Vie 21.08.2015
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A LA VISTA

Prevenir es saber

Cuantas más personas viviendo con VIH lo sepan, estén en mejor estado de salud y con cargas virales indetectables, cuantas más accedan a los recursos de prevención disponibles, menor será la transmisión. Esta es una de las reflexiones de las tantas conclusiones de la última conferencia de la Sociedad Internacional de Sida. El factor económico, los intereses de los laboratorios y una información que todavía se escamotea se cuentan entre los obstáculos para el tan deseado camino hacia el fin del sida.

› Por Gustavo Pecoraro

Del 19 al 22 de julio se realizó en la ciudad canadiense de Vancouver la VIII Conferencia sobre patogénesis, tratamiento y prevención del VIH que organiza la Sociedad Internacional de Sida (IAS), un evento científico que reunió a más 6000 delegadxs de todo el mundo. En ese ámbito tan decisorio se cruzan las definiciones de las políticas sociales de los diferentes países con los intereses del mercado de los grandes laboratorios, mientras en el medio las organizaciones sociales se preocupan por dar una respuesta al VIH.

Un primer balance dice que:

A. Es prioridad reducir la transmisión y seguir invirtiendo en ciencia para llegar al descubrimiento de una vacuna.

B. Redoblar los esfuerzos hacia las metas que Naciones Unidas estableció el año pasado durante el Primer Foro Latinoamericano y del Caribe del VIH en México. Meta 1: Llevar al 90% la proporción de personas que conocen su diagnóstico positivo. Se estima que el 30% de las personas de la región que viven con VIH conoce su serología. Un temprano diagnóstico ayuda a la salud en particular y a la prevención en general. Para lograrlo hay que generalizar el testeo rápido acompañándolo de políticas de contención que resulten en un justo acceso a los servicios de atención y tratamiento. Meta 2: Aumentar al 90% la proporción de personas bajo tratamiento antirretroviral, contribuyendo a mejorar su salud, protegiéndolas de nuevas infecciones asociadas al sida. Meta 3: Aumentar al 90% la proporción de personas bajo tratamiento con carga viral indetectable que es clave para la salud de las personas viviendo con VIH pero también clave para reducir el riesgo de la transmisión. Otra prioridad que se podría incluir como bonus track es controlar la comorbilidad (coexistencia de VIH/Sida con hepatitis, o VIH/Sida con sífilis, u otras dobles infecciones).

A nadie le suma no saber

Estas metas hablan de la importancia que tienen los tratamientos en lo que se refiere a salud y prevención. Cuantas más personas viviendo con VIH están en mejor estado de salud y con cargas virales indetectables, menor es la transmisión del VIH. La información temprana y el conocimiento del diagnóstico son vitales. Pero es vital –también– el derecho de cualquier persona a conocer su serología negativa. De ahí la importancia –una vez más reiterada– de que las políticas que se implementen fomenten los testeos masivos en base a la voluntad individual de las personas. Si se intensifican las campañas y los avances sociales y políticos en contra de la discriminación y la estigmatización, el testeo masivo de VIH podría considerarse también parte de medidas preventivas. Hay que poner todos los esfuerzos en frenar la transmisión sobre todo en aquellas personas que viven con VIH y no lo saben, y el Estado cumple un rol fundamental en este seguimiento.

Hola a los PreP

Uno de los temas más polémicos que se discutió, y mucho, es la implementación de los PreP (profilaxis pre exposición) de los que se presentaron los primeros datos de estudios. PreP es la recomendación de la toma del antirretroviral Truvada antes de las relaciones sexuales para que en una supuesta no práctica de sexo seguro la posibilidad de transmisión del VIH esté “protegida” médicamente. Algunos profesionales en Vancouver han hablado de “situaciones muy especiales”, donde es recomendable su aplicación, como es el alto porcentaje de usuarios de drogas recreativas (sobre todo el MDMA) en la comunidad gay (fundamentalmente) de los Estados Unidos. También incluyeron a trabajadorxs sexuales de cualquier parte del mundo, o lxs usuarios de drogas endovenosas. La utilización de los PreP está siendo reclamada en varios países europeos.

Un negocio billonario

Los enormes costos de estos fármacos (más de $10.000 por mes en la Argentina) son un billonario negocio para los laboratorios, que se deben estar frotando las manos. Más allá de respetar y apoyar el derecho privado al sexo sin preservativos (bareback), más allá de las dudas de considerar los PreP como una opción para la “prevención del VIH en personas con alto riesgo de contraer este virus”, como suelen presentarlo algunxs profesionales de la salud, hay preguntas inmediatas que debemos hacernos. Y las preguntas no son sobre derechos individuales ni prácticas, sino sobre privilegios sociales. Estados Unidos es el único país en el que se recomienda su uso dentro de programas de prevención. Su sistema sanitario de salud es privado pero gestiona programas para la atención médica y los medicamentos para personas con bajos ingresos y sin cobertura. Esos programas son administrados por cada Estado, que determina los criterios de elegibilidad y los medicamentos cubiertos. Si una persona viviendo con VIH tiene otras opciones para pagar los medicamentos, como el seguro privado o beneficios del gobierno, no entra en estas categorías.

¿Qué pasa entonces con quienes no pueden pagar el Truvada y son considerados “personas con alto riesgo”?

En Reino Unido (cuyo sistema de salud es similar al argentino) e Irlanda del Norte, Alemania o Francia existe una fuerte demanda, pero un profundo debate por su implementación. Algunas ONG de respuesta al Sida levantan su voz para pedir que la industria farmacéutica y los gobiernos europeos comiencen a implementar los PreP, tal como se hace en Estados Unidos. Pero en Europa no todos los países tienen sistemas de salud que garanticen la atención gratuita y universal, por lo que el origen de las inversiones para estos tratamientos está en discusión.

El Grupo Europeo de Tratamientos del Sida y la ONG francesa AIDES presentaron los PreP como una valiosa herramienta para frenar nuevas infecciones, especialmente en los “grupos denominados clave por su alta exposición al virus”, con lo que aceleró aún más un debate que genera tantas dudas como adhesiones.

Los estudios que se presentaron en Vancouver realizados en Kenia, Uganda, Zimbabwe y Sudáfrica (todos de Africa), también en Bangkok (Tailandia), en el barrio de Harlem de Nueva York (en los Estados Unidos) y en Inglaterra revelaron altos grados de protección a la transmisión. Todavía se siguen analizando las formas de toma, qué dosis y qué fármacos son los mejores para cada persona, ya que “algunos de lxs participantxs en los ensayos clínicos de la PreP presentaron efectos secundarios, como molestias estomacales, o pérdida de apetito, pero éstos fueron leves y por lo general desaparecieron durante el primer mes. Algunas personas también tuvieron dolor de cabeza leve. No se observaron efectos secundarios graves”, según las conclusiones de los estudios ADAPT (HPTN 067) e Ipergay.

¿Es necesaria la medicación?

La gran duda que surge tiene que ver con la prevención como la entendemos desde que estalló la pandemia, hace ya más de 30 años. El preservativo, método eficaz, universalmente conocido y aceptado culturalmente por casi todo el planeta (salvo por la Iglesia y algunos regímenes totalitarios), ¿fue eficaz para evitar la transmisión de VIH? A toda luces podemos decir que sí. Entonces ¿es útil que un médico recomiende PreP sabiendo que se expone a una persona para el resto de su vida a una medicación que no necesitaría?

“Mientras una vacuna o cura podría algún día ponerle fin a la epidemia del VIH, los PreP son una herramienta poderosa que tiene el potencial de alterar el curso de la epidemia del VIH en Estados Unidos hoy en día”, según la opinión del doctor Jonathan Mermin, director del centro nacional para la prevención de VIH/Sida, hepatitis viral, ETS y tuberculosis de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos. Entonces, si podemos arriesgarnos a decir que el camino hacia el fin de la epidemia de VIH/Sida ya comenzó, también debemos preguntarnos ¿quiénes llegarán primero y cómo?

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