Vie 14.08.2009
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ENTREVISTA > POLI

La ambigüedad del tomate

En voz y guitarra de Sr. Tomate, Poli genera una ambigüedad que se transforma en una de las fuerzas sonoras más renovadoras surgidas de la escena rock platense del nuevo milenio. Celebrando una fiesta de la diversidad sonora, cada canción de la banda es un himno minimal para demoler cualquier dictadura de los géneros.

› Por Diego Trerotola

¿Qué te pasa cuando leés que las críticas dicen que tu voz no se reconoce como de varón o mujer?

—Antes de haber leído alguna crítica de mi voz, podía reconocer que tengo una voz grave, uno se escucha. Soy de hablar fuerte, creo que viene de familia de tanos y de donde me crié, del campo, la gente habla fuerte, a los gritos. Nací en Oriente y viví ahí hasta los trece años; es un pueblito rural que queda al sur de la provincia de Buenos Aires, a treinta kilómetros de Tres Arroyos y a veinte kilómetros del mar. Creo que tiene que ver de dónde vengo. Después, sí, hay una ambigüedad en mi voz y tal vez en mi imagen, y me hago cargo. Me pasó desde siempre, desde chiquita también me confundían con un chico. Una vez, no sé cuántos años tendría, ponele diez años, me fui a la peluquería sola y me corté el pelo cortito, cortito, cortito. Y mi mamá cuando me vio me quería matar, porque no pedí permiso ni nada. Y ahí parecía un varón realmente y yo estaba feliz. En realidad me siento cómoda así.

¿Y cómo manejás lo de la imagen ambigua?

—Ahora que estoy más grande lo tomo más natural en mí, y con un poco de humor. Sufrí bastante cuando era más adolescente, cuando me confundían en la calle porque, no sé, te da como vergüenza, me daba como cosa. Ahora realmente no me importa.

Antes te afectaba esa violencia del que interpela buscando una definición.

—Claro. Me parecía violento que te pregunten “¿Qué sos mujer, hombre?”. Y qué sé yo, y qué importa. Ahora que estoy más grande lo puedo manejar más. En el fotolog de Sr. Tomate ponen a veces “¿El que canta es mujer o varón?”. Y ya me causa gracia. Un insulto que me acuerdo que me dejaron hace varios años, pero no sé si era un insulto porque a mí me dio mucha gracia y me gustó mucho que estuviera, era algo así: “La banda no me gusta mucho, pero igual díganle al cantante que cante como un hombre”. Me dio tanta gracia que no lo vi como un insulto sino como un chiste, y si me lo hubiese dicho en la cara lo hubiese aplaudido porque me hizo mucha gracia.

En los primeros recitales de Sr. Tomate, usabas gorra y capucha del canguro, casi no se te veía la cara, jugabas con la incógnita. Después casi lo dejaste de hacer...

—Muchas veces estoy más predispuesta a ese juego y lo tomo para el lado del humor. Pero en realidad yo soy así, siempre, todos los días. Me encanta vestirme con buzos grandotes y capucha, y también me puedo poner una remera ajustada. Pero generalmente mi ropa es bastante ambigua, me gusta mucho la ropa de varón, qué voy a hacer... También he usado pollera, pero no me siento cómoda, no soy yo.

La mayoría de las letras está escrita en una primera persona sin género que le habla a otra persona sin género.

—Sí, trabajo con esa idea, escribo una letra sin género, para un hombre, para una mujer, para no sé... Que la puede cantar alguien y que no importe el sexo, que se la pueda apropiar alguien y que pueda cantarla de tal manera que no importe en realidad el femenino o el masculino. Sí, es verdad, yo escribo sin género: algo buscado, una decisión mía.

Sr. Tomate también tiene mucha libertad para relacionarse con los géneros musicales, casi como una idea de libertinaje de ritmos: hay momentos más punk, más folk, más pop, más bailables, más rocker, más noise.

—Eso se da sólo cuando tenés ganas de hacer música y nada más. Nosotros no nos juntamos para hacer un-grupo-de-rock. Y además somos seis personas. Entonces la libertad está en que cada uno se exprese como le salga. Porque seguro que hay discusiones creativas dentro de la canción, a ver qué nos gusta más y qué no, la propuesta está abierta a todos los que estamos ahí. La idea es que nos enganche la canción, no importa qué ritmo tenga, o que suene a qué. Nos gusta la idea de saber que no sé para dónde vamos, ni sé qué disco vamos a sacar, ni qué canciones nuevas vamos a hacer. No sabemos qué va a pasar. Entonces siempre estás pasando, nunca llegaste. Eso de decir: “Este es nuestro mejor disco”; no, mentira, éste es un disco más, y después haremos otros. Y éstas son canciones nuevas, pero las viejas están buenísimas. Creo que eso nos moviliza, el no pensar mucho la cosa. Sí hay mucho laburo, mucho estar pensando en el sonido, en lo armónico, en las melodías, no pensamos en hacia dónde vamos, ni en qué canción va a salir. Y creo que eso es puramente libertad y curiosidad, y sentir un poco que nada es seguro, que todo es un cambio del día a día.

Y también en las letras hay algo de canciones amorosamente incorrectas. De hecho, ustedes se definen con una banda de “folk psicótico”.

—Considero que cuando uno se enamora se vuelve totalmente vulnerable hacia la otra persona, y te salta la ficha, quieras o no. Lo que uno lleva se lo va a presentar a la otra persona, que se vuelve su piso, y te vas a revolcar ahí. No sé muy bien cómo explicarlo. No digo que tenga que ser así, yo escribo sobre ese tipo de respuesta ante la persona que uno ama. Te salta la ficha con el otro. Y la locura está en la familia, y uno después va a tener su familia y va a seguir eso. Lo veo por ahí. Pienso que amás a alguien y compartís cosas muy lindas con esa persona y también compartís lo más feo de vos, y al otro también le va a pasar lo mismo. Creo que en la relación de pareja demostrás cómo estás vos frente a las cosas. Eso es lo que me gusta escribir, y para mí es divertido escribirlo. No sólo pasa en una relación de pareja sino con los vínculos muy fuertes: con la familia, con la relación de los padres y los hijos, con los hermanos, con los buenos amigos muy unidos. Llega un momento que te hace track la cabeza y se dispara para cualquier lado. Es lo que yo te decía, no sé hacia dónde vamos con Sr. Tomate. No tengo ni idea: creo que ésa es la psicosis de Sr. Tomate.

Una de las canciones nuevas, que se llama “Papá”, retrata a la familia como una bomba de tiempo a punto de reventar.

—Creo en eso: el ser humano es pasional, nosotros estamos dementes. Yo los veo así, me veo así, como un ser demente. No digo que sea malo ni bueno. La persona que puede hacerte un jardín hermoso en tu casa es la misma que le va a pegar un tiro a alguien. Es muy flashero.

Una particularidad de los recitales de Sr. Tomate es que el pogo muchas veces lo arman las chicas: ellas son las que toman la posta para generar clima de fiesta, y después se vuelve una celebración tribal diversa, muy propia de la escena platense, pero alejada de esa cosa machista de cierta tendencia del rock.

—Es que a las chicas nos recabe el pogo, lo que pasa es que cuando hay muchos chicos te cagan a palos. Está buenísimo, a mí me pone feliz cuando la gente se engancha y hay un ida y vuelta. Me gustaría que pase eso, con la música apunto a la unión. No sé, a mí me gustaría que no haya la distancia del escenario al público, me encantaría que sea una sola cosa; creo que la idea de la música es eso.

Sr. Tomate se presenta el 16 de agosto en Zaguán Sur, Moreno 2320, Capital. Y el feriado 17 de agosto, a las 20, en el Centro Cultural Islas Malvinas, 13 y 51, La Plata. Los discos de Sr. Tomate se descargan gratis en www.srtomate.com.ar

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