Domingo, 31 de agosto de 2008 | Hoy
MENDOZA > ESQUI FUERA DE PISTA EXTREME EXPEDITION
El complejo invernal Valle de Las Leñas propone una excursión a lugares recónditos de la Cordillera de los Andes. Cuatro travesías de esquí fuera de pista por paisajes desconocidos de las altas cumbres. Las salidas invitan a conocer la fauna y la flora de altura y descubrir territorios que permanecen intactos desde hace millones de años.
Por Pablo Donadio
Saltos múltiples, slaloms cargados de adrenalina y largas bajadas sobre nieves vírgenes son apenas una de las dos caras de la Extreme Expedition, la excursión más audaz que ofrece el centro de esquí de Las Leñas, ya sobre el final de la temporada invernal. A su vez, la salida propone un paisaje desconocido de la cordillera, donde la flora y fauna conectan de inmediato al esquiador con la calma de la alta montaña. Se trata de cuatro travesías a lo profundo de los Andes mendocinos, como una suerte de viaje al pasado, descubriendo territorios que no han sido explorados y permanecen intactos desde hace millones de años.
HACIA LOS PICOS NEVADOS En su cumpleaños número 25 el complejo mendocino no quiso guardarse nada y presenta variaciones importantes en su excursión fuera de pista más extrema. Se trata de expediciones que se alejan hasta 30 kilómetros del valle donde se asienta el centro de esquí, lejos de sus 29 pistas y medios de elevación, lo que da cuenta del inhóspito lugar donde se internan los protagonistas. Las salidas están destinadas puntualmente a esquiadores de nivel intermedio en adelante, ya que sus descensos presentan saltos, curvas y bajadas sobre laderas empinadas y exigentes como menú principal. Para acompañar, nada mejor que el atrapante silencio de los tres mil y pico de metros de altura, en un contacto íntimo que cada esquiador establece con la naturaleza.
La experiencia comienza sobre el snowbus, un poderoso pisanieves que transporta a los participantes y el equipo de Las Leñas hacia los distintos destinos, en salidas que pueden ser de medio día o día completo. Al llegar a destino, entra en acción el guía líder, un deportista altamente capacitado que se coloca por adelante del grupo, mientras uno de los míticos pisteros socorristas del complejo, experto en nivometeorología y fuera de pista, cierra el grupo por detrás. Tanto los participantes como los guías (nunca son más de 10 personas) van equipados con indumentaria de última tecnología, con la famosa tela permeable que permite expulsar la transpiración pero evitar el ingreso del agua mediante sus membranas. Las “capas de cebolla” y los polares especiales para frenar el viento, perfeccionan la vestimenta. Esquís como los “fat” o polivalentes, mochila, casco y un camelback para hidratarse, completan el equipo técnico. En materia de seguridad se cuenta con modernos equipos, materiales para evacuación y comunicaciones: cada participante lleva un censor del estilo GPS que emite una señal ubicable desde el centro de esquí por si alguien sufre un imprevisto. Hecho el trabajo previo, se hace un último llamado a la Central de Operaciones de Pistas de Las Leñas y si todo está ok, comienza la aventura.
CUNA DE LA ACTIVIDAD Fue por el impacto que causó llegar a Valle Hermoso, un auténtico hueco en plena cordillera central y sitio germinal de la Extreme Expedition, que se resolvió ofrecer esta actividad como algo fijo. El lugar es un paraíso, ubicado a 2300 m.s.n.m., con 11 kilómetros de largo y siete de ancho, completamente rodeados de cordones montañosos marrones, grisáceos y verdosos. Es el eje de los frentes fríos de la zona central que entran al continente desde el Pacífico: allí los picos como la Cuesta de las Rabonas o los Altos Filos del Tiburcio actúan como ventisqueros que descargan sus nieves hacia zonas ideales para las bajadas. Estas condiciones climáticas, sumadas a su altitud, crean escenarios inverosímiles, donde sobresale su gigantesca laguna congelada, que en verano suele ser utilizada para la curiosa experiencia del buceo de altura.
Para llegar hasta allí hay que sumergirse en las laderas de Bora-Bora (célebre refugio de Las Leñas a 3430 m.s.n.m.) y enfilar hasta la pista Apolo, previo paso por la laguna Escondida y el cerro Monolito, un espectacular mirador del centro de esquí. Como este recorrido es el único en durar un día completo se sale temprano a la mañana, y sólo se frena a la hora del almuerzo. La intensidad del esquí depende de las individualidades, aunque en promedio suele ser de tres kilómetros por descenso, con un final a todo show en las pistas de Las Leñas. Como dato relevante hay que decir que la nieve del lugar en esta época se transforma en algo similar a los granos de sal gruesa y se la llama “primavera”, y su manto blanco puede llegar a los cuatro metros de espesor, circunstancia ideal para sentir una flotación soñada sobre las tablas.
COLLAR, TORRECILLAS Y ESCONDIDA Las tres excursiones restantes son de medio día, por distancia y exigencia. El cerro Collar brinda una de las mejores vistas que tiene la cordillera hasta su límite con Chile, y es el mirador por excelencia del volcán Peteroa, uno de los picos activos de la zona. Camino adelante se encuentra la laguna Del Corazón, en cuyo interior hay aguas turquesas que son resabios de un pequeño glaciar ubicado entre los cerros Collar y Entumido. En época de veranada este sitio suele ser visitado para el pastoreo de los castrones, machos que sirven a las cabras criadas en las montañas, y que son conducidas allí por los vaqueanos locales. Concluida la travesía arrancan los descensos sobre una hoya con “conos” de deyección, separaciones de rocas que forman en su interior unas canaletas especiales por donde se desplazan los esquiadores.
La salida al cerro Torrecillas también arranca en el ángulo de Apolo con Júpiter, aún en territorio del centro de esquí. Allí se sube al snowbus y se cruzan unas dolinas de hielo, se hace un pequeño trekking y comienzan las caídas sobre imponentes laderas. Este lugar es muy rico en historia también, ya que en cercanías de sus agujas irregulares de color amarillento se han encontrado testimonios de la vida antigua. Es una especie de anfiteatro natural de montaña, que arrancó una parte importante de la masa glaciar (en su camino formó las Morenas de la base del cerro) y que en su lado opuesto sobresalen, inmutables, los enormes penitentes.
El circuito final lleva a la laguna Escondida, zona ejemplar de la vida natural. Sus aguas son visitadas por animales de la cordillera central, y en sus orillas se desarrollan las yaretas, unos vegetales circulares que se levantan 30 centímetros del suelo, están formadas por cientos de especies (de variados colores y con pequeñas flores) y conectadas a una sola raíz central.
En cuanto al esquí, la actividad comienza nuevamente en Bora-Bora, y mezcla esquí extremo con randoné (caminata con las tablas sueltas en el taco) para descensos importantes de casi dos horas. Para llegar se transita por el filo de una cornisa hasta la Cueva de los Tunduques, otro importante escenario montañoso, y durante las pasadas se aprecia la belleza del arroyo Frío (congelado en invierno) y la propia laguna Escondida.
CONTACTO NATURAL El otro atributo sobresaliente que acompaña el esquí llega de improvisto con la atenta mirada de un zorro plateado o el vuelo rasante de un águila mora como preludio de interminables deslizamientos por nieves de pureza absoluta. Sin dudas esta vivencia salvaje excede los límites del deporte y es el condimento central Extreme Expedition. Acá se da un contacto verdadero con la naturaleza, que va del territorio al contacto con su flora y su fauna. En los últimos años hay una tendencia mundial hacia los deportes extremos y el turismo alternativo, y el esquí se ha plegado a este movimiento con la práctica fuera de pista y escenarios como éste, que permiten encontrar huellas del pasado. “Acá arriba es posible levantar una piedra y encontrar un fósil de hace millones de años, y ser nada menos que el primero en verlo”, afirma uno de los guías del equipo de Las Leñas.
Efectivamente, esta expedición ha cobrado tal magnitud que hoy es muy requerida por los esquiadores, en especial extranjeros, ya que sólo con un helicóptero es posible acceder a paisajes similares en otros complejos del mundo. “Una de las alegrías más importantes que se lleva la gente es una ‘foto’ en la memoria de lugares que jamás volverá a ver –agrega Jorge ‘Coco’ Torres, jefe de pistas de Las Leñas–. Además se incorporan nuevas lecturas de la montaña en cuanto a la calidad de la nieve, al clima y a la geografía. Esto es muy enriquecedor para cualquier persona que ame la naturaleza.”
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