Domingo, 13 de diciembre de 2009 | Hoy
COSTA ATLANTICA > TEMPORADA DE VERANO
Diciembre abre las puertas a la temporada veraniega, donde la playa vuelve a ser protagonista central de vacaciones y escapadas. Un abanico de opciones para elegir en la costa atlántica: desde los destinos clásicos hasta tranquilos balnearios con todo el encanto de pequeñas villas junto al mar.
Por Pablo Donadio
Momento esperado y cita ineludible para quienes desean disfrutar del mar, los servicios y la calma de las ciudades costeras, las playas nacionales a orillas del Atlántico ejercen una atracción inoxidable. Encantados por esa rara fusión de tranquilidad y ritmo demoledor, de juventud con viejos concurrentes, y prestaciones básicas con reductos premium, “La Costa” se pone a tono para la llegada masiva de turistas. De Mar del Plata, Miramar o Villa Gesell, entre los clásicos, a Mar de Cobo, Las Gaviotas o Santa Clara, pequeños balnearios que van ganando adeptos camino de la Autovía 2 y sus desviaciones, un informe con novedades y precios.
ACUERDOS Y PROMOCIONES Si bien la mayoría de los operadores nacionales prevé que esta temporada será mejor que la anterior, calificada por muchos como “horrible”, ya se anuncian por lo bajo aumentos respecto de 2008/09: “Como para compensar la inflación”, argumentan. A primera vista no parece ser mucho, más si se compara con el alza de las monedas vecinas, que hará menos conveniente visitar Brasil, y en menor medida Uruguay. El plus nacional lo suma la diversidad de variantes: un mapa de casi 800 kilómetros de opciones y variedades de complejos y balnearios, tomando como inicio San Clemente del Tuyú, al norte de la provincia de Buenos Aires, hasta los confines de Pehuén-Co (cerquita de Bahía Blanca), al sur. Por eso organismos de turismo y prestadores, sobre todo inmobiliarios, se han puesto de acuerdo en su batalla de todos los años: no subir demasiado los alquileres, piedra fundamental a la hora de elegir el destino. “Según los convenios, registramos un incremento de entre el 10 y el 15% en las tarifas de recreación, balnearios y hotelería”, afirma Carolina Franco, de la Casa de Pinamar en Buenos Aires, explicando un poco el número que habrá que tener en cuenta. De este modo, restaurantes, excursiones y entretenimientos, así como los complementos de la playa (carpas y sombrillas), estarían en línea con la suba de tarifas inmobiliarias. Otros, en tanto, están aceitando junto a los gobiernos municipales una serie de acuerdos y promociones que darán inicio el primer día de 2010, para sacarle el mayor provecho posible al verano. Habrá, sí, rebajas de hasta 50% para lo que queda de diciembre y para el cierre de marzo, si se tiene en cuenta la base de enero. Febrero, por su parte, podría costar un 25% menos, según el acuerdo de palabra fijado entre varios integrantes de la cadena turística.
EL TRIDENTE INVENCIBLE. MIRAMAR es el destino más tradicional y con estructura de ciudad si se arranca desde el sur de la provincia. Perteneciente al partido de General Alvarado, que comprende a su vez la creciente villa balnearia de Mar del Sur, la “Ciudad de los Niños”, es una fija cada temporada. Sabido es que su ritmo no se detiene gracias a una completa agenda de actividades recreativas y la tradición de hacer peatonales hasta las calles con autos. Balnearios repletos pero amplios, como el de Parque Mar, Costa Azul o Rockaway, permiten a propios y ajenos disfrutar del agua, y del surf y el body-board con las magníficas olas que estallan en el Pomol. Para los turistas ansiosos, paseos en cartings, cuatriciclos y cabalgatas en cercanías del parque Los Patricios y la reserva Florentino Ameghino estarán disponibles como cada año. Y si se cuenta con tiempo o auto disponible, vale la pena hacer unos 15 kilómetros hasta Mar del Sur, verdadero paraíso de arenas vírgenes, que exhiben entre médanos las huellas del Boulevard Atlantic Hotel de 1880, escenario genial para caminatas románticas y fotos solitarias.
Kilómetros al norte espera la Buenos Aires con mar, donde desbordan las ofertas de salidas diurnas y nocturnas, para todo tipo de gusto y bolsillos. Mar del Plata, reina costera si las hay, pone todo su caudal turístico. Y la gran cita, claro, se da en el Puerto, inaugurado en 1922 y con una rotonda de paradores que son una invitación irresistible a los mariscos: camarones al ajillo, langostinos al natural, mejillones en su cáscara y otras exquisiteces como calamares en escabeche, rabas, cornalitos, calamaretis, salmones grillados y paellas a la española, terminan por marear de emoción a los comensales de Chichilo, Minipez o El Centellón: todo un sello marplatense.
Siendo un tanto injusto con Necochea, el tridente de cabeceras costeras lo completa según este cronista Villa Gesell, pueblo que hace honor al Loco de los médanos, fundador de sus calles, bosques y, sobre todo, un férreo legado conservacionista. Gesell es, pese a su continuo crecimiento y la avalancha juvenil de cada verano, un lugar limpio y arbolado, donde habita la calma. Este año y desde la intendencia han destinado sus trabajos y dineros para volver el destino una garantía para las familias, por ejemplo con balnearios que cuentan con norma IRAM (accesos para personas con capacidades diferentes, baños públicos, duchas, vestuarios e inspecciones alimentarias) y controles viales y bolicheros atentos a que no haya problemas. A su vez, y reconocida históricamente por su diversidad, sus playas contarán también con una playa naturista, camino de la reserva dunícola, escenario para salidas en jeeps hasta el faro Querandí.
– Miramar: alquileres por quincena en departamentos de un ambiente $ 950; habitaciones dobles en un hotel dos estrellas por $ 220 la noche, y carpas desde los $ 1000.
– Mar del Plata: un departamento de tres ambientes (6 personas) costará cerca de $ 2600; mientras un monoambiente estará $ 1000. Un cinco estrellas costará alrededor de $ 800 la habitación doble por noche, y una cabaña a cuadras del mar unos $ 260 por día.
– Villa Gesell: rondarán los $ 260 para un hotel tres estrellas. Para la familia hay cabañas por $ 300 y el camping mochilero para los amantes de las carpas.
DESTINOS GLAMOROSOS Geográficamente perteneciente a Villa Gesell pero ya con nombre propio, Mar de las Pampas parece conservar el paisaje agreste de la Villa, aunque se acerca cada día más a un destino glamoroso como Cariló o Pinamar. Con aires de exclusividad y comodidades de un destino internacional, sigue ampliando servicios y ganando concurrentes. Pese a ello (o como marca de ello), sigue firme con sus convicciones de no dejar entrar autos en cercanías de la playa, y restringiendo el ingreso de grandes anunciantes, empresas y contratistas (algunos sólo esperan que el sistema encuentre su grieta). “Se ha mejorado la señal de celular, y se ampliaron servicios para los visitantes, pero sin descuidar lo estético, lo armónico del lugar. Fijate ese árbol, tiene una cubierta de madera para tapar el cableado: en Cariló eso no pasa, y ya se ha estropeado el paisaje en nombre del crecimiento”, ejemplifica un marpampeano, en la irremediable y eterna competencia de este distrito con Cariló.
Clásico también, pero que fluctúa entre el ritmo de las grandes ciudades costeras y los usos y costumbres de estos otros más pequeños y distintivos destinos, Pinamar es otra de las fijas del verano. También portador de bosques y médanos, hay que alejarse un poco de la avenida costera y del centro para encontrar tranquilidad. Parecido al microcentro porteño, su cada vez menos diminuto centro comercial compite con todas las marcas y servicios disponibles en la Ciudad de Buenos Aires. Para edades más elevadas o simplemente para quienes disfrutan de caminar y contemplar el paisaje, el segundo año consecutivo del Circuito Turístico Histórico partirá a las 10 de la mañana, invitando a “sentir el lugar a través de anécdotas y hechos relevantes que forjaron la identidad de su comunidad”. Para los amantes de la pesca, el verano pasa por el afamado morro, desde donde es posible adquirir algunas piezas de corvinas, lenguados y pejerreyes grandes.
Finalmente Cariló es sinónimo de bosques de cipreses, cedros, abetos y pinos plagados de piñas; de confort, lujo y cabañas tendenciosamente perdidas entre los médanos (algunas hasta atravesadas por las propias ramas de los árboles), y también de las últimas novedades del mercado textil, automotor y de servicios del país, que aprovechan sus bellísimos espacios y la concurrencia de algunos bolsillos holgados para lanzamientos de todo tipo. A nivel deportivo siempre hay eventos interesantes, aunque se destaca desde siempre su campo de golf de 18 hoyos, que sigue convocando no sólo a visitantes sino a grandes figuras del deporte nacional. Una diferencia aquí con casi todo el resto de los balnearios es la escasa vida nocturna, que se acaba con un asado o una buena torta artesanal, máxime, en los cafés de su centro comercial. Ya hacia Valeria de Mar y Ostende, distritos pertenecientes al partido y apenas unas cuadras abajo, hay opciones más económicas e igualmente admirables.
–Mar de las Pampas. Opciones económicas desde cabañas a $ 330 a unos $ 4000 por semana en complejos como Calamoresca, con decorados en piedra y madera, sauna, pileta y todo el lujo.
- Pinamar: Es el que más oferta de alojamientos posee, con hoteles de una estrella desde los 140 la habitación doble, a $ 4000 de promedio por quincena en una casa con garaje y $ 8000 en un dúpex de dos dormitorios.
- Cariló: Imposible conseguir algo inferior a los $ 400 por día en cabañas, y de $ 7000 a $ 9000 por quincena, en cabañas bien equipadas para cuatro personas y en pleno bosque. Ostende ofrece el camping Saint Tropez, con carpa con coche para cuatro personas, $ 70 por día.
PEQUEÑOS ENCANTOS Poco habitado, fresco y muy lindo, Mar de Cobo es el balneario que viene. Apenas con la avenida de entrada asfaltada y senderos de arena zigzagueantes al son de los acantilados, sus pocas casas de madera asombran por los enormes ventanales de cara al mar, y a metros de la costa. Así este barrio-balneario perteneciente al partido de Mar Chiquita y ubicado entre Mar del Plata y Gesell, como grandes destinos, es una de las sorpresas que parecen estar dando que hablar. Sus 300 hectáreas son un desprendimiento de la vieja estancia San Manuel, donde hoy viven poco más de 300 habitantes, casi invisibles entre playas cortas pero desoladas, donde el exilio es posible de veras. Su estupenda arboleda de álamos, pinos, olmos, cipreses, lambercias y la deliciosa “zarzamora” son otros de sus atributos, en una zona que, a diferencia de sus vecinas, no poseen mucho espacio de sombra. Su ciudad cabecera, Mar Chiquita, la complementa a la perfección con su laguna única, que recibe aguas dulces tanto como las saladas del mar, y donde puede verse la pesca directa del lenguado, luego cocinado con maestría por los paisanos del pago.
“Cuento del bosque, bañado por las aguas del mar”, Mar Azul y Las Gaviotas son la opción económica y alejada del partido de Villa Gesell. Su trazado, separado por una cuadra común y corriente, es perfectamente recto y menos caótico que el de su distrito central, pero tambien abundan los subi-baja de arenas. Allí no hay mucho que hacer, y esa es su gracia: apenas un centrito con mercado y algunos comercios como para aprovisionarse y disfrutar de la paz y la soledad, playa y caminata mediante. Más allá de eso, la proximidad a la reserva dunícola vuelve ambos lugares ideales para el safari fotográfico de especies de aves exóticas, tanto como la búsqueda de enormes caracoles trompo.
Y si de pescar se trata, la invitación es a Santa Clara del Mar. Vecina privilegiada de Mar del Plata (a sólo 18 Kilómetros), la ciudad se destaca por su tradicional elaboración de cerveza artesanal en el balneario California y la concurrida pesca embarcada, que parte desde la playa de los pescadores, donde se emplaza la Asociación Civil de Pesca, Caza y Náutica. Allí es posible asesorarse sobre el lugar y la hora propicios para la actividad, así como el reconocimiento de las variedades posibles de obtener en cada época, ya que la actividad no se detiene en invierno. Equipos de seis personas en gomones equipados a pleno llegan profundo para obtener corvinas de 20 kilos, pescadillas y hasta alguna que otra raya. “Una actividad deportiva y recreativa familiar, de eso se trata esto”, la califican todos los pescadores expertos apostados en la avenida costera a la espera, claro, de la temporada fuerte que ya se inicia.
–Mar de Cobo, Mar Chiquita y Santa Clara: aquí los precios prácticamente se equiparan, y resisten bolsillos de familias numerosas. Una casa cerca del mar puede costar $ 2400 la quincena. Un departamento de tres ambientes (6 personas) $ 200 el día, y 2200 la quincena, mientras que un hotel de dos estrellas base doble, está unos $ 200 la noche.
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