turismo

Domingo, 1 de diciembre de 2002

Las rarezas de un museo

El pueblo de Nono, fundado en 1578, es el más antiguo del Valle de Traslasierra. En las afueras, un excéntrico francés llamado Juan Santiago Bouchon instaló en un predio de 6000 metros cuadrados un “Museo Polifacético” donde se pueden observar extrañísimos objetos históricos de todo el mundo. Si bien la exposición de más de 15.000 piezas es algo caótica y algunos fechados son discutibles, el museo es por demás interesante y tan variado que casi siempre logra atrapar la curiosidad de los visitantes, sea cual fuera su campo de interés.
En la amplia fachada del Museo Rocsen se exhiben 49 estatuas de cemento con algunos de los personajes históricos admirados por su fundador, entre ellos, Buda, Pitágoras, Confucio, Sófocles, Cristo, Leonardo, Gandhi, Teresa de Calcuta. Los fanáticos de la historia de la tecnología y los diseños de máquinas disfrutarán a sus anchas al recorrer colecciones de todo tipo de imprentas antiguas, radios, televisores y las primeras computadores IBM. La colección de tocadiscos es una de las más completas, pero también hay lavarropas manuales, cámaras fotográficas, proyectores de cine y primitivos utensilios de medicina. El sector de los carruajes del siglo XIX es muy representativo del transporte de aquella época, así como el de mecánica antigua, donde se expone toda clase de herramientas en desuso.
Los naturalistas también estarán de parabienes en el Rocsen. Una verdadera pieza de antología es una ostra gigante de 146 kilos y 2,70 metros de largo traída desde Australia. En el sector de entomología hay una deslumbrante exposición de 1000 mariposas con extravagantes diseños en sus alas. La sección de ornitología incluye 200 aves embalsamadas, y en el de arqueología se destacan los esqueletos de indios comechingones y las tumbas de la cultura Santa María (1000 años).
En la colección de armas relucen dos bumeranes del Congo y un fusil árabe del siglo XVIII con incrustaciones de plata y marfil. Pero acaso el sector más original y mejor logrado de todo el museo sean los Rincones Criollos, donde se reproducen el mobiliario y los artefactos y utensilios cotidianos de los distintos sectores sociales argentinos: el aristócrata de Buenos Aires, la casa burguesa de pueblo, la del peón de estancia y la del marginado del conurbano.

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