Entre los múltiples estilos, vestuarios y domicilios, 1977 lo encontró a Bowie compartiendo un piso en Berlín junto a Iggy Pop y trabajando con Brian Eno mientras se sacaba esta foto, lejos ya de la purpurina multicolor y el spray de comienzos de década pero cercano al griterío furioso de una movida punk que se esparcía como una peste dulce por los suburbios europeos. La mano en el corazón y la mirada clavada en un futuro incierto ilustran la portada de “Heroes”, una de sus más grandes y elogiadas obras. Irremediablemente destinada a la fama, la canción homónima que da nombre al disco y relata el encuentro entre dos amantes decididos a luchar por su amor frente al turbulento muro de Berlín se convirtió rápidamente en algo más grande que una hermosa y pegadiza melodía, transformándose en un auténtico grito de combate contra la normatividad de la mirada ajena, un himno que clama por la libertad irrestricta de los deseos: “Podemos derrotarlos para siempre / Podemos ser héroes, solo por un día / Podemos ser nosotros mismos, solo por un día”. Algunxs ni siquiera llegaremos a ser héroes o heroínas por un día, pero luego de escuchar a Bowie cantar “Heroes” por primera vez supimos que nuestras vidas jamás serían las mismas, preparadxs para besar incondicionalmente frente a los disparos y los muros, convencidxs de darlo todo para triunfar al menos por una vez, aunque sea por un rato.