Desde sus orígenes cinematográficos, Ben Hur estuvo asociado a la cultura gay y hoy le corresponde un lugar por derecho propio. El primer largometraje en base a la mojigata y cristiana novela de Lewis Wallace sobre dos amigos inseparables de juventud, uno judío, Ben Hur, y otro romano, Messala, más tarde enfrentados por motivos nunca del todo esclarecidos, es de 1925 y puso en el rol principal al bello Ramón Navarro. Navarro es junto a uno de sus amantes masculinos, Rodolfo Valentino, el latin lover por excelencia del cine mudo. Si esto no fuera suficiente, el vínculo indisoluble con la tradición gay lo constituye la versión de William Wyler de 1959 con guión no acreditado de Gore Vidal. Según el relato que hiciera para el documental The Celulloid Closet, Vidal le habría dicho a Wyler que el bodrio bíblico de Ben Hur solo puede sostener sus 212 minutos de duración agregando un poco de pimienta, es decir, imaginando un romance de juventud off screen entre los dos personajes principales que se reencuentran. Y así, Messala (Stephen Boyd) sigue ardido pero Ben Hur (Charlton Heston) no quiere continuar la relación amorosa. La jugarreta fue que tanto Wyler como Boyd estaban al tanto del subtexto gay mientras que el ultraconservador defensor de la portación de armas, Heston, lo desconocía. Y así Messala se comporta como una marica despechada y planea la mayor venganza de una loca jamás filmada mientras le susurra a Charlton: “Estábamos muy unidos… en todos los aspectos”, mientras que Heston intercambia cariñosas miradas y las copas en un brindis con Boyd como una virgencita recién casada y cierra la escena con un más que afectuoso abrazo.
Ahora, las expectativas están puestas en la versión Ben Hur de Timur Bekmambetov que se estrena en Argentina en agosto. Los tráiler ya anuncian el desfile de cuerpos fornidos romanos y sobre todo de esclavos judíos, los primeros planos en pose San Sebastián o las anchas espaldas azotadas a las que nos tenía acostumbrados la versión clásica pero aggiornados al canon de belleza actual. Asimismo tanto Jack Huston como Tobby Kebell, el nuevo Judah Ben Hur y el nuevo Messala respectivamente, exudan sensualidad y prometen. Huston pasa de perseguidor obsesivo de hombres en una versión de Espartaco a perseguido. Tampoco está mal contemplar a Rodrigo Santoro en plan Cristo erótico en la cruz. Según el director esta versión más fiel a la novela original hace más hincapié en el perdón final que en la vendetta. Los que nos parecen perdonar son los críticos, que no ahorraron veneno en sus comentarios al referirse al al tráiler. En su libro de memorias El beso de Peter Pan, Terence Moix utiliza la homofilia generada por el argumento para generar complicidad con un muchacho en la cola de un cine, a la salida de Ben Hur. El joven termina preguntándole: “Concretamente, ¿cree usted que la censura ha cortado la escena en que Ben Hur da por el saco a Messala? ¿O es al revés? ¿Hace Ben Hur de activo, ya que es tan peludo y musculoso?”). Esperemos que la versión 2016 nos generé encuentros y preguntas similares en relación a los nuevos galanes. O mejor aún, las respuestas.
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