TEATRO
Dennis Smith fue boy scout y regresó para contarlo en un musical confesional que denuncia el bullying sin una pizca de pedagogía.
› Por Alejandro Dramis
“Soy como Alicia. Sólo que en vez de caerme en medio de las Maravillas, me caigo en medio de la mierda.” Las luces se encienden y descubren un hermoso bosque de sogas colgantes, un laberinto de múltiples significados, dentro del cual un boy scout rememora su pasado plagado de maltratos y explora su presente en un tono catártico. La escena se transforma en un musical que evoca un mandato de la infancia, aquel que condujo a su protagonista a pertenecer a la organización de los boy scouts, bajo el ofrecimiento de la “hombría” y la “normalidad”. Boy Scout representa una terapia individual, ficcional y, a su vez, real; un abrirse al mundo para intentar comprender el porqué de tanta crueldad contra lxs niñxs que descubren en su edad temprana la atracción hacia personas del mismo sexo. Gracias a su carácter nostálgico y tierno, Dennis Smith logra evitar cualquier golpe bajo como recurso efectista en su desarrollo (comunes en muchas historias sobre abuso y discriminación). La obra constituye una condena hacia el maltrato, pero lo hace sin apelar directamente a una pedagogía para la toma-de-conciencia del problema. Por eso, Boy Scout trasciende ese aspecto del tema y se piensa como un proyecto superador del pasado, hacia una reescritura de un presente sanador, tal como lo dice una de las canciones favoritas que nuestro scout interpreta: “Hay que sacarlo todo afuera / como la primavera / nadie quiere que adentro algo se muera”. La imagen de la normatividad social que condena y reprime la diversidad en lxs niñxs aparece paródicamente representada en el personaje que lidera el campamento scout: Mr. Camp Leader, un chongo militarizado con pinta de puto reprimido e ínfulas de masculinidad dominante.
Para completar la trilogía que comenzó con Negra (2012) y que continuó un año después con la obra Dos hermanos, Boy Scout cierra el recorrido autobiográfico con el cual Dennis Smith se subió a los escenarios porteños estos últimos años. Los músicos en escena ejecutan clásicos como “Gracias a la vida” y “Paloma negra”, que con la privilegiada voz de Smith conforman un número vivo de homenajes e ironías que sueñan con la aceptación de la propia historia, vivida como tragedia primero y luego como farsa ficcional.
Hasta el 10 de diciembre. Miércoles a las 20.30 en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551.
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