Viernes, 1 de julio de 2016 | Hoy
ENTREVISTA
Entre ensayos literarios, crítica musical y narrativa, Blas Matamoro suma una obra de casi cuarenta títulos. En 1971, junto a Juan José Sebreli y Néstor Perlongher, fundó el Frente de Liberación Homosexual. Luego, la dictadura lo empujó al exilio. Desde entonces vive en Madrid. Desde allí, y con una voz que parece provenir de otros tiempos, rememora para SOY el auge y ocaso del FLH, y también cómo eran los yires, los levantes y la reflexión sobre la disidencia en tiempos en los que ésta significaba en Argentina peligro de muerte.
Por Facundo Soto
Blas Matamoro ha estado ligado a los Derechos Humanos desde la defensa a los Detenidos Políticos, como abogado, hasta la creación del Frente de Liberación Homosexual, en su departamento de Once en el 71 junto a Juan José Sebreli, Manuel Puig y Néstor Perlongher.
Es escritor, ensayista, crítico literario y de música; cuenta con 37 libros. Sus referentes son los autores de la generación anterior, la del cincuenta, y sus ensayos llevan un vuelo intelectual que nada tiene que ver con el desparpajo libertino y maricón que unx se imaginaría. Hace poco escribió: “Los muchachos peronistas del ‘73 son jóvenes ilustrados y barriales de más o menos mi edad de entonces. Muchos murieron, como en la novela de Osvaldo Soriano, gritando los mismos vivas a Perón que sus verdugos”. Su amigo Sebreli comentó al respecto: “Lo más original y revulsivo de esa rara mezcla era un peronismo sui generis que se diferenciaba del nacionalismo de izquierda, entonces en boga, y se acercaba más al peronismo imaginario que habíamos inventado en los años sesenta, Masotta, Correas y yo mismo, adjudicándole un extravagante fundamento filosófico en Merleau Ponty”.
En el 2013 publicó Los bigotes de la Gioconda y, censurado en el 76 por la dictadura militar, su libro Olimpo fue tildado de acometer las tradiciones del ser nacional y la moral cristiana. No conoce las Teoría Queers, pero con el FLH combatía la heteronormatividad y consideraba a la familia como un germen que favorecía al Estado. No se les ocurría luchar por la unión civil o el matrimonio igualitario porque lo que estaba en juego era que no se los llevaran preso. En esta entrevista, en exclusiva para SOY, Blas Matamoro nos cuenta desde España los motivos de la creación del FLH hasta los que lo llevaron a su disolución.
–Queríamos obtener repercusión mediática para abrir un debate público sobre el tema y lograr que se derogaran las ordenanzas policiales que daban lugar a la detención y maltrato de los homosexuales.
–Desde luego, la cultura del patriarcalismo tiene que ver con una noción normativa y restrictiva de la sexualidad. Hay una sola norma y lo demás es anómalo y debe ser castigado o corregido.
–En verdad, Néstor era una de las tantas opciones que había en una estructura de células independientes y sin sujeción vertical. Néstor era de tendencia punk. Algo freak y anarcoide. En el trasfondo, la figura del santo y el mártir de la sexualidad anómala, de corte Jean Genet. Otros defendíamos una opción liberal, diálogo y debate, la aceptación mutua de la variedad sexual y la tolerancia, es decir aceptar al otro aunque no me guste.
–No recuerdo la escena pero me parece verosímil tratándose de Néstor.
–De levante por Internet no sé nada. En mis tiempos no había en Buenos Aires ni bares ni restaurantes ni saunas ni bailongos gay. En algún bar como el Augustus de Florida casi Paraguay se sabía que había ambiente pero el levante que recuerdo es el yiródromo: vereda sur de Santa Fe entre Florida y 9 de Julio o Callao si había mucha densidad, luego yirar por Callao hasta Lavalle y por Lavalle hasta Florida, cerrando el circuito. Baños públicos y cines rasposos, también, pero no me atraían especialmente. Me he asomado para pispar pero el sexo incómodo, a medias vestido y en lugares malolientes me repele bastante. Por lo demás, Buenos Aires era un enorme levantadero y la ocasión estaba en todos los barrios y medios de transporte, cualquier día y a todas horas. La concentración se daba en la ópera y el ballet pero reservada a cierto nivel de cultura y gustos. Un amigo valenciano, cuando le pregunté por Buenos Aires exclamó: ¡Qué ciudad más golfa!
–No recuerdo esa gestión. En todo caso, los partidos no tocaban el tema. Sé que unos cuantos compañeros fueron a una manifestación de los montos y los recibieron con el estribillo de que “No somos putos ni somos faloperos, somos hermanos de FAR y Montoneros.”
–Creo que el contacto entre homos que no nos conocíamos y que entendimos que integrar un colectivo fue algo bueno. También que se hablara en periódicos y revistas, hasta por la radio, aunque de modo anónimo o bajo pseudónimos.
–Habrán ido algunos por su cuenta pero no el Frente como tal.
–El exceso de tendencias, la dispersión del conjunto, la noción de haber conseguido lo poco que se pudo conseguir, la proximidad de un golpe de Estado al comprobar que la situación se estaba volviendo muy peligrosa para cualquier heterodoxia.
–La situación actual es radicalmente distinta. La homosexualidad es pública, está dentro de la normalidad legal de las relaciones humanas y familiares, todos los partidos han tomado posición a favor de la libertad sexual de los individuos, la Iglesia ha quedado aislada en su intransigencia dogmática.
–El casamiento entre individuos del mismo sexo es muy positivo porque normaliza la homosexualidad en la mirada hetero, crea respeto al observar que entre dos hombres o dos mujeres puede haber un vínculo tan complejo como entre varón y mujer, así lo homo deja de ser una mera actividad del momento sexual y abarca todos los aspectos de la vida: la cotidianeidad, el trabajo, los viajes, la cultura del uno al otro, la asistencia en los momentos de necesidad. Que haya patriarcalismo no es necesario, aunque siempre habrá quien busque a un papá o a un nene, a una mamá o una nena, etc. Pasa en las mejores familias.
–Me parece que normalizado salvo en países de un catolicismo recalcitrante como Hungría y Polonia, más las teocracias islámicas y, en parte, Israel.
–No tengo contacto con organizaciones. Voy a Berkana porque suelen tener libros en diversos idiomas muy bien elegidos. Hemos ido, mi cónyuge y yo, al día del orgullo, sin quedarnos hasta tarde, cuando la gente bebe alcohol, orina y arma escandaleras muy desagradables. Pero los chistes contra los curas son muy graciosos. Por ejemplo: una cofradía de costaleros, todos muy atléticos y luciendo músculos, llevando sobre la plataforma a una travesti haciendo de Virgen Macarena. O una comparsa de curas del brazo de jóvenes sacristanes portando una pancarta que decía “Exigimos colegios para nuestros hijos”.
–Del FLH podría recordar muchas cosas. Ahora mismo evoco a Manuel Puig diciendo: “Hay que invocar a las muertas, la Proust, la Gide, ¡las almas muertas!”.
–En la música no hay sexualidades, si acaso en textos puestos en música. La música en sí misma es erótica porque involucra, incluye, pero no es sexual en el sentido orgásmico, genital.
–En materia de filosofía y ciencia positiva, me parece que una mujer y un varón piensan desde un lugar imaginario, sexualmente neutral. Distinto es el caso de discursos en que interviene el cuerpo. Una vivencia fálica sólo la puede tener un varón, una vivencia uterina, sólo una mujer. Después está la incontable variedad con la que cada individuo vive su sexualidad porque cada quien tiene un cuerpo, su cuerpo aunque la sexualidad sea universal porque todos la tenemos, en general y de modo abstracto.
–No me parece que se pueda extraer algún rasgo de identidad sexual de la música de alguien.
–Gardel era un hombre que se ocultaba detrás de una identidad social que, desde luego, no era la de su origen. Con esa máscara se ocultaba, me parece, ante sí mismo. Su vida privada es pobre de documentos y comprende también su sexualidad. Es probable que fuera bisexual, pero sólo probable. A título de mera impresión, se me aparece como un hombre al cual lo sexual no le importaba demasiado.
–En cuanto a la visibilidad puedo dar simples impresiones de la vida madrileña. Madrid es una ciudad inmigratoria, así que la diversidad de colores de piel y lenguas es muy acentuada. Hay un vasto circuito gay en torno al barrio de Chueca y, por lo que yo conozco de ciudades europeas y americanas, es la única en la que existe un barrio claramente gay. Se puede conocer la topografía del Madrid gay en un mapa que hace y actualiza la librería Berkana. Supongo que podrá consultarse por Internet. En cuanto a visibilidad, hay de todo, desde el gay que todo el mundo dice que no lo parece, digamos el mimetizado, hasta la tía o el bombero de toda la vida. La novedad son los cachagays (un tío cachas es un hombre musculado) o musculocas, que van a los gimnasios y tienen un cuerpo muy cuadrado o cuadradísimo, o sea musculado, depilado, bronceado natural o con rayos.
–Lo siento, no las conozco.
–La divulgación de la sexualidad me parece positiva, siempre que no se convierta en moda y se banalice. El placer es algo muy serio. No grave pero sí serio. En todo caso, que cada quien investigue su propio sexo y no parta de casilleros previos y rígidos.
–Somos dueños de nuestros cuerpos hasta de alquilarlos y venderlos, si encontramos quién pague. Lo inaceptable es el castigo al cuerpo porque es corporal, como en ciertas religiones que lo consideran obra de un demiurgo malvado. Y también lo es cuando se alquila o vende sin consentimientos. El cuerpo de un niño, de un minusválido mental o físico. En cuanto a la disidencia, está en la naturaleza de la libertad. Cada quien puede disentir desde su cuerpo, con el único límite de la dignidad ajena.
–Supongo que hay censuras establecidas, a las cuales se suman los propios actores que se niegan a exponer ciertas partes de sí mismos. Pero hay quienes, al contrario, se muestran en pelota sin remilgos. Las pijas erectas han de ser difíciles de filmar porque una erección tiene una duración eficaz y placentera pero luego duele.
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