CORDOBA EN EL VALLE DE TRASLASIERRA
Cóndores en las rocas
150 kilómetros al oeste de la ciudad de Córdoba, al final del Camino de las Altas Cumbres, el poblado de Mina Clavero ofrece interesantes vacaciones serranas junto al río. Paseos por el original Camino de los Artesanos, caminatas por la sierra para observar a los cóndores en su hábitat natural, volando a metros del visitante, y una visita al insólito Museo Rocsen del pueblo de Nono.
Por Julián Varsavsky
Su nombre, Traslasierra, sugiere un ambiente de altas montañas y caudales de agua fresca bajando por una ladera. Mientras recorremos el deslumbrante Camino de las Altas Cumbres, el encanto de este valle se adelanta al de nuestro destino final, Mina Clavero. Vamos por la Ruta 20, cruzando de este a oeste la cadena montañosa de las Sierras Grandes por un sinuoso camino de cornisas entre valles y quebradas. Los oídos se tapan por el ascenso y entre las montañas de roca al desnudo hay filtraciones de agua que forman cascadas y manantiales que caen hasta el fondo de un gran valle, perdiéndose en la lejanía.
Al llegar a la parte más alta del camino ya casi no hay vegetación, pero la humedad de los manantiales hacer crecer un pasto verde como un campo de golf sobre el terreno rocoso. El trayecto continúa por la Pampa de Achala, una altiplanicie con pastos ralos que se ondulan al viento, donde está el Parque Nacional Quebrada del Condorito. Por último, el deslumbrante camino –que ya es un viaje en sí mismo– asciende a la parte más alta de la montaña y a lo lejos –¿tras la sierra?– se vislumbra el poblado de Mina Clavero al fondo de un verde valle.
El vuelo del condor
Una de las excursiones más originales de esta zona es la visita a la cascada donde nace el río Mina Clavero. El paseo guiado se puede contratar en las oficinas de la Secretaría de Turismo Municipal, ubicada a la entrada de la ciudad. La excursión comienza con un recorrido de 30 kilómetros por el camino de las Altas Cumbres. A un costado de la Ruta 20 nace un borroso sendero de 600 metros que atraviesa un extraño paisaje con grandes cerros rocosos. Después de media hora de tranquila caminata llegamos a una saliente sobre la montaña que parece un gran balcón natural. A la izquierda se abre un profundísimo valle que observamos desde el borde de un precipicio de 200 metros. A la derecha hay un gigantesco cañón con paredes de arena rojiza y más atrás se abre otro vallecito encajonado donde dos arroyos se funden en uno solo. Y por último, desde lo alto de la montaña rocosa, un manantial se arroja al vacío formando una cascada de 102 metros que se disuelve en el aire y se hace río otra vez al tocar tierra. Es el nacimiento del río Mina Clavero.
Lo más impactante de este paseo es la posibilidad casi segura de avistar a los cóndores regresando a sus nidos entre las escarpadas rocas después de una jornada de caza. Aparecen al atardecer, como un punto oscuro flotando en las alturas. Los cóndores se van acercando de a poco, y llegado cierto punto hay una docena de soberbios ejemplares planeando con sus alas extendidas a la misma altura que nosotros –sobre el precipicio– a no más de 20 metros de donde estamos parados. Casi podría decirse que vemos el brillo de sus ojos.
Otra posibilidad de avistar cóndores es contratando una excursión al Parque Nacional Quebrada de los Condoritos.
El Camino de los Artesanos
A lo largo de los 18 kilómetros de un camino de tierra que nace en Mina Clavero, una docena de familias con antigua tradición artesanal –casi todas oriundas de la zona– se dedica a fabricar piezas en cerámica negra y tejidos en telar. Entre casa y casa puede haber hasta un kilómetro, y los carteles con el nombre de la familia señalan la especialidad de cada una. Como buenos artesanos de campo, trabajan y reciben a los visitantes en su propia casa.
Un cartel anuncia un estrecho sendero que conduce hasta la casa del artesano López. Al rato de transitar llegamos a una casa blanca prácticamente rodeada por un arroyito y por un bosque de frutales e incontables flores. En primer lugar, el señor López nos cuenta que la arcilla que usa la trae de un arroyo en la montaña, a 3 kilómetros de su casa y nos enseña los piletones donde decanta la arcilla para limpiarle las impurezas. Allí la mantiene depositada durante meses y la va usando para diseñar distintos productos. Por lo general no se trata de adornos sino de piezas de utilidad como jarras, cazuelas, veladores, fuentes yollas que le encargan muchos restaurantes. Cada producto tiene el estilo personal del artesano López, quien recurre a motivos geométricos de los indios comechingones. Don López afirma que “quizá las técnicas sean aborígenes, ya que las he aprendido de mi padre –quien las aprendió de mi abuelo– y sólo utilizo las manos y productos naturales”. En el taller no hay tornos ni esmalte alguno. El brillo negro de la cerámica se obtiene por la selección de la arcilla y mediante la cocción de cada pieza en un horno a leña. Su principal ayudante y aprendiz –siguiendo la tradición– es su propia hija.
Fuente y caudal
Mina Clavero es uno de los lugares mejores conservados de las sierras cordobesas. Como destino turístico es muy completo y dispone de las playas de arena blanca y aguas cristalinas. La limpieza del lugar y la conciencia ecológica de sus habitantes van de la mano con una variada vida nocturna que entretiene a adolescentes y adultos por igual. Y cerrando el círculo virtuoso, hay una variedad hotelera que abarca desde completos campings hasta idílicas cabañas en la ladera de la montaña.
Uno de los balnearios más concurridos es la Playa del Centro, muy extensa y con una costa de 50 metros de arena blanca a cada costado del río Mina Clavero. Este río divide al pueblo exactamente por la mitad, en pleno centro comercial, donde está ubicada la playa. Su público es principalmente adolescente, quienes suelen sentarse en unas sillitas de playa directamente dentro del agua, y pasarse las horas tomando sol con los amigos.
Algo llamativo en toda la zona es la limpieza absoluta de las playas y del pueblo en general. Permanentemente se ven guardias ambientales recorriendo los centros de mayor concentración de gente, y se dispone también de un centro médico rodante con médicos atentos a cualquier accidente y abierto a toda clase de consultas gratuitas. Además la Municipalidad organiza al atardecer campeonatos de fútbol y vóley playero, clases de aerobics e incluso guarderías infantiles sobre la arena.
El Balneario Municipal, ubicado río abajo, tiene un público familiar que se acerca a disfrutar del río en unos piletones seminatulares –con suelo arenoso y borde de cemento–, cuyas aguas se renuevan constantemente con el lento fluir del río. Esta playa es un poco más profunda y se puede nadar y pasear en kayac, y es tan segura que hasta los niños de 6 años suelen navegar solos en kayac.
La tercera playa importante sobre el río Mina Clavero es Nido de Aguila, que dispone de un gran paredón de granito ideal para la práctica de clavados desde 18 metros de altura (la profundidad es de 8 metros). Esta playa queda a 1500 metros del centro y se puede llegar en un remise muy barato. Otras playas interesantes son Los Cajones y Los Elefantes, ubicadas sobre el río Los Sauces.