HACIA EL VALLE DE CALAMUCHITA
Antigua tierra de comechingones y parte del área de los grandes lagos, la ciudad cordobesa de Embalse invita a conocer sus paisajes serranos y espejos de agua. Su dique, uno de los más importantes del continente, es el centro de actividades y paseos para grandes y chicos.
› Por Pablo Donadio
Córdoba atesora, apenas se cruzan sus límites, un aire serrano distinto, fresco y alegre. En tiempos donde el agua escasea, la ciudad de Embalse, rodeada de ríos cristalinos que desembocan en el imponente espejo de agua, es quizá todo un paradigma de la tan mentada conservación. Dicen aquí, incluso, que varias investigaciones médicas avalan sus condiciones favorables para la salud, gracias a su aire y su lago mayor, que funcionan como purificadores naturales. Con abundante vegetación y al compás ondulado de pliegues de origen volcánico, este lugar separado sólo 100 kilómetros de la capital provincial es un remanso propicio para el descanso. “Sólo hay que enfilar hacia la costa oriental del río Tercero para poner freno al estrés e ir por la desintoxicación. Y no sólo la corporal”, aseguran. Además su estratégica ubicación, casi en el centro del país, y con tarifas acordes a los bolsillos familiares, lo vuelve un destino accesible desde varias provincias vecinas.
UN LEGENDARIO COMPLEJO Embalse es también un símbolo del turismo a nivel nacional. Sus siete impresionantes hoteles (un complejo como el de Chapadmalal, con edificios muy similares a los céntricos marplatenses), son parte de la legendaria unidad turística, que sigue mostrando aquel viejo esplendor del pasado. Creados como parte del Programa de Turismo Social en la primera etapa del gobierno peronista, y dependientes hoy de la Secretaría de Turismo de la Nación, pueden alojar hasta 600 turistas cada uno. El predio es como el corazón del pueblo alrededor del cual gira todo lo demás. Y parte de sus fronteras tocan el lago, cuyas playas reciben a diario cientos de personas en busca de lugar para un picnic, un asado y descanso. Sobre interminable extensión de campo se encuentran desde alquileres de bicicletas hasta motos, triciclos y caballos, ofrecidos por prestadores locales para recorrer la zona. Claramente deteriorada por el abandono de los años ’90, la “Unidad”, como se le llama localmente, va recuperándose y ofreciendo de a poco nuevos servicios.
Los pobladores más antiguos aseguran haber visto en persona cómo fue transformándose su suelo, duro, árido y pedregoso, en un campo arbolado, por mano y orden del general Pistarini. Pertenecientes al sistema de las sierras pampeanas, originadas en la Era Paleozoica, estas tierras que fueron el hogar de los indios comechingones están rodeadas por las laderas de las Sierras Chicas, al norte, y por las Sierras de los Cóndores, al sur, un marco geográfico inigualable también para la aventura.
LA GRAN OBRA Gran parte de la villa se extiende a lo largo de la RP 5, junto al dique del embalse, al respaldo del paredón gigante y su vertedero. La obra, de 5600 hectáreas y 60 metros de profundidad, es una de las más importantes de todo el continente americano, un dique majestuoso realizado hace ya 80 años. Allí se retienen y administran las aguas provenientes de los ríos La Cruz, El Quillinzo, Amboy, Grande y Santa Rosa. Ahí mismo se da vida al río Calamuchita, o río Tercero, el más caudaloso y el único de tonada cordobesa en desembocar en el mítico Paraná.
Los antecedentes pueblerinos cuentan que fue debido a las permanentes crecidas de la zona que la empresa inglesa Ferrocarril Central Argentino presentó el proyecto para construir una presa niveladora, y aprovechar al mismo tiempo el agua para el riego regional. El trabajo comenzó, pero fue abandonado poco después al retirarse la firma por el comienzo de la Primera Guerra Mundial. Quedó sólo un edificio, que actualmente es el Museo Municipal, pero más que nada la idea, que al ser retomada años más tarde fue el origen del desarrollo del pueblo. Hay que estar en persona para entender la dimensión de semejante monstruosidad: su profunda escollera, de casi 360 metros de largo, con capacidad de retener 730 millones de m3, es asimismo uno de los miradores más fabulosos de la ciudad. Hay que pararse en esos bordes y admirar un horizonte de aguas azules y destellos verdes, que tientan al chapuzón. La obra es además una genialidad del rubro hídrico-industrial: crucial en los tiempos que corren, este espejo de agua alimenta importantes usinas generadoras de energía. Ubicada en la península Almafuerte del embalse mismo, una central nuclear produce 648 mil kilovatios, cerca del 7% de la demanda energética del país, y es clave como fuente de radiación industrial y uso medicinal.
POR LOS CERROS Y LAS AGUAS Las cercanías de dique son el punto de partida para emprender el ascenso a las sierras cercanas. Si bien en muchas partes hay senderos, y hasta escaleras, estas pendientes son aptas para la escalada y el rappel, con algunas partes suaves para principiantes, y otras (las del sector oriental) más escarpadas y con paredes de caída abrupta, ideales para los más ávidos trepadores. No muy lejos está el Champaquí, con sus 2880 metros de altura, el cerro más alto de la provincia y un gustito que los escaladores de oficio saben darse.
Territorio ideal para acampar, muchos campings y clubes se emplazan orillando el agua, y ofrecen además de la vida en carpa alquiler de lanchas, kayaks y motos de agua. Estos paradores, algunos ya con estilo de hotel, brindan completos servicios gastronómicos y algunas especialidades bien cordobesas, como las colaciones, infaltables a la hora del mate. Con permanente realización de eventos culturales, musicales y deportivos, los servicios de hotelería y gastronomía se ponen a tono en temporada para recibir a sus visitantes, sobre todo en enero y febrero. Es cuando se festejan en las calles fiestas religiosas, carnavales, un tradicional encuentro de folclore y el Día del Pescador, de gran concurrencia local.
En la recorrida de Embalse hay que llegar hasta el complejo El Edén, donde viven más de 50 especies de animales en libertad, con un circuito de cuatro kilómetros para recorrer en medio día. Así queda tiempo y distancia para conjugar con El Hongo, hoy una piedra de cemento, pero que reemplaza la vieja y original roca granítica que supo ser un verdadero hongo. Otros clásicos: la iglesia El Quebracho (una construcción de fines del siglo XIX), la Gruta de San Martín de Porres (en la parte más elevada del cerro donde se levanta el barrio Casitas, creado al concluirse el dique mayor), y el Dique Piedras Moras (otro embalse de unas 830 hectáreas de superficie, que completa el sistema de aprovechamiento del río Tercero).
DIAS DE PESCA Si los amantes de la pesca saben rebuscárselas en pequeñas lagunas, las expectativas de capturar buenas piezas aumenta casi sin límites en una zona enriquecida por bravos torrentes que bajan de los cerros, con un embalse de semejantes dimensiones. Por ello la pesca es un programa en sí mismo en varios rincones de la ciudad. Hábitat de especies como el pejerrey, las carpas, truchas, dientudos, percas, mojarras y los bagres blancos y amarillos, toda la región es un ámbito genial para entretenidos días de pesca. De hecho, cada temporada suelen hacerse aportes y “siembras” con fines de conservación, como la realizada a fines noviembre con ovas de pejerrey, a cargo de la agencia Córdoba Ambiente. La iniciativa, cuya finalidad es la cría y posterior implantación de los pequeños pejerreyes en los espejos de agua de la provincia, procura un manejo sustentable e integrado de la fauna silvestre. Asimismo, se intenta frenar la pesca furtiva con redes, uno de los principales problemas de la notable merma en la población de esa especie. Más allá de estos esporádicos atropellos, la población y sobre todos los pescadores de sangre respetan las normas que cuidan los suelos, las aguas y la diversidad animal. Incluso se ha logrado un mapa de pesca de truchas y pejerrey, y se ha creado un área diferenciada con la modalidad de pesca de trucha arco iris con devolución. Quien desee ser parte de la actividad deberá gestionar una rápida licencia de pesca en la Secretaría Turismo, que una vez lograda permite comenzar a disfrutar de estas disciplinas, así como de la creciente modalidad del flyfishing, a disposición de los turistas y los amigos del medioambientez
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