Domingo, 9 de agosto de 2009 | Hoy
BRASIL > EN EL ESTADO DE BAHíA
Las celebraciones populares y religiosas de Brasil expresan el sincretismo afro-indo-cristiano que se fue gestando a lo largo de su historia. Sobre todo en el estado de Bahía, donde todos los años, en el mes de agosto, una hermandad de monjas negras conmemora la Fiesta de Boa Morte con misas y procesiones, “sambas de roda” y fuegos artificiales.
Por Guido Piotrkowski
Brasil es una extraña y bella mixtura de culturas, credos y religiones; playas, selvas tropicales, pantanos y también montañas, sobre todo de aquellas que mueven la fe. Para comprobarlo sólo basta ver el amplio calendario de fiestas populares y religiosas, en las que el sincretismo afro-indo-cristiano se pone en evidencia de punta a punta del extenso territorio brasileño. Sobre todo en Bahía, un estado sumamente influenciado por la cultura africana, pero en cuya capital, Salvador, se dice que hay una iglesia por cada uno de los 365 días del año.
HONRAR LA MUERTE Cachoeira –que significa cascada en portugués– es un pequeño poblado enclavado en medio del fulgurante verde tropical bahiano, a poco más de cien kilómetros de Salvador. Es en esta colorida localidad de unos treinta mil habitantes, que entre el 13 y 17 de agosto de cada año se conmemora la Fiesta de Boa Morte, una celebración que no se priva de nada: desde misas y procesiones, pasando por sambas de roda –mezcla de música, baile y poesía– y vigilias nocturnas para concluir con una batería de fuegos de artificio.
En este festejo ancestral, que se origina en la época de la abolición, las protagonistas principales son las integrantes de la Irmandade da Boa Morte, un grupo de monjas descendientes de esclavas que se suceden de generación en generación. A las religiosas se les suma el resto de los descendientes de esclavos negros y la gran cantidad de turistas que se acercan a participar y entender de qué se trata este singular festejo, transformando a la pequeña y apacible Cachoeira en un enérgico torrente místico.
La Hermandad de la Buena Muerte –tal su traducción al castellano– es una sociedad formada por mujeres negras exclusivamente, quienes mantienen sus raíces africanas a través de los ritos del candomblé en los que adoran a los orixás –las divinidades africanas–, pero al mismo tiempo son devotas de la Virgen María. Sus orígenes se remontan a principios del siglo XIX en el estado de Bahía y en 1820 se establecieron finalmente en Cachoeira. Actualmente son veintidós las Irmás da Boa Morte, quienes provienen tanto de esta ciudad como de las localidades de Sao Felix, Curitiba y Maragojipe.
Las Irmás son reconocidas por su riqueza cultural, religiosa y sus rituales tanto públicos como secretos, con halos misteriosos y cargados de simbolismos, como se puede vivenciar a lo largo de los cinco días que duran los festejos.
La celebración surgió en las barracas o chozas de los esclavos, el lugar donde se reunían para comer, dormir y rezar por los muertos en la lucha por la libertad. En aquellos duros tiempos de maltrato y sufrimiento las mujeres pedían por el fin de la esclavitud, y a cambio prometían conmemorar anualmente la muerte y asunción de la Virgen, Nuestra Señora, tradición que fue preservada por las Hermanas, quienes hoy en día tienen la obligación y el compromiso de realizar una fiesta anual para cumplir con la promesa hecha por sus ancestros.
UNA CATARATA DE FESTEJOS A poco más de cien años de la abolición de la esclavitud en tierras brasileñas, cada 13 de agosto las Irmás salen en cortejo –vestidas de punta en blanco como a lo largo de toda su historia–, anunciando la muerte de la Virgen por las callejuelas del centro histórico de Cachoeira. Luego participan de una misa por las almas de las hermanas fallecidas para concluir la extensa jornada en la exquisita Ceia Branca (Cena Blanca), con clásicos de la comida regional como los pescados y los frutos de mar, acompañados de pan y regados con vino.
La dirección de la logia está a cargo de cuatro de las religiosas, quienes también se encargan de la organización del festejo. El sábado previo estas devotas recorren la ciudad arropadas en sus típicas vestimentas bahianas en busca de donativos, en un ritual conocido como Esmola geral (Limosna general).
El segundo día de festejos, es decir el 14 de agosto, se realiza una misa simbólica de Cuerpo presente con la imagen de Nuestra Señora de Boa Morte. Las Irmás se visten con sus mejores ropas para la ocasión: faldas con enaguas, blusas blancas y paños negros y rojos, pero sin las vistosas joyas que guardan para la procesión.
El 15 comienza la parte más movida del festejo, que se extenderá casi sin pausas, por dos días más, hasta el final de la celebración. Al amanecer, Cachoeira se estremece con los bombazos de fuegos artificiales que anuncian una misa para celebrar la asunción de la Virgen. Luego llega el momento de la extensa y esperada procesión precedida por las Irmás a través de la ciudad y su colorido casco histórico. Ahora sí portan las vistosas joyas que las caracterizan, y en sus amplias sonrisas se evidencia la emoción y felicidad que a cada año se renueva en esta evidente demostración de fe y respeto a sus ancestros.
Poco después llega la hora del tradicional almuerzo de la Irmandade, una comida que se ofrece en honor a los participantes. Y luego, bien entrada la tarde, comienzan los entretenidos y movidos sambas de roda, que no acabarán hasta el día siguiente.
La última jornada, el día 17, y a pesar del cansancio que conlleva acarrear tantos días de fiesta, la gente se suma entusiasta a los bailes populares durante varias horas, hasta que finalmente llega el momento de la clausura oficial y las Irmás da Boa Morte se recluyen para una ceremonia privada. Es la hora en que el misterio se apodera del festejo. Tal vez le rinden culto a la muerte, y aunque no lo sabemos, seguramente sea en un rito pleno de vida.
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