Dom 23.08.2009
turismo

MALASIA > ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA

Tierras de Sandokán

La ultramoderna capital malaya, donde las torres vertiginosas conviven con los edificios tradicionales, se viste de fiesta para un nuevo aniversario de su independencia. Una buena ocasión para recorrer el país del legendario Sandokán, entre desfiles y fuegos artificiales.

› Por Guido Piotrkowski

Vista a la distancia, Malasia es terra incognita. Pero hay al menos dos referencias que rápidamente vienen a la memoria cuando se menciona su nombre: si es para hablar de la Malasia moderna, serán las Torres Petronas, en parte porque fueron durante algunos años las más altas del mundo, y en parte porque fueron diseñadas por el argentino César Pelli. Y si es para hablar de la Malasia tradicional, será la feroz silueta de Sandokán. “El Tigre de la Malasia”, nacido de la imaginación hiperbólica de Emilio Salgari, era un apuesto y valiente príncipe oriundo de Borneo, protagonista de una serie de aventuras donde –convertido en pirata y terror de los mares malayos– jura vengarse de los británicos que lo despojaron del trono y asesinaron a su familia entera. Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando Salgari escribió las novelas que lo hicieron célebre, Malasia era aún una colonia como tantas otras del sudeste asiático, asociada a una imagen de piratas y de exploraciones remotas.

Hoy, las cosas son bien diferentes en este curioso conglomerado de sultanatos, estados y territorios federales que funciona como democracia parlamentaria encabezada por una suerte de rey electo, y cuyos 27 millones de habitantes incluyen a budistas, hindúes y cristianos, aunque con predominio del Islam. El próximo 31 de agosto, Malasia celebrará el Hari Merdeka –aniversario de la Independencia– para conmemorar los 52 años de su emancipación de Gran Bretaña, la potencia colonial hasta 1957. Como en cada festejo, se izarán grandes banderas, habrá desfiles, exhibiciones y fuegos artificiales en Kuala Lumpur, la capital de estas bellas tierras de selvas tropicales y costas de ensueño.

KUALA LUMPUR, ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE La pujante capital malaya revela en su diversidad arquitectónica la herencia de numerosas tradiciones del sudeste asiático, las agitaciones de su historia y la riqueza de su cultura. Suntuosas mezquitas conviven con modernísimos rascacielos vidriados en equilibrada armonía, provocando un contraste que en los santuarios del Islam remite a los cuentos de Las mil y una noches, mientras en los diseños de las nuevas edificaciones hacen pensar en series de animé como Futurama.

En el corazón ultramoderno de Kuala Lumpur se erigen, imponentes en sus 452 metros de altura, las emblemáticas Torres Petronas, un par de gemelas de concreto que brillan por su presencia. Estas gigantes de 88 pisos –una de las imágenes más difundidas de Malasia– fueron diseñadas por César Pelli, que se inspiró en los Cinco Pilares del Islam. Aunque las superó en altura el rascacielos 101 de Taipei, en Taiwán, siguen siendo las torres gemelas más altas del mundo, conectadas por una pasarela aérea de doble altura, el “skybridge”, que ofrece vistas espectaculares sobre la capital malaya. Y si impresionan de día, de noche resulta inolvidable ver sus siluetas iluminadas lanzadas hacia el cielo.

A tono con los records de altura, la esbelta Torre de Kuala Lumpur, con sus 421 metros, es la torre de telecomunicaciones más alta del continente asiático y funciona como estación de transmisiones de radio y televisión. Hasta allí arriba pueden llegar los visitantes atraídos por la experiencia de comer a casi 300 metros de altura, rodeados de vistas vertiginosas como la que se divisa sobre el hermoso Valle de Klang, a pocos kilómetros del principal puerto de Malasia.

Junto con este futurismo exacerbado, conviven las tradiciones. La religión oficial de Malasia es el Islam, reflejado tanto en la vestimenta de algunas de las mujeres más conservadoras, que se cubren la cabeza a la usanza clásica con velos y pañuelos, como en las diversas y refinadas mezquitas. También el Museo de Arte Islámico, en los Jardines del Lago, invita a descubrir la riqueza decorativa y artística del mundo islámico a través de sus esculturas, escritos y cerámicas. No pueden sino sorprender sus reproducciones en miniatura de grandes obras arquitectónicas del mundo musulmán, como el Taj Mahal, y atesora al mismo tiempo una buena cantidad de antiguos y raros manuscritos de viejas dinastías. Por su parte, entre todos los edificios religiosos, la Mezquita Nacional es el santuario más llamativo de la ciudad, tal vez porque combina elementos de la arquitectura moderna con la exquisita ornamentación y la caligrafía típicas del arte islámico.

TIEMPOS DE INDEPENDENCIA Los festejos por la independencia que están a punto de comenzar tienen una larga historia detrás: los cambios generados en la región por la Segunda Guerra Mundial; la presión de las fuerzas independentistas locales como el Movimiento Nacionalista Malayo, y las elecciones finalmente convocadas por los colonizadores en 1951. Finalmente, se llegó al retiro británico en agosto de 1957 y Malasia se convirtió así en una república soberana, con Turku Abdul Raman como primer ministro. La medianoche del 31 de agosto es recordada por el momento histórico en que la Union Jack, la bandera británica, fue vista por última vez en la Dataran Merdeka (Plaza de la Independencia) de Kuala Lumpur. Así comenzó el camino malayo como “tigre asiático menor”, a la sombra de los tigres mayores, Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán. Desde los mares de Mompracem, Sandokán podría haber estado orgulloso... Un estadio construido poco después, el Merdeka Stadium, fue el sitio desde donde el flamante primer ministro proclamó formalmente la independencia frente a una multitud.

¡MERDEKA, MERDEKA, MERDEKA! Aunque las fiestas principales coinciden con los últimos días del mes, la llegada del día de la independencia se va palpitando en Kuala Lumpur –epicentro de los festejos– durante todo agosto. La pompa de las celebraciones por un número redondo y simbólico, como los recientes 50 años, tal vez no se repita a la misma altura: pero los desfiles y los fuegos artificiales están igualmente a la orden del día, y resultan deslumbrantes sobre todo para el visitante que llega desde el más prosaico mundo occidental.

El 30 de agosto el gigantesco e impecable estadio Bukit Jalil, capaz de albergar a 100.000 personas, será parte de los festejos con bailes tradicionales y la presentación de populares músicos locales. Buena ocasión para acercarse a una cultura musical de expresiones diversas, donde se fusionan los sonidos tradicionales –para los extranjeros, el resonante gong es el más conocido– con ritmos contemporáneos. Durante la vigilia, como todos los años, poco antes de la medianoche los fuegos artificiales decorarán el cielo nocturno de Kuala Lumpur, mientras en el centro de la ciudad habitantes y visitantes se mezclan en los espectáculos de danzas tradicionales y recitales de artistas locales. Y finalmente, al dar las 12 se iza la bandera de Malasia al grito colectivo de “¡Merdeka!”. Para los noctámbulos que no quieran irse a dormir pasada la medianoche, la gran mayoría de los restaurantes, bares y discos tendrán preparado algún evento alusivo para comer y beber hasta que las velas no ardan.

Llegado el 31, durante el Hari Merdeka o Día de la Independencia, se lleva a cabo el tradicional y siempre concurrido Perbarisan Hari Kebangsaan, un desfile anual con tintes patrióticos por la Plaza de la Independencia. Además de las autoridades, entre ellas el primer ministro y otras personalidades destacadas, asisten una enorme cantidad de malayos ávidos de festejar y turistas curiosos, que suelen sumarse al desfile conjunto por las calles de la vieja tierra de Sandokán.

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