Domingo, 21 de junio de 2009 | Hoy
EUROPA > EL ARTE DE NIKI DE SAINT PHALLE
Un recorrido por algunos lugares donde se pueden ver obras de Niki de Saint Phalle, una de las artistas más emblemáticas de la segunda mitad del siglo XX, que dejó trabajos singulares, coloridos y poéticos en ciudades europeas.
Por Graciela Cutuli
El nombre de la Estación Central de Zurich es complicado para quien no posee los secretos de la lengua de Goethe. ¡Hauptbanhof! En su gran hall central, los trenes van y vienen con una puntualidad impecable. Será por la famosa precisión suiza... o porque un ángel cuida de ellos, colgado del techo. El ángel es una de las tantas obras de la escultora francesa Niki de Saint Phalle que se pueden ver en lugares públicos de Europa. Y aunque es una obra conocida sobre todo entre los habitués de la estación, nunca faltan los turistas que se lo llevan de recuerdo en sus fotografías, mirando hacia arriba en lugar de quedarse con la vista fija en las vidrieras de los kioscos de la Hauptbanhof... como el de las delicias que prepara la casa Sprüngli, la misma de los famosos chocolates Lindt.
Ya sin techos bajo los cuales refugiarse, sus personajes coloridos iluminan las tardes grises de otras tardes europeas. Como sucede con la más famosa de sus obras, un conjunto de máquinas y juegos de agua expuestos al aire libre que realizó con su marido, el suizo Jean Tinguely: esta suerte de móvil gigante se encuentra en la placita de la iglesia St. Merri, en el corazón medieval de París, a pasos del modernísimo Centro Pompidou.
Niki de Saint Phalle, nacida en 1920 y fallecida en 2002, se hizo célebre con sus “nanas”, figuras femeninas de colores vivos, formas alegres y curvas pronunciadas. Una colección de estas nanas se puede ver en Hannover, en Alemania. Pero si la escultura le dio la fama, también fue actriz, pintora y realizadora de cine: en 1961, formó el grupo de los “Nuevos Realistas” junto con Gérard Deschamps, César, Mimmo Rotella y Christo, el conocido artista que envuelve los edificios más emblemáticos de Europa.
UN RECORRIDO SUIZO De la estación de Zurich a las orillas del lago de Morat (o Murten, en alemán), el viaje dura apenas un par de horas en tren. El pueblo medieval se refleja en las aguas de un pequeño lago. Al pie de sus murallas, que transmiten un aire romántico cuando se las mira con los ojos actuales, se libró hace más de cinco siglos una cruenta batalla en la cual los suizos vencieron a los borgoñeses y reforzaron su estado en Europa. Olvidadas la historia y sus batallas, el lago y su paisaje –rodeados de viñedos como el del Vully– forman un cuadro perfecto para un paseo entre enamorados. Y no hay lugar mejor que al pie de una de las más entrañable esculturas de Niki de Saint Phalle, el Pájaro enamorado, un ave de gran tamaño y de colores vivos cuyas alas desplegadas salpican agua por medio de un ingenioso sistema de tubitos.
Morat está a dos pasos de Friburgo, donde se encuentra el museo dedicado a Saint Phalle y a Jean Tinguely, nativo de la ciudad. El museo fue instalado en la antigua estación de tranvías, a su vez emplazada sobre un antiguo cementerio de la Edad Media. El Espacio Jean Tinguely-Niki de St Phalle permite descubrir algunas de las obras más simbólicas de Tinguely, como el Retablo de la Abundancia Occidental y del Mercantilismo Totalitario, que presentó en Moscú en 1990. Allí se pueden ver también los 22 bajorrelieves llamados Remembering, realizados por su esposa entre 1997 y 1998. También se encuentra una obra que ambos realizaron en conjunto y se convirtió rápidamente en el símbolo del museo: se trata de la Mitología herida, de 1989, que representa un cisne dorado montado sobre una instalación móvil metálica (el rasgo predominante de la obra de Tinguely). Otro museo de Suiza, esta vez en Basilea, está dedicado sus móviles y obras, además de incluir trabajos de su esposa, aunque en menor cantidad.
De Paris a la Toscana Esta misma idea de movilidad que atraviesa algunos de sus conjuntos escultóricos más representativos se encuentra en los famosos juegos de agua de la Fuente Igor Stravinski, delante de la iglesia St. Merri, en París. Se trata de una gran fuente que ocupa buena parte de la plaza, sobre un costado de la iglesia. Las máquinas de Tinguely que juegan con el agua fueron completadas o adornadas por obras coloridas y formas creadas por su esposa. Frente a la fachada gris de este rincón de París, cuyas piedras se remontan al Renacimiento y el Medioevo, estas manchas de colores forman un contraste siempre fotogénico, aun en días lluviosos. Por eso los bordes de la fuente, que tienen bancos, siempre están llenos de turistas y de parisinos que hacen un alto en sus andanzas por las calles del barrio (siempre y cuando no haga tanto frío que las aguas se congelen, como sucede en los inviernos más crudos). No hay que perderse en particular la foto con los grandes labios que tiran un chorrito de agua y giran sobre sí mismos. De ahí se puede ir al Centro Pompidou, uno de los museos de arte moderno más prestigiosos del mundo, que está a dos pasos (sus conocidos sistemas de aeración, que son grandes tubos como los de un barco, desembocan en la plaza de St. Merri).
Este viaje sobre las huellas de Niki de Saint Phalle termina en lo que es la apoteosis de su carrera. Se trata del Parco dei Tarocchi, el Parque de los Tarots, en italiano. Es un gran espacio al aire libre enteramente construido en torno a sus obras, instalado en Capalbio, en la Toscana. Un poco a la manera del Parque Güell de Barcelona, que inspiró a la artista, este jardín concentra sobre una colina obras monumentales entre figuras humanas, construcciones y torres inspiradas por las cartas del tarot. El parque abrió sus puertas al público en 1998, luego de veinte años de trabajo. El proyecto fue financiado por la venta de sus obras, y se rodeó de artistas y artesanos locales para construirlo. Las estructuras fueron realizadas con bases de hierro, realizadas por Tinguely, y cubiertas de cemento. Encima de todo, fueron vestidas luego con toda la fantasía y los colores con los que Niki de St Phalle acostumbró sus seguidores desde la época de sus Nanas. La Emperatriz es la más extravagante y sorprendente de todas estas gigantescas obras. Dentro de sus pechos, la artista había instalado su taller y podía tener una vista sobre toda la región. Y también había instalado un comedor, cuyas paredes y techo están enteramente cubiertos de trozos de espejo. Creó así una dimensión nueva y la rara sensación de bañarse literalmente en esa luz de la Toscana tan reflejada por el cine, que ella supo mostrar de una manera totalmente distinta. De la misma manera supo transformar las calles de París, celebrar las curvas generosas de las mujeres y colocar un ángel en el techo de una estación gris y apurada. Poesía y arte Nanas y ángeles.
Espace Jean Tinguely-Niki de St Phalle: Calle de Morat 2, en Friburgo. Abierto de miércoles a domingo de 11 a 18. En la web: http://www.fr.ch/mahf/
Parque de los Tarots: abre del 1º de abril al 15 de octubre, de 14.30 a 19.30. En la web: www.capalbio.it
Más datos sobre la carrera de la artista y la lista completa de sus obras en lugares públicos de Francia, Suiza, Inglaterra, Alemania, Israel, Italia, Luxemburgo, Escocia, Bélgica y Estados Unidos, en http://nikidesaintphalle.org
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