Oh aquellos tiempos lejanos en que fuimos felices, antes de la abismal sin razón.
Realmente surgida por una hipócrita Iglesia y sus laderos Patria falsa y vano Hogar.
Gracias a mártires muy nuestros que guardamos en el relicario de cada corazón.
Unidos en la lucha, logramos demoler tantas ciegas murallas, para al fin celebrar.
Luz del futuro, encendida para siempre adentro de todxs nosotrxs
Lazos sagrados en tantas libertades que nadie, nunca, podría desatar.
¡Origen de un merecido futuro, en el que siempre seremos, parte de los astros!
Fernando Noy
Una tarde de verano
entraste a la habitación del piano
donde yo desgranaba entre lágrimas delicuescentes
las notas tristes del estudio número 10 de Chopin
y me dijiste que ya no nos veríamos más.
Nuestro amor estaba prohibido
por tu madre, por tu padre, tu hermano, tus tías y primos
la sociedad entera.
Yo tenía catorce años
me pareció demasiada gente
para un amor tan breve
tan casto.
No nos vimos más.
Y yo dejé de tocar el piano
y empecé a soñar contigo
cada noche
y fiestas de guardar.
A veces te buscaba en el listín de teléfonos
en la puerta del liceo
donde nos habíamos conocido
y soñaba contigo cada noche
era nuestra cita nocturna
aunque yo estuviera con otras mujeres
de más coraje.
Cincuenta años después
en otro lugar
allende el océano
me mandas un mensaje…
desde el Facebook de tu marido.
Parece que tu marido me quiere conocer
pero yo no he vuelto a tocar el piano
aunque a veces lloro
cuando escucho el estudio número diez de Chopin “Tristeza”
y otras mujeres me aman.
Cristina Peri Rossi
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