Domingo, 12 de abril de 2009 | Hoy
URUGUAY > MONTEVIDEO
Cruzando el Río de la Plata, una visita a la amable capital uruguaya. De barrio en barrio, un itinerario por las calles montevideanas desde la Ciudad Vieja al Parque Batlle.
Por Mariana Lafont
La mejor manera de conocer una ciudad es a pie y Montevideo no escapa a esta regla. Al ser muy extendida lo ideal es dividirla en zonas o conocerla en bicicleta. Si es su primera vez en el “paisito” (cariñoso apodo de Uruguay) y no cuenta con muchos días, comience por la Ciudad Vieja y siga por la avenida 18 de Julio hasta el Parque Batlle (aunque seguramente le lleve dos días hacer este recorrido a pie). En Ciudad Vieja no deje de visitar el tradicional Mercado del Puerto cuyo estilo, con estructura de hierro forjado, recuerda las viejas estaciones de trenes europeas (y si puede cómase una rica parrillada).
En torno de la Plaza Matriz de la Ciudad Vieja –ubicada sobre una península a orillas del río– está el casco antiguo donde aún se conservan edificios coloniales escondidos entre bancos y oficinas. Allí están la Catedral, el Cabildo y museos como el de Torres García, artista uruguayo creador del llamado Universalismo Constructivo. También está el Teatro Solís, inaugurado en 1856, cuya fachada está inspirada en el Teatro Carlo Felice de Génova. Allí nomás surge la Peatonal Sarandí que, como todo el barrio, se convirtió en un bonito centro nocturno luego de años de abandono. La entrada a la peatonal es un vestigio del pasado colonial: la Puerta de la Ciudadela, único remanente de la muralla de Montevideo derribada en 1829. Al otro lado está la Plaza Independencia con la inconfundible estatua ecuestre de Gervasio Artigas.
Con la independencia se hicieron transformaciones urbanísticas para borrar el pasado colonial y una de ellas fue trazar la actual Av. 18 de Julio, fecha que conmemora la Jura de la Constitución de 1830. “La” avenida de Montevideo nace en Plaza Independencia y está repleta de negocios, hoteles, bares y librerías. En la esquina de la avenida y la plaza se alza un símbolo de la ciudad: el Palacio Salvo, inaugurado en 1928. Este edificio de 95 metros fue diseñado por Mario Palanti (autor del Palacio Barolo en Buenos Aires) y por mucho tiempo fue el más alto de Sudamérica. En ese solar estaba la confitería La Giralda donde Gerardo Matos Rodríguez presentó el tango uruguayo más famoso del mundo, “La Cumparsita”. Desde la plaza, la 18 de Julio recorre casi tres kilómetros hasta el Bulevar Artigas en el barrio Tres Cruces, donde está el Obelisco a los Constituyentes y uno de los accesos al Parque Batlle. En el trayecto se ven la Plaza de Cagancha (kilómetro cero de las rutas nacionales), el imponente edificio de la Suprema Corte de Justicia (antigua vivienda del empresario uruguayo Francisco Piria), el Palacio Municipal y, más allá, el Monumento al Gaucho, del famoso escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín (padre de la actriz China Zorrilla), donde nace el Bulevar España que llega a Pocitos. La avenida continúa rumbo a Tristán Narvaja (calle del tradicional “mercado de pulgas” de los domingos) y culmina en el Parque Batlle y Ordóñez donde se alza el mítico Centenario. En este estadio –erigido para el centenario de la Independencia– Uruguay ganó la final del primer Campeonato Mundial de Fútbol. El parque fue diseñado por el paisajista francés Carlos Thays y en él está el Monumento a la Carreta de José Belloni.
A CARRASCO POR LA RAMBLA La Rambla es una larga avenida y paseo peatonal costero ideal para salir a correr, andar en bicicleta o tomar mate como hacen todos los uruguayos. A lo largo de su recorrido cambia de nombre, de playa y de barrio. Partiendo de Ciudad Vieja y Barrio Sur se llega a Palermo, barrio que alojó grandes contingentes de inmigrantes (en su mayoría italianos) hasta las primeras décadas del siglo XX. Aquí tiene su lugar la comunidad afroamericana, creadora del candombe. Sus integrantes suelen juntarse alrededor del Cementerio Central para tocar los tambores y prepararse para el desfile de Llamadas de Carnaval. Cuando la Rambla se llama Presidente Wilson se está en el Barrio Parque Rodó (homenaje al escritor uruguayo José Enrique Rodó) cuyo espacio verde ocupa gran parte del distrito. Allí están la Playa Ramírez, el ex Parque Hotel (actual sede del Mercosur) y el Teatro de Verano donde se realiza la competencia oficial del Carnaval. Como es sabido el Carnaval (el más largo del mundo porque dura casi 40 días) es el acontecimiento más importante de Uruguay ya que el total de entradas vendidas supera a la suma de todos los eventos culturales y deportivos del país en el año.
Avanzando un poco más se llega a la Rambla Gandhi y al Barrio Punta Carretas llamado así por su prominente accidente geográfico (también Punta Brava). Por largo tiempo la zona sólo era frecuentada por lavanderas y pescadores. Era un área marginal al punto tal que, en 1915, se abrió una penitenciaría que años más tarde fue testigo de varias fugas de película: la de anarquistas en los ‘30 y la de los tupamaros en los ‘70. En 1986 un gran motín hizo que la cárcel fuese desalojada y cerrada para siempre. Recién en 1994 fue transformada en centro comercial y, entre tanto, el distrito se consolidó como un barrio de clase media alta.
Pocitos es un tradicional barrio con playa y se ubica a la altura de la Rambla República del Perú. Su nombre responde a los años (comienzos del siglo XIX) en que las lavanderas iban a la playa y lavaban la ropa en pozos que hacían en la arena. Nació como un poblado independiente, al crecer la ciudad se transformó en balneario y después en barrio de clase alta, con sendas residencias que luego fueron reemplazadas por edificios de 10 a 15 pisos que miran al “mar”, como llaman los montevideanos al Río de la Plata. Siguiendo por la Rambla Armenia se llega a la playa Buceo donde desembarcaron, en 1807, los ingleses que tomaron Montevideo y, como Pocitos, su crecimiento despegó como balneario en el siglo XX.
Otro barrio sobre la costa es Carrasco, nombre de uno de los primeros pobladores de Montevideo que tenía una estancia por allí. Entre 1907 y 1912 se creó el barrio jardín “Balneario Carrasco” (diseñado por Carlos Thays) pero se frenó la obra por la Primera Guerra Mundial y luego la continuó el municipio. En 1921 se inauguró el Hotel Casino Carrasco y comenzaron a surgir lujosas residencias de verano que después se transformaron en morada permanente de la elite.
EL CERRO, LA FORTALEZA Y LA AGUADA Rica es la historia de la Villa del Cerro surgida en 1834 para acoger a miles de inmigrantes. El barrio está en las laderas norte y este del cerro Montevideo y aquí fue tal la proliferación de saladeros en el siglo XIX y la de frigoríficos en el XX que se convirtió en un estandarte de la industria cárnica uruguaya. La edad de oro fue en 1937 (cuando casi la totalidad de sus habitantes vivía, directa o indirectamente, de la carne) y el ocaso ocurrió a mediados de los ‘50 con el fin de la inmigración y el retiro de la Swift. Luego hubo algunas cooperativas pero la estocada final llegó en 1978 cuando el gobierno dictatorial abolió el monopolio del Frigorífico Nacional (creado por el Estado en 1928) y liberó los precios. Así culminó una era en El Cerro y sus habitantes debieron buscar empleo en otros puntos de la ciudad. En los ’90 quisieron reciclar los esqueletos de los antiguos frigoríficos y en 1996 la armada uruguaya instaló su base naval en el viejo Frigorífico Swift.
Si nos remontamos a los orígenes de la ciudad, el Cerro de Montevideo fue siempre un punto estratégico de defensa. Las invasiones inglesas de 1807 motivaron la construcción –entre 1809 y 1811– de la actual Fortaleza General Artigas. La Fortaleza es uno de los símbolos de Montevideo y uno de los paseos más visitados ya que ofrece la mejor vista de la ciudad. Sin embargo, la zona no es muy segura y se aconseja ir durante el día y en vehículo, evitando subir a pie.
La Aguada está próxima al centro de la ciudad y su nombre data de mediados del siglo XVIII cuando había allí varias fuentes de agua. Algunos símbolos del barrio son la Estación Central General Artigas (principal terminal del país hoy en desuso) y la Torre de las Telecomunicaciones, cuyo modernismo y sus 162 metros contrastan con los viejos depósitos que la rodean. Sin embargo, el edificio más bello del barrio (y de Montevideo) es el Palacio Legislativo, inaugurado en 1925 y obra de Vittorio Meano (autor del Congreso de Buenos Aires). Esta monumental y armónica construcción merece una visita por dentro para apreciar hermosos vitrales, coloridos mármoles e impecable mobiliario. Desde allí, por la diagonal Avenida Agraciada, se puede ir al Parque Prado.
Cómo llegar: Lo más fácil es en ferry, Buquebus o Colonia Express. Esta última tiene tarifas promocionales (hasta noviembre) comprando en la web. $ 70 ida y vuelta Buenos Aires-Montevideo. www.buquebus.com y www.coloniaexpress.com.
Gastronomía: No deje de probar un “chivito” al pan o al plato (puede ser de vaca, pollo o cerdo) en cualquier carrito de la calle. También un pancho en La Pasiva (con mostaza de la casa cuya fórmula es un secreto) y, de postre, un helado en La Cigalle. La pizza es muy buena y se vende por metro o en porciones (Il Mondo Della Pizza, Av. 18 de Julio 922). Imperdible el sandwich tostado cubierto de muzzarella derretida en cualquier bar.
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