Viernes, 9 de octubre de 2015 | Hoy
MúSICA II
El sábado pasado Señorita Carolina cumplió 10 años de recitales y lo festejó a pura furia sonora junto a su banda y un puñado de invitadxs que multiplicaron las voces, los gritos y los besos húmedos.
Por Alejandro Dramis
Carolina Pacheco hace de todo, y entre todo, desde el 2005 compone y canta, a veces sola con su pedalera –y quien la haya visto en vivo sabrá que ella es su gran amor– y otras veces en banda. Además de tocar, corea a Miss Bolivia, da clases como profesora de educación funcional y también cocina, según dicen, como las diosas. Con cuatro discos de estudio y dos en vivo, Señorita Carolina transitó un sinfín de experiencias durante una década que evocó y celebró en una fiesta que recorrió canciones de todos sus discos y que incluyeron bonetes, papel picado, calcos, besos, acordes y abrazos con todo el mundo.
Pasadas las diez se apagaron las luces y sin mucho preámbulo arrancó un show intenso y furioso con las notas de “Manas”, del disco Más Filoso, sin duda su trabajo más crudo, profundo y frontal hasta el momento. La gente canta, pide, y enseguida sonó “Verde”, introducida con un mensaje dirigido al público en tono de patotera ternura: “Acá bancamos la diversidad, amigo” (como si a alguien le quedaran dudas), y luego del obligatorio gesto heavy metal de los cuernitos con los dedos, Señorita entonó: “Mi inmadurez está y es natural/Aunque podés tomarlo como personal/Pero es verde/Nada se ve tan verde”. El repertorio continuó como una secuencia de placenteros electroshocks hasta la llegada del momento más íntimo y emotivo de la noche, de la mano y el abrazo a dúo junto a Paula Maffía: un escenario despojado de todo, excepto de ellas y sus guitarras, que las envolvió en una interpretación hermosa del tema “Invierno”, del disco debut Florecida. Poco después, junto a la infinita voz de Maca Mona Mu llegó “Tractor” y sus coros rabiosos, que ponen el grito en el cielo contra la violencia de género y los femicidios en nuestro país, para anunciar algunos temas más tarde el cierre del show, con todxs lxs invitadxs sobre el escenario, y darle un fin y un comienzo a una historia de diez años que en una hora y media encarnó en secuencia de notas, gritos y risas imparables. Entre el pogo en las mesas, el sudor y las lágrimas, Soy le robó unas palabras a la Señorita cumpleañera.
–Mirá, a algunxs feministas les molesta que me considere feminista. Me tiene sin cuidado. Me han atravesado muchas experiencias ajenas, me despertaron, me fue haciendo crecer el contexto en el que gracias al karma me tocó estar.
–Justo esas dos canciones que nombrás, “Nada Sucio”, que se relaciona con la menstruación y con desestigmatizar el cuerpo femenino, y “Tractor”, que habla de la violencia en una pareja, están súper relacionadas. Hay mucho más sentido de solidaridad y apoyo ahora que diez años atrás, cosa que pasa en la comunidad autogestiva en general, no sólo entre mujeres. Es un colectivo muy grande en el que cada vez importa menos el género o los gustos sexuales. No es tema. Y cuando es tema es porque estamos visibilizando algo, como cuando el año pasado salió el disco sobre la trata Se Trata de Nosotras.
–Relajarme cada vez más hacia un fluir fuerte, correntoso, poblado de amigos y amores, y que nunca se me apague el fuego de la canción.
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