Viernes, 28 de octubre de 2016 | Hoy
CORDOBA
María Virginia “Vicky” Castro, ex activista de ATTTA de 31 años, fue encontrada muerta en su casa de Jesús María. Una muerte que más allá de las causas impone pensar en el abandono de persona, que sigue siendo un destino trans.
Por Matías Máximo
Hay muchas dudas. Que un vecino llamó a la policía porque hacía dos días que no la veían. Que una chica pasó y notó por la ventana un cuerpo en el piso. Que murió de forma súbita. Que se suicidó. Las pruebas y declaraciones no lo dejan claro, el hecho es que en Jesús María, al norte de Córdoba, María Virginia “Vicky” Castro apareció muerta en la casa donde vivía, sola, después de tres días sin que nadie la viera. Vicky tenía 31 años, había militado en ATTTA y se dedicaba a la prostitución. Tenía un hábito con las demás mujeres trans que paraban en las cuadras cercanas: al final de la jornada, a las seis de la madrugada, se iban juntas a desayunar a un bar de los que están abiertos las 24 horas. La última mañana que la vieron fue en ese café, donde todo transcurrió según lo habitual. Al llegar a su casa posteó en Facebook una imagen de la Medalla Milagrosa –de costumbres religiosas, solía hacer esos posteos– y deseo bendiciones.
“Ese fue el último posteo. Nada indicaba que tuviera ganas de suicidarse. Vicky no tomaba drogas ni tenía adicciones, la prostitución era la alternativa que le quedaba para conseguir unos pesos, pero no muchos ya que en la zona no hay tantos clientes. No nos había hablado de ningún problema en particular más que los económicos, ella estaba en una situación muy precaria”, dijo a Soy Nancy Ocaño referente de IGDIS (Identidad de Género, Diversidad e Igualdad del Norte cordobés), integrante del Consejo de Diversidad e Identidad de Género municipal de Colonia Caroya y una de sus amigas más cercanas, incluso llegaron a vivir juntas.
Si bien en principio se difundió que la muerte de Vicky había sido un suicidio, el rumor fue una confusión: el que se había suicidado era un vecino. Dentro de la casa no encontraron nada revuelto e incluso estaba la billetera, según dijo en declaraciones a una radio local el jefe de la Departamental, comisario Daniel Barrera. Tampoco se encontraron marcas en el cuerpo que hablaran de violencia, lo que suma todavía más dudas acerca de qué fue lo que le pasó a Vicky la mañana del 18 de octubre. Para analizar si existe alguna otra causa se le tomaron muestras de sangre.
“Más allá del motivo, esta muerte muestra una vez más el abandono hacia algunas personas trans por parte de los entes públicos, de los municipios, del Estado. Ella vivía en una casa muy humilde, se le había roto el baño y le habían cortado la luz. Para poder subsistir había empezado a vender los muebles que le habían quedado de sus padres, su mamá había fallecido hacía un año y largo… Acá vivimos en un ambiente muy conservador, donde la exclusión se potencia”, dijo Ocaño. Ahora el reclamo puntual es que la investigación siga su curso, ya que más allá de que Vicky no tenía familiares biológicos cercanos –que puedan exigir a la justicia como querellantes–, hay toda una comunidad que quiere saber por qué una mujer tan joven muere de repente.
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