial al que explotar, vendiendo una identidad biselada, manufacturada y elitista. Una oligayrquía que ignoró a todo gay, lesbiana o transexual que no fuese heteroamable o pobre.

¿Cuál es la posición de la dirigencia LGTB del Estado español en este tema?

–Han sido los dirigentes de las asociaciones en connivencia con los gaympresarios los que vendieron nuestra lucha al capitalismo. Por supuesto, ha generado mucho dinero y poder. Una explotación de la perentoria necesidad de los homosexuales de pertenecer, de encontrar una identidad no demonizada.

¿Cómo fue tu quiebre con todo esto?

–He aprendido que la insularidad es una trampa que el capitalismo feroz ha usado para desactivar las distintas luchas o reivindicaciones, encerrarlas en el ensimismamiento, en una insularidad que ignora otras minorías u opresiones, creyendo que lo único importante son los logros para la comunidad. No se debe elegir una única vía de activismo sino aunar las distintas luchas para conseguir vencer al capitalismo que compra elites en minorías a las que premiar por desactivar la disidencia y convertirla en privilegios. Creo que la Teoría Queer ha caído en ese mismo elitismo y marca que denunciaba lo “gay”. Y ha sido por ese ombliguismo y soberbia, ese concurso de “a ver quién es la más moderna y transgresora”. Se olvida la calle y se acaba en la elite, en el clasismo, en el capitalismo, en el gaypitalismo. De todo este cuadro lo más triste es la cantidad de homosexuales que están deseando creerse (y difundir) las mentiras para justificar su entrada en la Iglesia que les tortura, desprecia y humilla. No hay nada inocente o altruista en esos gays. Es puro egoísmo de absurdigay. Saben que, como los ejecutivos en las multinacionales, tienen que entrar en las convenciones sociales consensuadas por la mayoría para poder acceder a la elite que explota al resto (a los perdedores, según ellos). Así funciona el capitalismo. Y la Iglesia ha sido y es un engranaje fundamental en el capitalismo...

¿Qué tendría que incluir la actual agenda de reivindicaciones LGTB que no incluye?

–La lucha de clases, la realidad homosexual disidente que molesta al patriarcado. Se ha ido abandonando la lucha real contra la homofobia, sustituyéndola con estupideces de pose como la LGTBIQfobia y demás elitismos de universidad en lugar de centrarse en las mil luchas pendientes que ahora vuelven, como el rebrote del VIH entre los más jóvenes. Se ha impuesto una trampa de lo políticamente correcto y lo institucional para olvidar lo no publicitable. Creo que la honestidad y la lucha incómoda nos implica a todos y todas, y no hace falta un o una “mesías” que indique la dirección. Todas las personas deberíamos ocupar nuestro lugar en la trinchera sin esperar a que nos la excave una beca, un departamento universitario, un partido o un grupo de moda.

Entonces, ¿cómo se articula la denuncia con la lucha en la calle?

–Son lo mismo. No soy un periodista que escribe sobre lo que otros hacen. Yo soy un artivista que explica lo que él o ella y los y las de al lado hacemos en la calle. Mis artículos son una faceta más de mi artivismo.

No se corta un pelo a la hora de decir las cosas como piensa, y eso de la “normalidad” LGBT la tiene bien clara: “El problema es que la diferencia nunca muere. Sólo se disfraza de ‘normal’”. En estos tiempos de disidencia controlada, de disidencia ya integrada en el sistema, ya prevista, hay que estar fuera de la norma.

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