Domingo, 8 de febrero de 2009 | Hoy
SANTA CRUZ > UN OASIS PATAGóNICO
Galardonado como la Capital Nacional de la Cereza, el pueblo de Los Antiguos se encuentra en plena cordillera santacruceña, a orillas del inmenso lago Buenos Aires. Desde allí se pueden visitar chacras, la Reserva Jeinimeni y el deslumbrante Camino del Monte Zeballos.
Por Mariana Lafont
Los Antiguos, al noroeste de Santa Cruz, es la Capital Nacional de la Cereza por los excelentes frutos de exportación que allí se obtienen gracias a un benigno microclima. Esta localidad se encuentra en las cercanías de la margen sur del lago Buenos Aires (el segundo más grande de Sudamérica, luego del Titicaca), custodiada por Los Andes y rodeada por los ríos Los Antiguos y Jeinimeni. El lago tiene 2240 km², de los cuales 880 están en Argentina y el resto en Chile, con el nombre de Gral. Carrera. Durante la glaciación más grande en Patagonia (hace un millón de años) la punta del ventisquero alcanzó la confluencia de los ríos Deseado y Pinturas, pero cuando empezó a retroceder se fue derritiendo y formó el azul y extenso lago que vemos hoy. Sus aguas (pobladas de truchas, percas y salmones) desembocan en el Pacífico y en un día con niebla las montañas se ocultan y el lago se transforma en un mar bravo. Su descubridor fue Carlos María Moyano –militar, explorador y primer gobernador del Territorio Nacional de Santa Cruz–, quien al verlo dijo: “La impresión agradable que me causaron este lago y sus alrededores será el recuerdo más grato que conserve de mi viaje, y en uso del derecho que tengo como primer descubridor le doy el nombre de lago Buenos Aires”.
Luego de atravesar kilómetros y kilómetros de estepa patagónica se llega a Perito Moreno y desde allí se recorren 57 kilómetros por la RP43 (totalmente asfaltada) hasta llegar a esta pequeña localidad abrigada de álamos. Se dice que “Los Antiguos” es la traducción de un vocablo tehuelche (I-Keu-Kenk) que significa “lugar de los ancianos”, aludiendo al sitio donde los mayores vivían sus últimos días. Sin embargo, no existen pruebas que demuestren que los tehuelches sólo venían aquí a morir. La zona fue habitada hace más de ocho mil años, por un grupo diferente al tehuelche que hablaba una variante sureña del teushen (lengua extinta a comienzos del siglo XX). Llegado el siglo XX, el primer poblador se asentó en la zona en 1906 y poco a poco fueron surgiendo algunos establecimientos agrícola-ganaderos. Hacia 1920 el lago fue una interesante vía de comercio con otras localidades. Según viejos testimonios orales, un pequeño vapor llamado “El Ande” navegaba las aguas llevando lana, postes y madera. La actividad comenzó a disminuir a mediados de los años ‘30, con la mejora del transporte terrestre. Sin embargo, las aguas fueron timoneadas nuevamente para acarrear minerales desde Chile Chico aunque sólo hasta 1956, cuando se restringió el paso de mercaderías.
Para tener una buena vista del pueblo hay dos miradores. El mirador Uendeunk (“espíritu bueno”) está muy cerca y se accede por unas escalinatas frente a la Municipalidad. Allí se encuentra el Monumento al Tehuelche y se puede apreciar todo el pueblo y el lago. Si tiene vehículo puede hacer 2 kilómetros hasta el mirador del río Jeinimeni para apreciar la región chacarera y el imponente lago con el cerro Castillo, siempre nevado, al fondo.
DULZURAS Y DELICIAS La zona de las chacras, a poquitas cuadras del boulevard 11 de Julio, está resguardada por infinitos álamos que semejan un gran laberinto. Si bien la mayoría se dedica al cultivo de fruta fina (en especial cerezas) hay establecimientos de todo tipo y especialidad y muchos realizan visitas guiadas. Un símbolo de Los Antiguos es la chacra El Paraíso, en producción desde 1951. Claudio y Myriam Amand de Mendieta eran dos niños cuando llegaron a estas tierras con un grupo de inmigrantes belgas y finalmente se hicieron cargo de la chacra que aun conserva, en pleno campo de cerezos, un viejo hito fronterizo. Myriam fue la primera en dedicarse a la producción de dulces y llegó a hacer 25.000 frascos por temporada, sin embargo ahora se está retirando. Su establecimiento está ubicado en un sitio privilegiado ya que, pasando el campo de cerezos, se tiene una magnífica vista del lago Buenos Aires.
Entre las chacras más conocidas se encuentra Don Neno, perteneciente al matrimonio antigüense Treffinger-Cienfuegos. Como tantas otras chacras, Don Neno sufrió en carne propia la erupción del volcán Hudson en 1991. Más de un metro de ceniza acumulada en el campo dañó toda la producción, sin embargo, todo se supera y la chacra hoy se ve reluciente. Además de producir fruta fina y hortalizas, este establecimiento se especializa en licores hechos por la propia dueña, Malu. Esta simpática y risueña señora, al final de la visita, se transforma en una avezada bar-woman e invita a los visitantes a degustar infinidad de bebidas espirituosas. Algunas son bastante originales: licores de pétalos de rosa, yerba mate y el especial Don Neno, hecho con una vieja receta familiar.
Ana Fularska y Lilian Aguin son dos amigas mayores que pasaron su infancia y gran parte de su vida en San Martín de los Andes haciendo chocolates artesanales. Hace casi cinco años decidieron encarar otro proyecto, se mudaron a Los Antiguos y crearon Las Mamis. Además de elaborar chocolates, en la chacra siembran grosella, frambuesa, corinto y cassis (con los que fabrican dulces y licores) y también crían cerdos, pavos y gallinas con los que hacen escabeches. Lilian se encarga ella misma de la faena ya que aprendió a hacerlo de pequeña. Por su parte, Clara Salas pasa incontables horas en el telar en su chacra La Escondida combinando distintas técnicas y creando ponchos, ruanas, chalinas y caminos de mesa, entre otras cosas. Para sus tejidos sólo usa lana de oveja y elige tonos tierra y neutros, bien patagónicos. Esta oriunda de Quilmes partió hace 25 años con su marido a Tres Lagos donde trabajaron como maestros rurales. Mientras vivía allí una señora le enseñó a hilar pero en ese momento no tenía tiempo suficiente. Luego se mudaron a Los Antiguos, los hijos ya se habían ido, el invierno patagónico se hacía largo y así empezó a tejer. Nunca más paró.
CAMINO AL MONTE ZEBALLOS De visita a Los Antiguos vale la pena recorrer (sólo en verano) el llamado “Camino del Monte Zeballos”, es decir la ruta provincial 41, que es la más alta de la provincia de Santa Cruz. Si no tiene vehículo propio se puede contratar una excursión y ver parte del camino pero lo ideal es verlo completo y llegar, por esta vía, a la vecina localidad de Lago Posadas. Pocos lugares albergan, en tan sólo 165 kilómetros, una metamorfosis del paisaje tan sorprendente, con rocas coloridas que hablan de un pasado volcánico de más de 70 millones de años. El trayecto comienza entre medio de los cañadones de los ríos Los Antiguos y Jeinimeni. En el kilómetro 22 se ve la formación de “Las Toscas Bayas” y desde allí se ve por última vez el lago Buenos Aires.
A partir de este punto la estepa queda atrás y aparece un bosque de lenga y ñire con el río Jeinimeni al lado. Enseguida surge la primera vista del Zeballos, rojizo e inconfundible cerro de 2748 metros de altura que da nombre al camino. Carlos Moyano lo vio por primera vez en 1880 y lo bautizó con el nombre del fundador del Instituto Geográfico Argentino: Estanislao Zeballos. La ruta sigue ascendiendo y atraviesa campos de distintas estancias con el solitario Zeballos como vigía. De repente y a mano izquierda, surge una extraña y alargada formación. De lejos semeja una gran muralla y, si dejamos volar la imaginación, se podría creer que alguna antigua civilización habitó, hace muchísimo tiempo, este inhóspito confín. Sin embargo, esta peculiar formación no es más que un dique basáltico erosionado. Estos diques se formaron hace 65 millones de años mientras la cordillera iba asomando y la Patagonia era un caldero incandescente de volcanes en erupción. Si cuenta con tiempo suficiente (al menos tres horas entre ida y vuelta) vale la pena hacer un mini-trekking por el filo de la montaña en forma paralela a “la gran muralla”. A medida que se avanza el Monte Zeballos se va haciendo más imponente y, a nuestras espaldas, un mágico paisaje lunar se despliega como una asombrosa escenografía. En este lugar la inmensidad se siente y sólo se comparte con alguna manada de guanacos que pasa por allí.
El viaje continúa hasta la parte más elevada del recorrido: “El Portezuelo”, a 1490 msnm. Desde aquí, en un día despejado (y con mucha suerte), se alcanza a ver el cerro San Lorenzo (3706 msnm), el pico más alto de la provincia. Luego, cuando las rocas se vuelven más rojizas se llega cerca del Paso Roballos y, finalmente, en el kilómetro 128 el camino se bifurca y hacia la izquierda se hacen 31 kilómetros más por la RP 39 hacia Lago Posadas.
RESERVA JEINIMENI Para llegar a esta reserva de paisajes vírgenes y muchos senderos para caminar hay que cruzar la frontera a muy pocos kilómetros. Antes de partir conviene consultar el horario de migraciones y estar atento al reloj, por más que el paisaje haga olvidarse de todo. No bien queda atrás el retén de carabineros (y antes de llegar a la vecina localidad de Chile Chico) se puede ver la otra parte del lago, pero enseguida hay que doblar a la izquierda y hacer 65 kilómetros de excelente ripio. El viaje en sí vale la pena ya que hay un desfile de extrañas y atractivas formaciones rocosas con las tonalidades más diversas. En unos pocos kilómetros se pasa de la estepa al bosque y, paralelo al camino, corre el río Jeinimeni hasta su naciente en el lago homónimo. Poco antes de llegar hay que vadear un río no apto para vehículos bajos.
Una vez dentro de la reserva se puede ir hasta la boca del río donde un rústico puente de madera alberga la mejor vista, a un lado el Jeinimeni y hacia el otro las increíbles aguas turquesas del lago. Ahí mismo hay lugar para acampar y mesas para hacer picnic. Si cuenta con vehículo 4x4 puede continuar y bordear la costa hacia el oeste hasta el lago Verde, con escarpadas laderas que caen abruptamente sobre sus aguas. El camino se hace cada vez más angosto mientras las lengas se ciernen sobre la camioneta y, de repente, surge la laguna Esmeralda. Otro paraíso por descubrir.
Cómo llegar: Los Antiguos se encuentra a 2403 km de Bs. As. Por tierra: por la RN3 hasta Caleta Olivia, de allí por la RP12 hasta empalmar con la RP43 (asfaltada) en Pico Truncado, pasando por Las Heras y Perito Moreno. Empresas de ómnibus: Sportman, Taqsa y La Unión. En verano, en vehículo propio por la RN40 desde Bariloche hasta Perito Moreno y de allí a Los Antiguos. En bus dos empresas realizan el trayecto Bariloche - El Chaltén, únicamente en verano. Taqsa: Terminal de Omnibus de Bariloche local 3 (02944) 42-3081 - www.taqsa.com.ar. Chaltén Travel: Sarmiento 559, 8ª Frente, Bs. As. (011) 4326-7282 - www.chaltentravel.com
Hostería Antigua Patagonia: Ruta 43, acceso Este. (02963) 491038 / 491055. [email protected] www.antiguapatagonia.com.ar. Complejo Turístico Lago Buenos Aires: Ruta 43, acceso Este. (02963) 491314. www.complejolagobsas.com.ar
Agua Grande: Av. 11 de Julio 871. (02963) 49-1217. El Negro B: Av. 11 de Julio 571 (02963) 49-1358
Don Neno: Flia. Treffinger-Cienfuegos (0297) 154011172 [email protected]. Las Mamis: Ana Fularska y Lilian Aguin (02963) 491095 o (0297) 154526953. La Escondida: Clara Salas (02963) 49-1107 [email protected]. El Paraíso: Consultar en la Sec. de Turismo.
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