Viernes, 25 de noviembre de 2011 | Hoy
Nos parece útil, en nuestra práctica, adoptar el supuesto de que no hay modo de saber qué tiene la supremacía, si el dispositivo de grabación que es el ADN, o el YO con el que dialogamos interiormente, y que llamamos conciencia, pero que a menudo, bastante perezosamente, todavía imaginamos e identificamos con el cuerpo biológico viviente. De hecho, vemos el “yo” de nuestra conciencia como un conjunto o collage ficticio que reside en el ámbito del cuerpo. Uno de los temas centrales de nuestro trabajo es la maleabilidad de la identidad física y de la conducta. El cuerpo es usado por la mente como un logotipo, un jeroglífico para el YO antes de que podamos hablar y usar el lenguaje. Es casi una muñeca holográfica construida por las expectativas externas incluso antes de que nazca nuestro cuerpo. Incluso el nombre que se nos asigna es otro programa holográfico en la historia profética de la persona en que nos hemos de convertir (...).
El trabajo de William S. Burroughs y Brion Gysin nos ha influenciado mucho, en particular en cuanto a la práctica del “cutup” (...). Como ellos colaboraron subordinando su propio trabajo, su individualidad y su ego al proceso de colaboración mediante “cutup” de la palabra para producir una tercera mente, así, en nuestra presente práctica, Breyer POrridge ha aplicado el “cutup” y concepto de una tercera mente directamente a una preocupación central, el YO ficticio.
En nuestra búsqueda para crear el Pandrógino, tanto Génesis como Lady Jaye han acordado utilizar diversas técnicas médicas modernas para intentar parecerse uno al otro en la mayor medida posible. Nuestro proceso de hacer “cut ups” cortando literalmente nuestros cuerpos para crear un tercer cuerpo conceptualmente más preciso, requiere que una y otra vez tengamos que desprendernos de un apego de toda la vida al “logotipo” físico que se visualiza automáticamente como “Yo” en el diálogo interior con uno mismo.
La pandroginia no trata de definir diferencias sino de crear semejanzas. No trata de separar sino de unir y resolver. Breyer POrridge cree que los sistemas binarios que impregnan la sociedad, la cultura y la biología son la causa principal de los conflictos y la agresión que, a su vez, justifican y mantienen los sistemas de control opresivos y las jerarquías que dividen.
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