Viernes, 5 de junio de 2009 | Hoy
LUX VA > AL CAMPEONATO DE FúTBOL FEMENINO ABRAZO DE GOL
Encandiladx por el sol del domingo, Lux decidió meterse debajo de la autopista 25 de Mayo y encontró calor en la hinchada de un equipo de reposteras que supieron cómo darle matraca, entre pitos y cornetas.
¡Ay, por favor! ¡Eso es un domingo! Podrá ser viernes, pero yo todavía estoy exaltada, clavándome las uñas en las palmas de la emoción y con los ojos cruzados de tanto seguir a la redonda en medio de un paisaje en el que redondas había tantas que la pelota se te llegaba a perder entre tanta carne bamboleante. ¿O será que no sé nada de fútbol? ¿O que de tantas ganas que tenía de tortear todavía estoy tratando de salir de la batidora? Y juro que no fue por tortear que me metí en el torneo, fue de confundidx, un poco mareadx por ese sol cruel que te ataca al mediodía después de un día entero de lluvia –¿se acuerdan de lo que fue el sábado?, ¡parecía el fin del mundo!– y una noche y media de after hour en el Abasto (bueno, creo que era el Abasto, porque sé que me bajé del taxi, pero no estoy segurx de dónde subí, ni cuándo). Sé, y eso podría jurarlo, que en el bolichón al que entré al amanecer había tanta travesti que me empalagué de ver escotes que no se sacudirían ni metiéndolos en un samba (bueno, sí, se me nota la edad, yo conocí el Ital Park y a mucha honra). Sé también que fue ahí donde me entraron las ganas de un poco de carne en la que poder hundirse; aunque es cierto que antes hubo quien se hundiera en la de estx cuerpx y que así, entre hundidx y naufragadx, puse proa hacia debajo de la autopista para ver a las chicas correr detrás de la pelota para encallarme enseguida en la orilla de Mónica Santino, la diosa del fútbol femenino, la organizadora del torneo del que no me pregunten el fixture porque no estaba yo ahí para la estadística deportiva. “¡Qué hacé, Lucho!”, escuché que gritaban a mi espalda, voz ronca, pelo blondo y lacio de planchita. Obvio que no me di vuelta. “Dale, papi, vení a darme un abrazo de gol”, insistía la voz que de algún lado me sonaba, como del lado de la tía Enriette (QEPD). Desesperada por encontrar la puerta del bar –no puede haber torneo dominguero sin bar, ¿verdad?–, hice caso omiso de la voz familiar hasta que un par de tetas se clavaron en mi abundante pecho y unas manos de motoquero me palmearon hasta hacerme escupir el último humo de la noche. ¡Yo era Lucho! Tortón patrio tenía que ser la única que podía llamarme de ese modo, que nada tiene que ver conmigo sino con su manía de llamar en masculino a cualquier bichx que camina. Me dejé hacer, esa delantera no era de despreciar, aunque ella misma como delantera se haya quedado en el banco durante todo el partido y su equipo, el desde ahora y por siempre equipo de mis amores, Social Cabrera, haya perdido por goleada este domingo. ¡Por diosx, qué manera de sufrir! El equipo tortón tenía hinchada –hay que ver el ruido que pueden hacer las novias–, pero lo que les quedó hinchado fue el arco con los 8 goles que les metieron. Lejos de la punta, mis amigas también buscaron el bar sin suerte. ¡No hay bar para las chicas que dejan todo en la cancha de San Telmo! ¡No era amor, era frío, sed y espanto lo que amuchaba los cuerpos! Mejor para mí: bajo la imponente figura de una arquera hice mi cueva (y la suya) esa tarde de balones y mariscos, aunque me cuidé muy bien de imprimir mi firma en el petitorio por la apertura urgente del bar del club, mientras espiaba a las chicas que en la cancha se daban topetones de corpiños como carneros intercambiando cornadas, pero no para pelearse (sólo en apariencia) sino para quererse. Es que el amor es así de flexible y florece aun entre patadas y puteadas, florcita silvestre creciendo en el cemento de una cancha de papi fútbol. ¿O era mami fútbol? l
TORNEO ABRAZO DE GOL, TODOS LOS DOMINGOS DE 16 A 19 EN CLUB SAN TELMO, BOLIVAR 1257. MAS INFORMACION: [email protected]
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