› Por Diana Sacayán
Era 11 de noviembre de 2010, a las 15.30 El Congreso de la Nación se preparaba para ese momento tan esperado del activismo trans. Se fueron reuniendo de a poco las compañeras, que venían algunas de La Matanza otras de Lomas, también de Mar del Plata. Por una vez se obviaron los estrictos controles: ni documento, ni nada de esas cosas, con solo mencionar que ibas a la sala José Luis Cabezas era suficiente para que te invitaran a pasar, claro, si llegabas antes de que se llenara la sala hasta los pasillos de gente. Si no, habría que esperar en la puerta para dar las felicitaciones a quienes fueron protagonistas ese día y que además trabajaron arduamente para llegar al texto definitivo del proyecto de ley de identidad de género convertido desde entonces en el expediente 8126-D-2010.
Cesar Cigluiti era quien coordinaba el panel y me invitó a romper el hielo. Yo recuerdo haber dicho algo así: “Hemos logrado avanzar sobre distintas iniciativas y desde distintos lugares, la cooperativa Nadia Echazu, la revista El Teje, otras cooperativas travestis que están dando sus primeros pasos. ¡Vaya que somos capaces de tomar en nuestras propias manos nuestras políticas! Este proyecto es superador de todas las propuestas, porque incluye el acceso al servicio de salud pública, porque plantea el cambio registral a partir de los 16 años y además porque fuimos nosotras y nosotros que desde varias organizaciones trans y de diversidad, los que pusimos la letra en este proyecto”
“Nosotras tenemos la responsabilidad de seguir señalando la desigualdad que vivimos. Por eso quiero agradecer a todas las travestis que están y que ya no están –dijo Lohana Berkins–. Hoy empezamos a escribir una de las páginas históricas del travestismo: nos reciben en esta casa, hablamos en primera persona. No queremos ser materia negociable. Tendremos que seguir avanzando en políticas más concretas, más inclusivas, pero este es un paso que no se puede obviar. Violar los derechos humanos de las personas travestis, transexuales, transgéneros e interesex, es violar los derechos humanos. Confiamos en que con la aprobación de este proyecto construiremos herramientas de plena ciudadanía y avanzaremos en la lucha contra la discriminación hacia las personas trans.”
La activista de la CHA Claudia Puccini expuso: “Espero que este proyecto sea la ley que se apruebe, creo que es el que mejor representa la pluralidad de voces. Trabajamos en conjunto durante meses, pensando en lo que sentimos que necesitamos y vamos a necesitar. Desde ya estamos todas con muchísima energía para que esta se convierta finalmente en nuestra ley.”
El reconocimiento de la infancia trans, de la integridad de los cuerpos intersex, la posibilidad de pensar el género por fuera de los mandatos que dicen cómo tienen que ser los cuerpos; realidades que ahora tienen entidad parlamentaria y que abren discusiones que implican a todos y a todas.
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