Por Julián Varsavsky

Hace apenas 40 años, el área boscosa de 300 hectáreas que hoy ocupa Mar de las Pampas era apenas un desierto de dunas en movimiento con algunos arbustos desperdigados en la inmensidad de la playa. Pero la lucidez de unos ingenieros agrónomos contratados por una empresa inmobiliaria consiguió la proeza de convertir el desierto en bosque. Los primeros intentos de forestación fracasaron por la violencia de los vientos oceánicos que sólo hubiera podido detener un médano costero... que no existía. Entonces se lo creó reteniendo la arena que llevaba el viento con una barrera de ramas y bolsas. Así se logró formar un pequeño médano frente a la playa. Comprobada su eficacia, el proceso se fue repitiendo hasta que finalmente se completó una cadena de médanos artificiales paralela a la costa. La “antiduna” permitió empezar a plantar los pinos y acacias de lo que es hoy un tupido bosque por donde casi no pasa la luz del sol. El negocio inmobiliario –si bien a largo plazo– fue redondo. Durante la década de los ‘90 unas pocas casas fueron apareciendo a cuentagotas en Mar de las Pampas. Pero en estos últimos 3 años la playa se puso de moda y las casas y cabañas se multiplicaron de repente entre las calles de arena que serpentean sin un trazado muy definido. Actualmente hay unas 400 cabañas de alquiler y otras tantas casas privadas.

¿A qué se debe el éxito? Por un lado, Mar de las Pampas ofrece un perfil más exclusivo que Villa Gesell, donde las muchedumbres de temporada alta alejan a quienes prefieren playas más silenciosas entre los bosques de pinos y el mar. Al haber un límite importante de plazas de alojamiento –alrededor de 1000 camas de hotel más las casas privadas–, esto significa “a priori” que hay un número limitado de turistas. Como máximo, un día de sol puede haber hasta 2000 personas en la playa, que además es ancha y kilométrica. Desde la costa, la mirada se pierde sin límite alguno en un horizonte de arena a los dos costados, y alcanza con caminar 10 minutos para estar en una playa desierta sin nadie a la vista.
A pesar de ser una playa más exclusiva que Villa Gesell –con precios más elevados–, Mar de las Pampas tiene también un perfil distinto a la lujosa playa de Cariló, con la cual se la podría comparar. Aquí no abundan tanto las camionetas 4x4 ni la gente elegantemente vestida para salir a cenar. Se respira en cambio el clima de espontánea informalidad que le dieron los primeros pobladores de este balneario. Así, la impronta de Mar de las Pampas quedó sellada originalmente por cierta bohemia que le escapaba a la masificación de Villa Gesell, esa especie de hermana mayor a la que todos vuelven por diversos motivos. Quienes deseen una agitada vida nocturna, con discotecas y entretenimientos, tendrán que acercarse hasta la vecina ciudad. Mar de las Pampas se define por el silencio en medio del bosque, las familias despreocupadas de los chicos y las extensas playas donde jamás podría haber un conflicto territorial. La bohemia de este balneario –lejos de las ondas hippies de la Gesell de los ‘60– no se expresa tanto en el público sino en sus habitantes. Todos viven en relación al turismo y son en su mayoría porteños que hicieron un cambio de vida radical, vendiendo todo para irse a vivir al bosque. Los pobladores de Mar de las Pampas cuidan celosamente la ecología de su lugar de vida y disfrutan de una tranquilidad a prueba de todo. Todo esto constituye una combinación de cualidades difíciles de encontrar en otro destino de las costa atlántica.

Precios y reservas Mar de las Pampas está en constante crecimiento –actualmente hay unas 100 casas en construcción– y aun así existe sobredemanda de reservas hoteleras desde hace dos años. En este momento prácticamente no quedan plazas libres para enero y muy pocas para febrero. Quienes deseen conseguir lugar en marzo deberán hacer la reserva ahora. El alquiler de un chalet por todo el mes de febrero cuesta alrededor de $ 3000. El único alojamiento donde hay amplia disponibilidad en enero y febrero es La Mansión del Bosque, ya que no hizo reservas porque recién en esta semana se terminará un amplio proceso de refacción. La habitación doble cuesta $ 1700 por semana, incluyendo desayuno bufete, media pensión, sombrilla y reposera, bicicletas, internet, videoteca, frigobar y un animador para los chicos. Tel.: 02255-479555 / 9655 e-mail: [email protected] Sitio web: www.lamansiondelbosque.com.ar
Aike Malem Apart-Hotel ofrece habitaciones cuádruples muy espaciosas equipadas con heladera, vajilla, horno a gas y microondas, caja de seguridad y parrilla individual. Los precios para el mes de marzo son $ 100 por día la doble y $ 120 la cuádruple. Tel.: 02255-47-9868. En Buenos Aires: 4571-4677. E-mail: [email protected] Sitio web: www.gesell.com.ar/aikemalem
En el complejo Cuatrocasas aun quedan algunos lugares disponibles para la segunda mitad de febrero. Una semana en una cabaña para dos equipada con TV, heladera y microondas cuesta $ 1190, con desayuno. Aun no se determinaron los precios de marzo. Tel.: 02255-479833 Tel. en Buenos Aires: 4501-7638 e-mail: [email protected]
Sitio web: www.gesell.com.ar/cuatrocasas
Durante el mes de febrero, Cabañas Brugge ofrece alojamiento para 4 personas por $ 180 por día, con desayuno. La séxtuple, $ 260 por día. Tel.: 02255-454748 E-mail: [email protected]
La Casa de Campo de Pata y Sancho –en las afueras de Mar de las Pampas– cobra $ 3600 por todo el mes de febrero y $ 600 por semana en el mes de marzo (para 6 personas). Tel.: 02255-452678 y 02255-472299.
El lujoso complejo de cabañas Rincón del Duende, con pileta y cancha de tenis, ofrece alojamiento cuádruple por $ 2436 por semana, en la segunda mitad de febrero. Tel.: 02255-479866 Sitio web: www.rincondelduende.com
El complejo de cabañas Aquí me quedo, con su hermosa pilea en medio del bosque, tiene cabañas disponibles para el mes de marzo. Una cuádruple cuesta $ 150 por día, con desayuno. Tel.:02255-479884 e-mail: [email protected]