FESTIVAL ASTERISCO
Una de las novedades que aporta la edición de Asterisco de este año es la creación de una sección adolescente: Cuenta conmigo, un modo de darle voz e imagen a un sector de la población que suele ser interpretado, sobreinterpretado, y queda siempre fuera de foco.
› Por Laura A. Arnés
Clásicas en su construcción narrativa, Boys, Feriado y Hoje eu quero voltar sozinho, tres películas de la sección Cuenta conmigo, ponen en escena problemas sobre la familia y la clase, la homosociabilidad del deporte y las funcionalidades diferenciales pero, sobre todo, el amor. O el deseo. En la misma línea que clásicos como Get Real (1998), Sommer Sturm (2004) o Shelter (2007), estos relatos dan cuerpo a una educación sentimental alternativa. Son tres historias sencillas que narran el paso de la niñez a la adolescencia, que ponen en escena el descubrimiento del otro pero, sobre todo, de uno mismo. Lo digo en masculino porque en las tres los protagonistas son varones —lo lesbiano y lo bisexual sigue estando relegado en la representación fílmica—. Dos jóvenes sorprendidos en la contingencia de su encuentro abren una falla en el orden hegemónico, en las lógicas disciplinadoras del mundo adulto, blanco, heterosexual, patriarcal y capitalista. Ese es el punto de partida de los films. Basta una mirada y los cuerpos de los adolescentes se desvían de las normas productivas heredadas. La mirada es fundamental: en los tres films son los ojos de los protagonistas los que delinean en su movimiento políticas éticas, estéticas y sexuales, sostienen políticas del deseo o de la pasión. No es la palabra lo fundamental en los relatos sino los silencios. Porque es en esos espacios, que no son falta sino excedente, donde emerge un deseo que no busca respuesta en el lenguaje sino en una caricia o en un beso. No son relatos de “coming out”: no hay confesiones, explicaciones, ni respuestas. Sólo hay pasiones y actos, cuerpos en movimiento y contacto constante. Hay reorientaciones, dudas y, por supuesto, desorientaciones. Porque la desorientación puede ser, también, un modo de habitar el mundo.
Boys
(Holanda, 2014, Mischa Kamp)
Sieger habita un universo de hombres: vive con su padre y su hermano y es atleta. Para su sorpresa, es en la calma del vestuario –espacio homosocial por excelencia– que la mirada atenta de Marc le descubre los hábitos de su propio cuerpo –“¿siempre corres con una media caída y la otra subida?”– y le despierta un deseo intenso y confuso. En un escenario rural, por momentos paradisíaco, por momentos infernal, el protagonista deberá entender que para ser feliz tiene que aplicar a su vida la lección que la carrera de relevos le exige: si ganar es reconocer el propio deseo, no hay otro camino posible más que confiar y entregarse.
Viernes 17, a las 18.20.
Auditorio Leonardo Favio
(Congreso de la Nación)
Sábado 18 a las 14. Bama 2.
Feriado
(Ecuador, 2013, Diego Araujo)
En el contexto de la crisis bancaria de Ecuador de 1999, la casualidad hace que dos chicos llamados Juan Pablo se crucen: un estudiante blanco, de buena familia, y el otro, un poco más grande, de origen indígena, metalero y tallerista. Los dos encarnan un pacto que amenaza la diferencia de clase económica y sexual. Una alianza monstruosa –porque pone en contacto esferas que no deberían tocarse– que denuncia el heterocapitalismo blanco y el machismo de las sociedades latinoamericanas. En este film, bien sudaca, el deseo, en tanto movimiento hacia lo otro, efectúa bodas contra natura que requerirán de la poesía, la música y el dibujo para ser expresadas.
Miércoles 15, a las 16.20.
Auditorio Leonardo Favio
(Congreso de la Nación)
Viernes 17, a las 14.30. Kino Palais.
Hoje eu quero
voltar sozinho
(Brasil, 2014, Daniel Ribeiro)
Cómo se construye el deseo más allá de lo visual. Cómo ser “normal” cuando el cuidado de lxs progenitorxs no lo permite. Leonardo es un adolescente no vidente; Gabriel, un compañero nuevo. Y el deseo que aparece entre ambos –complicidad y cuidado– es la potencia que destruye las variables conocidas. Querer va a ser romper con los lugares seguros; que el deseo desborde y se convierta en acción. Frente al sentido común, en este relato no hay falta sino exceso: masturbarse y volver solo a casa van a ir, necesariamente, de la mano. Y crecer, para Leonardo, va a requerir apartarse de la seguridad de lo conocido, enfrentarse a la ceguera de los demás y lanzarse, con pasión, hacia aquello que no se puede ver porque está, sencillamente, por ser construido.
Domingo 19, a las 20.15. Cine Gaumont
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