ESCAPADAS › ESCAPADAS INVIERNO EN CARILó
Entre las calles de arena del balneario de Cariló, el invierno se entibia en el spa de una hostería familiar en cuyo microcine Fellini los huéspedes pueden elegir para la noche entre más de mil títulos de películas de todas las épocas.
Por Camila Fernández
Aunque el frío impide sumergirse en el mar, la costa atlántica también tiene múltiples recursos para que el turista de las vacaciones de invierno pueda disfrutar del agua en los numerosos spa que se han ido instalando en los hoteles y hosterías. Y entre los balnearios con este tipo de servicios que Turismo/12 ha ido relevando en la actual temporada, no podía faltar el de Cariló, cuyos bosques y calles de arena frente al mar potencian los placeres que ofrece cualquier spa.
Del baño vaporoso al cine Una hostería ubicada en las calles Avutarda y Jacarandá de Cariló cuenta con un spa que escapa a las generales de la ley. La música funcional de las diferentes salas no emite melodías “new age” con fondo de mar sino el ritmo sincopado del jazz. En los revisteros del salón de relax no están las revistas Caras ni Gente. Y junto a la piscina climatizada está el microcine subterráneo Fellini, donde los huéspedes eligen por votación la película de cada noche. Allí hay un millar de clásicos de todas las épocas y el que pierde en la votación puede elegir llevar su película al cuarto para verla desde la cama en la videocasetera.
Entre los servicios del spa de la Hostería Cariló –que incluyen sauna seco, baño finlandés y ducha escocesa– llama la atención el bastante poco común baño turco o “hamman”. Se trata de un sistema de salas con vapores muy húmedos a diferentes temperaturas que generan unas tuberías con agua caliente y radiadores instalados en las paredes. Un baño turco consiste por lo general de tres salas que están a 45, 55 y 70 grados respectivamente. La persona va pasando de menor a mayor temperatura, pero en el caso de este spa sólo se usan las dos primeras, ya que la de 70 grados es para personas acostumbradas a los rigores de esta práctica. Pero en su lugar hay una tercera sala donde se aplica ozono al ambiente. En las dos primeras salas la persona libera toxinas y células muertas por transpiración, mientras que en la sala con ozono las células vivas se rejuvenecen y renuevan.
Entre la sofisticada tecnología del spa hay una serie de equipos como la “bota de presoterapia” que, a pesar de su nombre, es como un traje que cubre todo el cuerpo desde los pies hasta el pecho. En su interior el traje tiene una serie de tubitos por donde pasa agua a presión que contribuye a contrarrestar problemas circulatorios. Las secuelas que ataca este sistema son las várices y las “arañitas”, la celulitis, la obesidad y las “piernas cansadas”. El efecto de la “bota de presoterapia” es un drenaje linfático, y por eso luego de aplicarlo la persona orina más de lo normal. Además de masajes faciales con electroestimulación y tratamientos de belleza en los que se utilizan derivados del Mar Muerto con un altísimo contenido mineral, la hostería brinda sesiones de yoga cada fin de semana. Y en su restaurante con menú mediterráneo los comensales pueden disfrutar de la buena mesa mientras escuchan los recitales de música que se proyectan en una pantalla gigante.
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