Viernes, 8 de julio de 2016 | Hoy
DANZATEATRO
Cuatro noches y el miedo a estar solo explora las diferentes formas de la soledad estallando géneros, lenguajes y cuerpos.
Cinco mujeres de blanco invaden el tenue escenario e intentan ocupar el vacío con sus infinitos movimientos. Las cinco buscan en cada rincón despojado una señal que sus cuerpos interpreten como la satisfacción lograda frente al deseo movilizador, hasta que repentinamente irrumpe, casi como desde otra dimensión, un ser sin identidad reconocible, andrógino y aterrador: rápido y preciso como una serpiente, altera la escena y se traslada enmascarado como un luchador de catch mexicano o un invitado no deseado a un carnaval macabro que augura finales de fiesta poco felices. Este momento ilustra una de las tantas secuencias de la obra de Ignacio González Cano, que compone una sucesión de cuerpos, danzas y músicas fusionándose unas con otras en permanente mutación, en constante búsqueda de nuevas lenguas y lenguajes: tango, pop, rock, sinfónico se mezclan, se rompen y se recrean, mientras los cuerpos y los vestuarios también se cruzan y se construyen, sorteando binarismos establecidos y sobrepasando los límites de lo cotidiano siempre en busca de algo más.
Musical cabaretero, pop queer, rock porno, tango activo, pasivo y versátil que se vuelve chongo y compadrito, clásico y reinventado. Cowboys y vestidos de alta costura entrecruzados en una orgía danzante, precisa y fríamente calculada por la mirada inocente y perversa de la indiscutible maestra de ceremonias de la noche: el Hada Madrina, que todo lo observa y lo comenta desde dentro y fuera de escena. Así, el clima profundo y teatral se combina con lo camp y lo bizarro por la repentina transformación del espacio escénico en un programa televisivo, La noche del Hada, que también opera aquí como una nueva fusión: la música y la palabra, el talento y la necesidad de venderse, el ninguneo y las ansias de protagonismo. Fusión que trabaja ahora la comedia absurda y el dramatismo contemporáneo, que pone sobre el tapete que la búsqueda por combatir la soledad es uno de los tantos modos de buscar a quien o a quienes amar, y que buscar a quienes amar es una de las tantas, incontables maneras de entender la atracción de uno, dos o decenas de cuerpos bajo un mismo techo para complacer los deseos propios y ajenos.
Sábados a las 0.30, Hasta Trilce, Maza 177
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