EN EL VALLE DE UCO
Vecinos productores, artesanos y operadores turísticos de La Consulta, en el Valle de Uco, llevan adelante un proyecto turístico-cultural con el objetivo de revalorizar sus tradiciones y mostrarle al mundo su estilo de vida. Todo en medio de lagos cristalinos, con el fondo de la Cordillera de los Andes.
› Por Benito Insua
Un traje a medida del gusto, del tiempo y de las expectativas de cada viajero. Un paquete turístico-social-cultural diverso y entretenido es la propuesta de un conjunto de productores, artesanos y operadores de turismo que conforman la aventura de Caminos de Altamira, en la localidad mendocina de La Consulta. Situada dentro del Valle de Uco, en el oeste de la provincia, la zona está a 1000 metros de altura al borde de la Cordillera de los Andes y los cursos menores que la pueblan componen junto a las montañas de fondo las postales más bellas de la región.
El proyecto comenzó en noviembre de 2001: “Los vecinos sumamos nuestros esfuerzos para generar un producto que brindara a los visitantes una imagen fiel de nuestra cultura y permitiera a los jóvenes de esta tierra encontrar objetivos de vida para detener la migración”, cuenta Marcelo Reynoso, motivador de la iniciativa, que al poco tiempo de conformada comenzó a trabajar con la coordinación de la Agencia de Extensión Rural La Consulta INTA.
Fueron los mismos vecinos de la zona –históricamente poco y nada mirada con ojos turísticos– quienes abrieron las puertas de sus comercios, casas, fincas, bodegas y emprendimientos productivos para proponer al turista días de campo, recorridas por las casas de artesanos, paseos en sulky, desayunos caseros y visitas a pequeñas bodegas familiares. Hoy trece emprendimientos integran la red, con dieciséis familias involucradas directamente. “Desde que comenzamos a trabajar en conjunto las satisfacciones han sido culturales y sociales, más que económicas, porque revaloramos nuestra vida rural. Vecinos que no apreciaban su actividad de repente comenzaron a recibir a personas de todas partes del mundo asombradas por lo que hacen”, dice Reynoso. Sus palabras tuvieron confirmación en 2007 con el reconocimiento logrado por la asociación durante la Feria Internacional de Turismo de Berlín, gracias a sus objetivos, principios y actividades de responsabilidad social.
DE PASEO POR EL OASIS Después de inviernos duros que dan lugar a heladas diarias, el mayor caudal de turistas llega a La Consulta entre octubre y abril de cada año. Las tierras del Valle de Uco son productivas y fértiles debido al clima y a la altura, de ahí que en la zona se asienten algunas de las bodegas vitivinícolas más importantes del país. Las uvas características son el tempranillo, merlot, syrah y cabernet sauvignon, y los vinos aquí producidos son de calidad con destino en el mercado interno y también en la exportación. Como sucede habitualmente, varias de estas bodegas ofrecen al turismo visitas guiadas por los mismos establecimientos. En este contexto los lugareños de dedican mayoritariamente a la cosecha de cerezas, duraznos, peras, manzanas y uvas, actividades todas que el turismo puede disfrutar de la misma mano de los productores.
Con galerías abiertas que bordean la residencia de cuatro metros de altura, Camilo Casa de Campo es uno de los emprendimientos que ofrece hospedaje para veinte personas. “Adaptamos la casa de nuestros abuelos con comodidades acordes con las exigencias del turismo internacional”, cuenta una de las dueñas, Olga Ghilardi. Otrora finca en donde convivían un viñedo y tierras cultivadas con choclos y pimientos, tras la crisis de 2001 la familia decidió virar de actividad hacia la hotelería, ofreciendo un servicio que comprende habitaciones con baño privado, campiña con pileta y desayunos y platos preparados con alimentos de la zona.
“Nos visitan muchos europeos que vienen a buscar el contacto directo con nosotros, los que vivimos y trabajamos aquí. Quieren probar nuestras empanadas típicas, las carnes a la olla, el pollo al ajillo y el lechón”, cuenta Olga. A la hora de comer todos comparten la mesa: turistas y anfitriones se cruzan en conversaciones que van desde la preparación de un buen vino patero hasta cómo se lleva a cabo el riego por canales.
UN BUEN PLAN El traje a medida se ajusta a gusto con programas de medio día, uno o dos días con visitas previamente pautadas. Paseos a caballo, en sulky y en bicicleta, junto con la participación en actividades agrícolas como regar, atar, podar y cosechar frutas son sólo una parte de las actividades. El itinerario también incluye recorridos interpretativos por fincas y chacras donde se puede desde amasar pan hasta catar y degustar vinos.
Plan para el primer día. Conocer en vivo y en directo cómo es la vida diaria de un agricultor mendocino, echarles un vistazo a sus sistemas de riego, darse una vuelta por la Estación Experimental del INTA de La Consulta para degustar y también conocer los avatares de la producción hortícola. Por la tarde la finca Melocotón, de Oscar Miranda, abre sus tranqueras para pasear entre las plantaciones de durazno, peras, manzanas y ciruelas. “En el monte el turista prueba las frutas de estación, recién cosechadas o que él mismo arranca de las plantas. Sólo así uno se da cuenta del sabor de la fruta en estado natural”, cuenta Miranda, que vive en La Consulta desde hace once años cuando la fichó como su lugar en el mundo. “Pasamos con mi mujer y nos enamoramos del paisaje. Después volvimos y comenzamos con las plantaciones orgánicas de frutos”, enfatiza. Plan para el segundo día. Darse una vuelta por la mañana bien temprano por la finca Los Maitenes, propiedad de Susana López de Ghilardi y su esposo, Alfredo. La apuesta para llegar tiene tres opciones: en bicicleta, sulky o a caballo. En la finca, rodeada de viñas, la misma familia dueña de casa recibe a los visitantes con un desayuno de mate cocido, mate o café, y mermeladas de frutas de la zona. Más tarde todos amasan tortitas de grasa de vaca y pancitos. “A los contingentes de extranjeros les llama la atención nuestra unión familiar, cómo nos relacionamos y cómo respetamos nuestras tradiciones”, dice Oscar Miranda. Y si faltara algo más dentro de este itinerario cultural, para los más arriesgados también la oferta se extiende hasta deportes de aventura como el trekking, senderismo, avistaje de aves y observación de flora y faunaz
Informe: Diego Abdo.
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