Durante mi investigación para “¿Vos sos mi madre?” –y también instintivamente durante mi experiencia de ser humana– aprendí que las madres son más complicadas que los padres. El hecho de que seas hombre o mujer es una cuestión mucho más compleja y tensa para todo el mundo, si sos madre, porque estamos hablando de una persona que fue parte tuya. Tratar de resolver esto se volvió muy confuso para mí. El psicoanalista sobre el que hablé un montón en mi libro, Winnicott, escribió que, mientras el padre puede ser asesinado, la madre debe ser desmantelada.

Yo siento que, de alguna manera, maté a mi padre, lo cual fue fácil de hacer. Mucho más difícil fue desmantelar a mi mamá. Pero lo que hizo mi madre es una espada de doble filo. Sí, ella me estaba enseñando a escribir, pero esa “envestidura” –por falta de una palabra mejor– acerca de las entradas de su diario creo que fueron lo que me hizo querer escribir sus memorias. Eso fue lo que volvió a la no-ficción tan crucial para mí: que ella me enseñó a escribir sobre mi vida particular, aunque a ella no le gustara que lo hiciera. Ella realmente hubiera deseado que yo fuese una escritora de ficción.

Mientras trabajaba en este proyecto acerca de mi madre, mi imagen de quién podría haber sido ella me mantuvo despierta. Al principio pensé: “¡Oh! Mi madre fue una poeta frustrada”. Después vi más de su costado de actriz frustrada, y al final sentí que su parte de crítica frustrada era, tal vez, el que mejor la definía. Como cuando decía que le hubiese gustado ser Helen Vendler.

Creo que para mí hacer historietas ha sido un modo de ser cripto-escritora. Nunca podría decir que yo quise ser escritora porque mi madre fue una. Incluso ahora tengo que encontrar la vía alternativa de expresarme a mí misma como escritora. No quiero disminuir el dibujo, ya que es vital para lo que hago, pero creo que soy una suerte de “escritora secreta”.