Domingo, 15 de marzo de 2009 | Hoy
SAN JUAN > DEPORTES Y AVENTURAS
San Juan es uno de los principales centros de turismo de aventura del país, con la ventosa Cuesta del Viento para practicar wind-surf y kite-surf, la Pampa del Leoncito para deslizarse en carrovela, el Cerro Morado para un trekking en el Valle de la Luna, el río Jáchal para las bajadas de rafting y el paso de Agua Negra para una excursión en 4x4.
Por Julián Varsavsky
Para abordar de la mejor manera la belleza virginal de algunos rincones de la provincia de San Juan, hay que dejar atrás el asfalto por un rato y lanzarse a la aventura de recorrer ríos y montañas, senderos arenosos y caminos de ripio, y una pampita sedimentaria que parece un salar. La gracia está en tener una mirada del paisaje más vivencial, y al mismo tiempo aprender o practicar actividades deportivas como el wind-surf y el kite-surf, el carrovelismo, u opciones más clásicas como un simple trekking en el Valle de la Luna, andar en bicicleta alrededor de la Cuesta del Viento, o pasear en 4x4 hasta el paso a Chile de Agua Negra. Es la diferencia entre un turismo contemplativo y otro que pasa a la acción, interactuando con el paisaje.
LA NAVE DE LOS LOCOS Se dice que fueron los egipcios los primeros en navegar a vela sobre tierra firme. Según algunos registros, alrededor del año 2000 a.C. usaban carros a vela que movilizaban tropas en son de guerra. Milenios después, a fines del siglo XX, el carrovelismo llegó a alcanzar velocidades record de 186 km/h sobre tierra y 270 sobre el hielo.
En la provincia de San Juan este deporte cobró auge en 1975, cuando la empresa Marlboro eligió filmar en Barreal –departamento de Calingasta– un comercial muy difundido en su época.
Un carrovela es un vehículo con dos ruedas traseras de Renault 12, una delantera de motoneta, dos bastidores de acero con fuselaje de acrílico y un mástil de aluminio. Mide cinco metros de largo y se mueve exclusivamente por acción del viento. Y en apenas tres minutos puede superar los cien kilómetros por hora. Según los expertos locales, el Barreal –ubicado junto al Parque Nacional El Leoncito– sería el mejor lugar del mundo para practicar este deporte. En primer lugar, aquí sopla el poderoso viento llamado “El Conchabao”, que llega todos los días a media tarde permitiendo alcanzar velocidades de 120 kilómetros por hora. Además esta pista natural mide 12 kilómetros de largo por cuatro de ancho y es perfectamente lisa.
TREKKING EN VALLE DE LA LUNA Muy poca de la gente que visita el Valle de la Luna sabe que hay un circuito de trekking al Cerro Morado que, al margen del placer de caminar sin nadie a la vista por un ambiente del triásico, ofrece una vista panorámica completa del famoso parque que no se obtiene desde ningún otro lugar.
El Cerro Morado está en el sector sudeste del parque y sólo se puede acceder a él con un guía oficial (siempre los hay disponibles en la oficina de guardaparques y cobran $ 15). Una vez en la base del Cerro Morado no hay que olvidarse el agua en el auto. Al mirar hacia arriba pensando en el esfuerzo por venir, se ve claramente que el cerro es un afloramiento rocoso que tiempo atrás fue un volcán. Por eso está coronado con pura roca basáltica, que no es otra cosa que lava enfriada cuyo color en este caso es un morado bastante oscuro.
La caminata es de 10 kilómetros ida y vuelta y se tardan tres horas en total, subiendo desde los 1350 m.s.n.m. hasta los 1800. Al principio proliferan los cardones con sus flores blancas en la punta que viven sólo un día. También hay otras cactáceas como el cola de zorro y el cactus paleta, pero la chica es acaso la especie vegetal más singular de la zona, con aspecto de árbol pequeño y un tallo de madera retorcida que es una de los más resistentes que existen. Y entre los arbustos están las aromáticas jarillas y los retamos. El último tramo de la subida es el más empinado, el sol se hace sentir y el esfuerzo es grande para quienes no tengan un estado físico aceptable. Pero la panorámica en la cima compensa el cansancio. Desde una especie de balcón natural se ve completo el Valle de la Luna, algo imposible con la excursión tradicional. A la derecha están las Barrancas Coloradas y a la izquierda se ve la característica geológica principal de este valle: una serie de capas sedimentarias del triásico que estaban superpuestas, brotaron de lo profundo de la tierra y se derramaron como un mazo de cartas caído de costado. O sea que, al margen de la belleza del paisaje, solamente desde aquí se puede entender la geología del lugar. En la lejanía se ven las líneas de fuga de las rutas de asfalto, las sierras de Valle Fértil y, muy al fondo, los paredones gigantes del Parque Nacional Talampaya, parte de la misma cuenca triásica del Valle de la Luna.
EN LA CUESTA DEL VIENTO El sitio más interesante para visitar desde el pueblo de Rodeo –en el extremo noroeste de la provincia– es el dique Cuesta del Viento. Cualquier viajero un poco desorientado podría llegar a la Cuesta del Viento y pensar que está frente al famoso Valle de la Luna inundado por un gran diluvio. Pero se trata en verdad de un ventoso lago artificial originado hace quince años por la construcción del dique, que por un azar de la intervención humana conformó uno de los paisajes más sorprendentes de nuestro país. Dentro del lago, rodeado por montañas de hasta 6250 metros, sobresalen peñones solitarios cuyos rectos paredones tienen algo de fortaleza sumergida. Algunos tienen extrañas formas helicoidales y desde lejos pareciera que una verdadera Atlántida en ruinas sobresale apenas sobre las aguas. Y al fondo del paisaje, del otro lado del lago, unos rojizos vendavales de arena se elevan en remolinos hasta el cielo. En ese ambiente algo extremo, se practica kite-surf y wind-surf.
En la playa del Rancho Lamaral, un hostel que se llena de amantes del wind-surf, se dan clases para aprender este deporte. Para los más avanzados hay un instructor especializado en saltos, que son el atractivo principal de la Cuesta del Viento.
Una disciplina más extrema es el kite-surf, surgido a partir del parapente pero mezclado con el surf y el esquí. La diferencia es que en el kite-surf el impulso lo da el viento –con una vela similar a la del parapente pero más pequeña– y en vez de volar se hacen saltos que pueden llegar a los 15 metros de altura (10 metros es lo normal a una velocidad de 40 km/h).
La Cuesta del Viento y el lago Nahuel Huapi son considerados los dos mejores lugares del país para la práctica de kite-surf sin recorrido fijo (free-style) gracias a la cantidad de días navegables y unos vientos que llegan a los 135 km/h, con un promedio de 60 km/h.
EN GOMON A cinco kilómetros del dique Cuesta del Viento se hacen bajadas de rafting por el río Jáchal. Esta aventura en gomón comienza cerca de las compuertas del dique, donde un estrecho cañón de 6 metros de ancho con paredones de 25 metros de alto conforma uno de los lugares más hermosos del país para realizar esta actividad.
El Jáchal es un río ciclotímico que por momentos explota de furia en concéntricos remolinos y al instante se apacigua en felices remansos. ¿Qué pasa si el gomón vuelca? Si esto llegara a ocurrir no hay nada que temer. El río no es profundo ni el caudal incontrolable. La orilla está a pocos metros y el casco y el chaleco protegen de las rocas.
El río es considerado nivel de complejidad “tres” y “tres más”, o sea que es apto para inexpertos. El trecho del vertiginoso paseo mide doce kilómetros que se recorren en poco más de una hora y la mayor velocidad que se alcanza es de 40 kilómetros por hora.
AGUA NEGRA El pueblo de Rodeo sirve de base para hacer rafting y también una espectacular excursión en 4x4 al paso cordillerano a Chile llamado Agua Negra. El camino es de tierra consolidada y lo ideal es recorrerlo con una camioneta 4x4 (si es con auto común se debe ir con mucha precaución). Se sube cerca de los 5000 metros sobre el nivel del mar, donde las montañas carecen absolutamente de vegetación, como si no hubiese indicio alguno de vida sobre la tierra. La aridez también deja al descubierto la diversidad geológica de estas montañas, cuyas laderas reflejan un abanico multicolor de minerales amarillentos, verdosos, rojizos, violetas, blanquecinos, ocres y anaranjados, cubiertos por solitarios manchones de nieve.
Dos kilómetros antes del cruce a Chile, un gran brillo blanquecino encandila a los viajeros. A simple vista parece un glaciar que llega hasta el borde de la ruta, pero en verdad es una gran masa de penitentes, la extraña formación de hielo que surge por una acción combinada del sol y el viento sobre grandes acumulaciones de nieve en terrenos de extrema aridez. El conjunto forma una compacta pared de 200 metros de largo junto a la ruta, con hielos de cuatro metros de altura y puntas afiladas que trepan por la ladera de la montaña. En algunos lugares hay pequeñas cuevas de hielo con estalactitas.
El camino asciende hasta los 4770 metros, donde está el mojón que señala el límite con Chile. Y prácticamente al borde de la ruta se levanta el escarpado pico San Lorenzo, con sus descomunales 5600 metros de altura muy bien disimulados entre los otros gigantes cordilleranos.
La empresa Don Toro ofrece paseos turísticos en carrovela desde 1975. El precio es de $ 200 por dos horas (pueden participar varias personas) siempre por la tarde y nunca en invierno, cuando no hay viento. Más información: [email protected] 15-6717196
La empresa Rafting San Juan ofrece bajadas en gomón por el río Jáchal. Tel.: 0264-4276143 15-6618407 e-mail: [email protected]
La base para practicar y aprender wind-surf y kite-surf es el hostel Rancho Lamaral, a 300 metros del dique Cuesta del Viento, donde una clase cuesta $ 100 y un curso de tres clases cuesta $ 270. El alquiler de equipos cuesta $ 180 por día y el alojamiento con desayuno en el hostel $ 36 por día. www.rancholamaral.com
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